MARTES Ť 27 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Sin fechas, las primeras reglas de negociación
La firma de la paz está más allá de la marcha del EZLN
Ť El diálogo de San Andrés no se agota en lo indígena, sino en la discusión de temas sobre una reforma del Estado
JOSE GIL OLMOS
El camino para firmar la paz en Chiapas va más allá de la marcha del EZLN a la ciudad de México y de la aprobación de la iniciativa sobre derechos y cultura indígenas. Esto se deriva del compromiso que el gobierno federal y los zapatistas firmaron en julio de 1996 en San Andrés Larráinzar, en el cual se establece la obligación de ambas partes para discutir y acordar al menos dos temas de alcance nacional y numerosos acuerdos de conciliación estatal.
Contrario a la propaganda gubernamental y de la campaña televisiva de que el camino de la lucha armada del EZLN se terminaría con la aprobación de la iniciativa de ley indígena que elaboró la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa), en las reglas suscritas entre las partes nunca se fijaron fechas para la firma de la paz, sino únicamente el compromiso de que para llegar a un acuerdo de concordia y pacificación se tienen que discutir los temas de derechos y cultura indígenas; democracia y justicia, así como en bienestar y desarrollo, y uno más sólo para la entidad sobre los derechos de la mujer en Chiapas.
El diálogo de San Andrés no se agota, pues, en el aspecto indígena, sino en la discusión continua de las cuatro mesas o temas que en conjunto formarían parte de una gran propuesta de reforma del Estado mexicano, con alcances sociales, económicos, políticos, sociales y culturales.
De esta manera, si el gobierno de Fox respeta las reglas del juego firmadas por su antecesor Ernesto Zedillo, tendrán que agotarse cada uno de los puntos de la agenda de negociación y llevar los convenios alcanzados a las instancias que correspondan, nacional o estatales, como es el caso ahora de la iniciativa de derechos y cultura indígenas, que se encuentra en la Cámara de Diputados.
Desde que se firmaron las primeras reglas de negociación hace seis años, ni el gobierno federal ni el EZLN formalizaron un calendario con tiempos definitivos para firmar la paz en Chiapas, sino los pasos para alcanzar a un "acuerdo de concordia y pacificación con justicia y dignidad".
El primer conjunto de procedimientos de negociación se fijaron en la llamada Declaración Conjunta de San Miguel, celebrada el 16 de febrero de 1995 en una comunidad del municipio de Ocosingo que lleva el mismo nombre.
Allí, tras una larga discusión de más de 12 horas, los representantes de la entonces Conai, del EZLN, de la Cocopa y del gobierno federal establecieron tanto las reglas de discusión como la agenda temática y la sede permanente del diálogo en la cabecera municipal de San Andrés Larráinzar.
Las partes en pugna se comprometieron a respetar los principios de "buena fe, respeto mutuo, continuidad del dialogo y la negociación, aclaración de diferencias, superación de incidentes, disposición manifiesta, voluntad plena, reciprocidad proporcional y objetividad en la información pública".
Durante 14 meses se dialogó con las reglas convenidas en San Miguel, sin embargo, al firmarse los primeros acuerdos sobre la mesa de derechos y cultura indígenas el 16 de febrero de 1996, se fijaron nuevos procedimientos. Tras una serie de desaveniencias externas que interrumpieron varias ocasiones el diálogo, las dos partes coincidieron en el agotamiento del mecanismo y en la necesidad de precisar una nueva forma de negociación.
Incluso se dispuso de un apartado sobre "distensión integral" que comprende las medidas de distensión dispuestas para erradicar las hostilidades que pudieran impedir llegar al acuerdo de paz.
En este apartado el gobierno federal ha insistido en distintos momentos, inclusive el 8 de julio de 1998, casi dos años después de que se suspendieron los diálogos de San Andrés, la parte oficial envió un paquete de medidas de distensión que incluía un punto importante: "una vez reiniciado el diálogo y establecido el esquema de distensión bilateral, los gobiernos federal y estatal procederán a instrumentar nuevas medidas de distensión con el EZLN en forma periódica y progresiva hasta la integración voluntaria del EZLN a formas de lucha política, de manera pacífica y con los procedimientos legales".
De acuerdo con las propias iniciativas gubernamentales, la firma de la paz, la entrega de las armas y la inserción del EZLN a la vida política legal, es la última etapa del proceso de negociación y no como lo plantea implícitamente en su discurso el presidente Vicente Fox, de que la aprobación de la iniciativa de ley sobre derechos y cultura indígenas obliga a los zapatistas y al subcomandante Marcos a firmar el acuerdo de concordia y pacificación previsto desde 1995.