miercoles Ť 21 Ť febrero Ť 2001
Arnoldo Kraus
Genoma y conocimiento
La búsqueda y multiplicación del conocimiento es una de las características innatas del ser humano. Su generación, en la mayoría de las áreas del saber, crece día a día. Se invierte tiempo, dinero y esfuerzo para incrementarlo y mejorarlo. No sería posible concebir a la humanidad como tal, ni al siglo XXI como una nueva época, sin repasar ni atesorar todo lo que se ha conseguido gracias a esos saberes. Pero tampoco sería saludable olvidar todo el daño que se ha producido al ser humano y a la Tierra como efecto colateral del conocimiento.
Por ejemplo, haber deforestado, contaminado, y quizás alterado irreversiblemente el área del Amazonas, Ƒes justificable? Las materias primas extraídas y el dinero generado, Ƒvalen más que el peso ecológico de ese enclave? Hoy esas respuestas son críticas. Sin embargo, hablar de humanidad y Tierra, hoy es un momento efímero, casi sin validez. La pregunta debería ser: Ƒsobrevivirá la Tierra sin el Amazonas, sin la capa de ozono, sin los bosques de Guerrero o sin las aguas de Pátzcuaro y Chapala? O bien, Ƒqué sucederá con los habitantes de la ciudad de México que ahí nacieron hace veinte años? ƑVivirán siete décadas o morirán antes por cáncer pulmonar variedad México? El mal uso de la tecnología, incontables veces aliada del poder y de la corrupción, y la falta de preguntas oportunas generan problemas que pueden sobrepasar los beneficios emanados del saber. Sirvan las disquisiciones previas para preguntar, Ƒqué sucederá cuando sea factible intervenir directamente sobre el genoma humano?
La aplicación de la ciencia médica no ha sido equitativa y ha incrementado la brecha entre pobres y ricos. Mientras unos pueden acceder a todas las magias de la prevención, de la curación y de las bondades de la cirugía y la tecnología, otros no. En múltiples aspectos la medicina ha fortalecido a los ricos al mejorar sus condiciones de vida, mientras la suerte de los pobres ha sido distinta. El uso y acceso desigual a la parafernalia médica es más patente entre mayor sea la brecha económica, pero ocurre en todas las latitudes. En Estados Unidos, por ejemplo, los negros y los hispanos son atendidos más tardíamente, sus enfermedades "los matan" antes que a los blancos, y la espera para turnos quirúrgicos es más prolongada. Incluso, situaciones tan simples como la utilización de analgésicos, dilata más cuando el paciente no es blanco. Esos escenarios, además de mostrar las diferencias entre ricos y pobres y la evidente discriminación racial, restan a quienes menos tienen posibilidades de competir y bregar en el torrente de la vida. ƑQué sucederá y quién tendrá acceso a los probables beneficios del conocimiento de los rincones del genoma?
Por lo pronto, dos grupos diferentes, el denominado Proyecto Genoma Humano, que cuenta con financiamiento público internacional, y la empresa privada Celera Genomics dieron a conocer en forma simultánea el mapa del genoma. Acorde con los expertos, esta información permitirá prevenir y tratar enfermedades tan devastadoras como Alzheimer, Parkinson y, seguramente, tendrá influencias positivas en algunos tipos de cáncer, en problemas cardiacos y en la diabetes.
Los resultados de esas investigaciones se publicaron en dos de las revistas científicas más importantes, Science y Nature. El editor de esta última comentó: "Nunca antes hemos publicado una colección de documentos tan informativos, tan sorprendentes por lo que revelan sobre la vida humana". El júbilo no es para menos: la célula es nuestra. Pero otras reflexiones también aguardan respuesta, pues, lamentablemente, en el contexto del avance científico las cuestiones morales y su posible distribución y buen uso no son premisa ni preguntas que desvelen. El hecho de que sean dos compañías las que al unísono hayan trazado el mapa del genoma tiene la inmensa ventaja de que ese conocimiento no se podrá patentar "como propio" y de que la competitividad, quizás, abarate el acceso a su manipulación cuando esto sea factible.
De lo que se habla menos es de los posibles efectos colaterales de estos saberes. La discriminación de tipo genética sería, sin duda, la consecuencia más ominosa. Esa práctica, aunada a las diferencias médicas por cuestiones raciales, sexuales, de edad o por motivos económicos, crearía una mezcla catastrófica, sobre todo en estas épocas en las que los valores éticos parecen ser más referencia histórica que presente. ƑQué sucederá, si las compañías aseguradoras o las grandes empresas tienen acceso al código genético del empleado y no lo contratan o no lo aseguran por tener predisposición a determinadas enfermedades a edades tempranas? Los 30 mil genes podrían acarrear problemas inimaginables si no se preservan la autonomía, los derechos y la dignidad humana.