MIERCOLES Ť 21 Ť FEBRERO Ť 2001

Combate internacional coordinado, demanda la ONU


Cibertráfico de droga

GEORGINA SALDIERNA

El tráfico de drogas ya no sólo tiene lugar en callejones de barrio o en lujosos centros de diversión; ahora también ocurre en Internet, según la denuncia que presentó ayer la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) de la ONU.

Se trata de un comercio en el que intervienen las farmacias y droguerías electrónicas, que si bien han permitido la adquisición de medicamentos en lugares geográficos remotos, también se han convertido en distribuidoras de drogas sujetas a fiscalización, sin respetar la obligada prescripción mediante receta.

El organismo de Naciones Unidas no sólo se muestra preocupado por este tipo de venta, creciente, sino también por la publicidad abierta que se le da. La situación ha llegado a tal grado en el ciberespacio, que algunas compañías anuncian explícitamente que venden drogas de expendio restringido sin receta, o SNAG-011 que la farmacia emitirá la misma con el pedido.

Según la junta, las compañías que operan ilegalmente en la red lo hacen conscientes de sus actos. "Basan sus actividades en el supuesto de que el gran número de unidades de correspondencia internacional impedirá detectar sus operaciones", y si se logra, sólo se podrá investigar una pequeña proporción.

Ya que existen 600 millones de usuarios del ciberespacio y su número se incrementa a diario, es probable que el problema crezca en lugar de disminuir, advirtió María Elena Medina Mora, integrante de la JIFE.

Destacó que es difícil luchar contra este problema, una vez que muy pocos países han adoptado medidas jurídicas específicas para impedir el uso indebido de Internet, y en muchos casos, esos nada pueden hacer debido a que las empresas proveedoras de drogas operan en naciones en las que no hay leyes al respecto.

Las actividades nacionales contra este tipo de comercio sólo pueden lograr resultados limitados si no se adoptan medidas internacionales concertadas, advirtió.

Un ejemplo de cómo operan estas droguerías en línea es el que ocurrió en Tailandia, cuyas ventas principales eran en el mercado de Estados Unidos, adonde llegaban en cartas y paquetes. Quienes recibían esa correspondencia era, la mayoría de ellos, toxicómanos que no podían obtener recetas para esas sustancias en su país.

Con ayuda de la Dirección de Lucha contra las Drogas de Estados Unidos y la administración postal de Tailandia, las autoridades de este último país descubrieron que los remitentes de esas cartas y paquetes eran farmacias en línea situadas en Bangkok y en Chiangmai. Los establecimientos anunciaban en sus sitios en la web diversos preparados que contenían diazepam, lorazepam, flunitrazepam, pentazocina, fentermina y codeína, sustancias que, combinadas, pueden generar drogas muy potentes.

Luego de investigar los hechos, las farmacias fueron allanadas y clausuradas por las autoridades tailandesas entre noviembre de 1999 y enero de 2000.

Frente a esta problemática, la JIFE señala en su informe anual que para solucionar el problema del consumo excesivo de drogas es necesario que muchos de los que participan en la cadena de distribución actúen al unísono.

En los médicos recae la delicada responsabilidad de recetar las drogas de manera adecuada y la industria farmacéutica debe dejar de promocionar sustancias sujetas a fiscalización, cuando existen alternativas más seguras.

La JIFE hace un llamado a la industria del ramo para que difunda información completa a médicos y farmacéuticos acerca de las ventajas y los posibles riesgos de los productos que contienen sustancias sujetas a fiscalización.