VIERNES Ť 23 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Señala que se requieren acciones sociales y fiscales que compensen efectos negativos
Pide OCDE consultar a la sociedad sobre apertura
Ť Sin diálogo será difícil frenar las movilizaciones en el mundo, dice el organismo
HUMBERTO ORTIZ MORENO
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) "ha tomado muy en serio" el mensaje que le envió la sociedad civil inconforme con la globalización y, en consecuencia, sus 29 países miembros deberán tomar en cuenta la opinión de sus pueblos para futuras negociaciones comerciales y en la renegociación de acuerdos vigentes, establecieron ayer Cristina Tebarless, encargada del área de integración de políticas, globalización e inversión, y Gabriela Illián, jefa de la oficina del organismo en México.
Ante legisladores mexicanos, advirtieron que de no considerarse las inquietudes de las sociedades que, reconocieron, nunca fueron consultadas para tomar la decisión de liberalizar las economías y abrir fronteras, seguramente habrá movilizaciones antiglobalismo en todas las latitudes, y entonces será difícil detenerlas.
"Ya no se puede ignorar a la sociedad civil, y es necesario incorporarla a las estrategias de apertura, lo que no es fácil, porque se necesita aprender técnicas para hacerlo, pero ayudará a adoptar las mejores soluciones", puntualizó Tebarless durante una reunión con integrantes de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados, quienes expresaron a la invitada que la OCDE (organismo del que México forma parte) desconoce la realidad del país, y le explicaron algunos efectos nocivos de la apertura económica.
Tebarless reiteró la recomendación de la OCDE de que los gobiernos resuelvan los conflictos a nivel nacional y no sean llevados a foros internacionales. "Estamos llegando a una fase de las formas de hacer política donde no se puede dejar fuera a la sociedad", recalcó, y juzgó inaplazable desarrollar acciones de tipo social y fiscal que compensen los efectos negativos de la globalización.
A su vez, el presidente de ese órgano legislativo, Diego Cobo Terrazas, anunció que dentro de la reforma constitucional propuesta por el jefe del Ejecutivo federal deberá contemplarse dotar de atribuciones al Congreso de la Unión para incidir en la política exterior y así allegarse de información sobre los acuerdos económicos suscritos por el gobierno mexicano, a fin de que "se nos consulte cuando comprometa recursos y esfuerzos ante la comunidad internacional".
Aseveró que México está viviendo una globalización deshumanizada, que al parecer "llegó para quedarse", porque a estas alturas, 80 por ciento de la población en todo el mundo concentra apenas 20 por ciento de la riqueza, y viceversa.
"Esto es señal de una terrible desigualdad en la distribución de la riqueza y, por lo tanto, los países integrantes de la OCDE son responsables en buena medida de que en un futuro esta tendencia se reduzca y que exista menos pobreza y presión sobre los recursos naturales, para aprovecharlos de manera más racional y reorientar nuestros sistemas productivos hacia formas más limpias", remarcó.
Illián y Tebarless reconocieron que las recomendaciones de la OCDE no tienen carácter coercitivo, pero la presión entre pares que impera en el seno de la organización ayuda a que los gobiernos lleven adelante las políticas necesarias para subsanar las fallas de la globalización.