Ť "Las mujeres somos las más sufridas de lo que hace el gobierno": comandanta Yolanda
La industrial Orizaba, paralizada por el apoyo masivo a los zapatistas
Ť A veces parecemos gigantes porque gente como ustedes nos ha levantado; no nos dejen caer, quizá podamos rasgar un poco de cielo: Marcos a veracruzanos
JESUS RAMIREZ CUEVAS ENVIADO
Orizaba, Ver., 27 de febrero. A su paso por tierras veracruzanas la marcha por la dignidad encontró un apoyo masivo que paralizó esta ciudad industrial.
Orizaba se volcó a las calles y llenó la
plaza Castillo y sus alrededores. Miles de orizabeños saludaron
el paso del convoy. La larga marcha zapatista subió de las selvas
del sur al altiplano central, en el corazón de la zona industrial
veracruzana encontrando un eco inusitado.
La recepción a los 24 delegados del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue tan impactante, que
el subcomandante Marcos al dirigirse a los asistentes al acto programado
en el centro de la ciudad dijo: "Somos el EZLN, una organización
mayoritariamente indígena, no somos la única organización,
no somos la mejor, sólo somos los más pequeños. Si
parecemos grandes es porque mucha gente nos ha abrazado y nos ha elevado
sobre sus hombros. Esa es la gente grande. Eso ocurre cuando hay gente
como ustedes, los veracruzanos. Les pedimos que no nos dejen caer, que
no sostengan arriba y quizá podamos rasgar un poco el cielo para
que entre un poco de lluvia y de luz sobre las tierras de los indígenas".
En respuesta la multitud coreó: "¡No están solos!, ¡no están solos!", seguido de "¡Todos somos Marcos... Todos somos Marcos!".
Fue una movilización espontánea que sorprendió a quienes llegaron de otras partes del estado. En la gente había una mezcla de curiosidad, solidaridad y apoyo sincero a los zapatistas. En la plaza se concentraron unas 20 mil personas aunque muchos no pudieron ver a los zapatistas porque fue insuficiente la plaza para albergar a tanta gente. Veteranos de la lucha social en el estado comentaban que no recordaban una movilización tan grande como ésta, quizá en 1988. Quizá por todo esto, la nota en esta ciudad más que los discursos, fue el fenómeno de masas que despertaron los zapatistas.
Indígenas de varias regiones del estado llegaron a esta ciudad. Muchos de la sierra de Zongolica, Huayacocotla, pero también de Totonacapan, en el norte de Veracruz. También miembros de organizaciones sociales y civiles de todo el estado.
Desde la llegada se desbordó la gente
La caravana zapatista arribó a las inmediaciones cerca de las dos de la tarde y no fie sino hasta una hora después que el autobús que transporta a los delegados del EZLN pudo llegar a la plaza frente a la catedral.
Desde el desvío a Río Blanco, lugar histórico donde ocurrió una de las huelgas más emblemáticas de principios del siglo xx, la gente ya esperaba en la carretera con carteles a favor del EZLN. Los puentes peatonales y de vehículos estaban atiborrados de gente con mantas y mensajes escritos a mano.
Había mucha gente con carteles blancos con la leyenda "Queremos paz". Niños y señoras con pañuelos, globos, trapos blancos y hasta papel de baño para improvisar banderines: el mensaje pacifista de la mayoría se iba transformando al paso del convoy y terminaban lanzando vivas al EZLN y al subcomandante Marcos.
En todas partes los zapatistas encontraron muestras de apoyo, de afecto y solidaridad. "Estamos con Marcos", "Viva el EZLN", "Gobierno de Fox, cumple los acuerdos de San Andrés", decían muchos carteles. En otro se leía: "Diálogo sí, rendición no". Algunas señoras gritaban "amor y paz", "que Dios los apoye", "sí a la paz, Orizaba está contigo, Marcos". Unas amas de casa se desgañitaban emocionadas: "Marcos, eres la esperanza de nuestras hijas", "Bravo por esos pantalones" decía otra.
Era tal la aglomeración que el autobús de los delegados tuvo que entrar por pequeñas calles y rodear el zócalo para llegar por atrás al parque donde se realizó el mitin. En la radio local se informaba en vivo el suceso, en las calles por donde iba pasando la caravana, la gente salía a recibirlos, nunca dejó de haber gente en todo el trayecto. Algunos camioneros hacían sonar sus bocinas en señal de apoyo.
Decenas de jóvenes y niños en bicicletas, motocicletas y motonetas rodearon el autobús en un momento dado y lo acompañaron hasta el zócalo. Era imposible pasar, la gente se arremolinaba en las esquinas, vitoreaba, aplaudía, era una apoteosis. En el centro eran ríos, mares, de gente que se abría para abrir paso al lento andar del vehículo, centro de todas las miradas.
A su paso hacia la ciudad de México, el zapatismo se está transformando en un fenómeno político de masas que ha impactado a la población urbana, de manera particular a la juventud. En los actos de hoy hubo muchos jóvenes, indígenas y estudiantes de escuelas públicas y privadas.
Una vergüenza, que apenas se discutan derechos indígenas
Durante el mitin en la plaza Castillo, los comandantes fueron recibidos por los representantes de los 10 pueblos indios que hay en Veracruz. A los 23 comandantes indígenas y al subcomandante les pusieron collares de flores, acto que simboliza para los pueblos indígenas una muestra de reconocimiento y de respeto a quienes los portan. El representante indígena de la Sierra de Zongolica entregó el bastón de mando a nombre de los pueblos de todo el estado. "Ustedes lo utilizarán en la lucha en pro de todos los indígenas de México, por un México para todos los mexicanos", les dijo.
Lorenzo Macoixtle, un indígena náhuatl procedente de la comunidad de Texihuacan, en la Sierra de Zongolica, dijo que "los indígenas de la Zongolica cargamos en la espalda una historia de represión, humillación y asesinatos. Por eso nos unimos a la inconformidad y al 'Ya basta' de los zapatistas. Nos sumamos a la exigencia de que el gobierno cumpla las tres señales para dialogar. "Queremos que difundan nuestra palabra, nuestra cultura, nuestras costumbres. Por eso luchamos y por eso estamos con ustedes".
José Ambrocio, indígena totonaco, señaló que los indígenas de Totonacapan están en lucha por el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés. "Los indígenas de todo México estamos unidos y apoyamos al EZLN. Los compañeros de Chiapas han demostrado que sí se puede y son un ejemplo a seguir".
"¡Marcos, Marcos, Marcos!", gritaba la multitud desesperada. El subcomandante tomó la palabra: "Perdonen por la tardanza, dijo, pero es que estábamos buscando en la calle poniente un local porque ya ven que pedimos justicia y nos ofrecen changarros y estamos viendo dónde".
Luego,él mismo presentó a la comandanta Yolanda quien fue recibida con calidez. Ella en su discurso reiteró el propósito del viaje y la demanda de que el gobierno de Vicente Fox cumpla las tres señales para reanudar el diálogo. "Las mujeres somos las más sufridas ?sostuvo la indígena tzotzil- de lo que hace el gobierno. Somos las mujeres que sufrimos el olvido, el desprecio y la humillación. Por eso, hacemos un llamado para que se reconozcan los derechos indígenas, para que las mujeres seamos respetadas y tomadas en cuenta. Luchemos juntos para no se haga a un lado a las mujeres".
Después tocó el turno al comandante Ismael, quien afirmó que es una vergüenza para el país que apenas se estén discutiendo los derechos indígenas. "Le llamamos a todos para apoyar que se conviertan en ley los derechos indígenas contenidos en la Cocopa. Esta demanda no es sólo del EZLN sino de todos los que queremos un México diferente para los trabajadores, donde el futuro de los indígenas no sea miseria y muerte". Más adelante afirmó: "No queremos dividir a México, sino queremos un México para todos los trabajadores".
El subcomandante Marcos en su breve intervención dijo que el EZLN no es la mejor ni la más grande organización del país, "somos apenas la más pequeña, pero a veces parecemos gigantes con el apoyo de gente como ustedes, los veracruzanos".
El sup levantó la mano y saludó a los asistentes, quienes lo ovacionaron una vez más.
El maestro de ceremonias dijo antes de finalizar el acto:
"Este es un día de lucha, es de alegría porque todos estamos unidos con un solo fin: todos le decimos al gobierno de México y a los diputados y senadores les decimos basta ya, queremos ser parte de la nación, tenemos una historia y una cultura".
Durante el mitin Julio Atenco, dirigente de una organización campesina, la Croiz, se presentó para intentar cuestionar la marcha zapatista; el grupo que lo apoyaba era tan reducido que, pese a sus esfuerzos, quedó aplastado por la multitud que lo rechazó como si fuera un provocador.