Ť Unos 15 mil presos toman como rehenes a 8 mil personas, entre las que hay mil 700 niños

Motín en 23 cárceles de Sao Paulo

Ť Exigen la reubicación de sus principales líderes en prisiones de la capital del estado brasileño

Ť La situación, controlada en 16 de los penales; al menos ocho reclusos han muerto: ministro

AP, AFP Y DPA

Sao Paulo, 18 de febrero. Unos 15 mil presos se amotinaron este domingo en 23 cárceles de Sao Paulo, y tomaron como rehenes a unas ocho mil personas, entre ellas mil 700 niños, en la peor rebelión ocurrida en este estado, que cuenta con cerca de la mitad de la población penitenciaria de Brasil.

En una acción sin precedentes atribuida a la organización de presos Primer Comando de la Capital (PCC), la rebelión comenzó en la cárcel de Carandirú, la más grande de América Latina, ubicada en el extremo norte de esta ciudad durante la hora de la visita. A ese alzamiento, ocurrido a las 12 horas, siguieron otros casi de manera simultánea.

Los diez principales líderes del PPC, encabezados por un hombre conocido como El Sombra, fueron trasladados recientemente a varios penales del interior del estado, y exigieron ser devueltos a Sao Paulo, de acuerdo con reportes de la Secretaría de Seguridad.

Inaceptable, este "poder paralelo"

El ministro brasileño de justicia, José Gregori indicó que "la sintonización en varios presidios al mismo tiempo preocupa". Mientras, el secretario de Seguridad del gobierno regional, Marco Vinicio Petreluzzi, advirtió que las demandas de los presos "no serán negociadas" en relación a la reubicación de los líderes del PCC, organización que las autoridades vinculan a la extorsión y tráfico de drogas dentro de las cárceles y que contarían con unos mil 500 integrantes en prisiones de todo el país.

"El gobierno no puede aceptar este poder paralelo", sentenció Petreluzzi, quien dijo poco después del anochecer que la situación logró ser controlada tras la intervención de tropas de choque de la Policía Militar en 16 de las 23 prisiones donde hubo rebeliones, indicó Ap. Reconoció, sin embargo, que al menos ocho reclusos murieron durante la jornada en diferentes centros penitenciarios, al parecer a manos de sus compañeros, señaló Afp. 

El comandante de la Policía Militar, Rui Cesar Mello dijo que en el centro de detención de Belén, en el este de Sao Paulo, dos reos al parecer fueron ultimados por sus compañeros, y sus cuerpos "fueron expuestos en el patio".

Mientras la agencia estadunidense Ap ubicó, citando a Petreluzzi en 23 el número de prisiones donde hubo amotinamientos, la agencia francesa de noticias Afp, que también citó al mismo funcionario, los cifró en 19, y la agencia británica Reuters en 30.

El centro de Carandirú --tomado por unos ocho mil presos, que al cierre de esta edición mantenían a unos cuatro mil rehenes-- fue escenario el 2 de octubre de 1992 de un motín que culminó con mayor masacre carcelaria de Brasil, cuando un motín culminó con la muerte de 111 reclusos y más de cien heridos, en una operación policial denunciada por grupos de derechos humanos, que aseguraron que hubo un número indeterminado de ejecuciones. A pesar de que la justicia recogió esas denuncias, ninguna autoridad fue juzgada por esos hechos.

Uno de los cabecillas de la revuelta en Carandirú, que se identificó sólo como Roberto, declaró por teléfono celular a la televisión Bandeirantes, que "la situación dentro de la prisión es de calma", y añadió que "los visitantes probablemente serán dejados en libertad en la mañana y se terminará esta situación".

Escenas de mucha tensión y pánico entre los familiares que esperaban afuera de Carandirú se produjeron este domingo cinco horas después del inicio del motín en el lugar, cuando unos 70 efectivos de choque de la Policía Militar ingresó al complejo, formado por dos presidios y nueve pabellones. "Asesinos", gritaron no pocos de los familiares que estaban afuera al entrar los uniformados.

La cadena de televisión Globo informó que los policías militares lograron la liberación de 40 rehenes del hospital de la prisión, pero se ignoraba la situación del resto de los cautivos.

La capitana de la policía Mónica Bondezan dijo que en Carandirú hay una población de diez mil presos, y que se encuentran en el lugar además 72 guardias, y más de 7 mil 900 visitantes, entre ellos mil 700 niños. Pero Bondezan subrayó que muchos de los familiares no deberían ser considerados como rehenes, ya que pueden ser conniventes con los reclusos, y sostuvo que los únicos rehenes son los funcionarios retenidos por los reclusos.

Así las cosas, la cantante Simony, antigua presentadora de programas infantiles en televisión, se encontraba este domingo entre los rehenes de Carandirú, donde visitaba a su compañero y padre del hijo que espera, y dijo que no saldrá hasta que concluya el motín. Simony declaró a su personal de seguridad que intentó sacarla del lugar que "si intentan algo contra su marido, ella se lanza al frente", reporto la agencia Folha. El compañero de Simony es Christian de Souza Augusto, cantate de rap conocido como Afro X.

Imágenes aéreas tomadas en helicóptero mostraron a los dos principales centros de Sao Paulo, Belén y Carandirú, con cientos de sábanas blancas que los presos sacaban por las ventanas, barricadas y varios rastros de sangre después de oirse disparos, además de los policías tomando posiciones en el lugar, liberando a rehenes y agrupando a los presos.

La prensa local reportó que los presidios tenían carteles del PCC, y en el patio central de Carandirú, los reos pintaron las palabras de "paz", "justicia" y "libertad" en la cancha de futbol del penal.

Entre los centros carcelarios recuperados por la Policía Militar figura el de Sao Vicente, donde unos 800 reclusos mantenía como rehenes a unos 500 visitantes y a un número indeterminado de funcionarios. Pero no se dieron precisiones sobre el operativo.

En todo caso el secretario de Seguridad Pública, Marco Vinicio Petreluzzi dijo que las operaciones policiales continuarían toda la noche, en virtud de que se confirmó que "no era posible negociar". Tras considera que la crisis concluirá este lunes, resaltó que si bien los reos cuentan con armas, la Policía Militar no abrirá fuego a menos que sea para repeler un ataque.