Lunes en la Ciencia, 19 de febrero del 2001
El genetista José María Cantú: la mercadotecnia amenaza la medicina genómica Un paupericidio silencioso Patricia Vega A partir del anuncio, la semana pasada, de que el genoma humano sólo tiene entre 30 mil y 38 mil genes se ha difundido una gran cantidad de información sobre el tema a través de las revistas científicas especializadas Nature (Gran Bretaña) y Science (Estados Unidos), así como conferencias de prensa efectuadas de manera simultánea en varios países. Después de haber analizado gran parte de la información disponible, el especialista en genética humana José María Cantú (Nuevo León, 1938), de la Universidad de Guadalajara, reconoce, vía telefónica, que dicha información representa un indiscutible logro científico; sin embargo, añade que la forma en la que esta información fue dada a conocer "hace evidente la planeación del anunció, es decir, el acuerdo entre los editores de dos de las publicaciones científicas más sobresalientes para difundir los resultados del trabajo de diversos grupos de investigadores de manera simultánea. Fue una especie de golpe publicitario que de algún modo deja de lado el hecho de que aún no se tiene la secuencia completa del genoma humano ni el mapa completo de sus genes, como se ha divulgado en algunos medios. Lo que hay hasta ahora es todavía un borrador, un muy buen borrador que ya es de gran utilidad para las investigaciones genómicas. "La gran cantidad de datos -añade el especialista mexicano- que están obteniendo los grupos involucrados en la investigación genómica son muy interesantes y promisorios. Cabe señalar que los nuevos paradigmas en este tipo de trabajos son diferentes a los de una investigación tradicional en la que se requiere de una hipótesis, antecedentes y referencias concretas; en cambio, mucha investigación del genoma se hace a manera de "escopetazo", en la que la hipótesis no cuenta ni se sabe con precisión lo que se va a encontrar, simplemente se hacen descubrimientos impresionantes que generan una enorme avalancha de información". Cantú es en la actualidad miembro del Consejo de la Organización del Genoma Humano (HUGO, por sus siglas en inglés), integrante del Comité de Etica y encargado de la Oficina Regional para Latinoamérica. Comenta que recientemente, investigadores de la Universidad de Stanford en Estados Unidos, hizo público un estudio en el que se establece que hasta 1993 el dinero destinado a la investigación biomédica dependiente de fondos públicos canalizados a través de los institutos nacionales de salud y de fundaciones no lucrativas, superaba a los fondos privados destinados al mismo fin. Sin embargo, a partir de esta "fiebre del genoma" -que empieza en los años 80- las inversiones de las compañías genómicas privadas han superado a las públicas incluso en una proporción estimada de hasta 4 a 1 en el año 2000, de tal suerte que actualmente las investigaciones genómicas son encabezadas por compañías privadas. Lo anterior implica, añade Cantú, que los objetivos de dichas empresas genómicas privadas dan prioridad al estudio de genes relacionados con enfermedades de alta frecuencia, sobre todo en países en los que se puedan pagar las nuevas terapias, es decir, donde se pueden recuperar las inversiones y, por supuesto, obtener ganancias. Estudiar genes que causan obesidad es más lucrativo que investigar genes que predisponen a la lepra. Las enfermedades de los pobres como la malaria, que provoca anualmente más de 2 millones de muertes, no son del interés de estas empresas. "Surge así un problema económico con profundas repercusiones sociales: aunque no sea de manera voluntaria, la búsqueda de beneficios económicos a partir de la investigación del genoma humano está provocando un paupericidio silencioso, es decir, los pobres tienen cada vez menos acceso a servicios médicos de alta calidad y esto se acentuará ante las nuevas terapias que prometen revolucionar la salud, pero a costos muy elevados. Hay que volver a la esencia que históricamente ha guiado a la medicina: el altruismo, la compasión, la solidaridad y la búsqueda de la salud para todos. Probablemente los ejemplos a seguir más claros en América sean los de Canadá y Cuba, en donde se ha logrado una cobertura médica universal". Otro aspecto de la información difundida recientemente acerca del genoma humano, según Cantú, es que se han exagerado las expectativas, ya que por el hecho de que se descubra, por ejemplo, un gen relacionado con algún tipo de cáncer, no significa que ya se tenga la cura del mismo. Si bien ya hay muchas herramientas para investigar todavía hay un largo camino por recorrer a nivel experimental, cuyos resultados no serán aplicables en el corto plazo sino tal vez dentro de unos diez o 30 años. |