PUEBLA-PANAMA: ¿SOBERANIA LIMITADA O COMPARTIDA?
El pueblo mexicano no conoce aún sino los grandes
lineamientos del Plan Puebla-Panamá que, sin embargo, fue promovido
por el presidente Vicente Fox en su gira europea, se supone con precisión
y detalles. De este modo es legítimo preguntarse sobre cuáles
serán las consecuencias de una nueva apertura al capital privado
nacional y transnacional de una región riquísima en recursos
naturales, que van desde el uranio, el petróleo, las maderas, la
generación de electricidad en Chiapas, los bosques y la biodiversidad
en los Chimalapas, Oaxaca y en Chiapas, el petróleo de la Sonda
de Campeche, hasta las bellezas turísticas y arqueológicas
del sureste mexicano y de Guatemala. Ya en el pasado (en la presidencia
de José López Portillo y en la de Ernesto Zedillo) se planteó
un megaproyecto para el istmo de Tehuantepec -aún en curso- que
incluye el ferrocarril y los puertos de la región y prevee trazar
carreteras de varios carriles que pasarán por las mejores tierras
de las comunidades indígenas y por el borde de los bosques de los
Chimalapas, trasformando el modo de vida y el ambiente en una región
vital para el país. El actual gobierno ha ido más allá
y ha ofrecido un plan transnacional destinado a abrir los recursos naturales
del sureste mexicano a una intensa explotación empresarial y a promover
en esa región una fuerte industria maquiladora que aproveche la
abundancia de mano de obra barata y apoyos impositivos. El plan, inspirado
por una concepción basada en la Seguridad política y social,
tiene también una fuerte proyección hacia Centroamérica,
para la cual México aparecería como el eslabón entre
los países de esa región y Estados Unidos, facilitando así
la extensión hacia esa zona del mercado común dirigido por
Washington. Cuando éste ha debido retirarse del Canal de Panamá
y busca nuevas formas de permanecer y afirmarse en la zona, sobre todo
ante la perspectiva del Plan Colombia, que pretende llevar las tropas estadounidenses
a ese país, limítrofe con Panamá, el plan que crearía
una macroregión desde el centro de México hasta Colombia,
tendría evidentemente un papel estratégico.
Así lo ha entendido el Banco Mundial que está
patrocinando en esa zona un proyecto de siete años de duración
llamado "Corredor Biológico Mesoamericano" que tiene un carácter
multinacional. Es obvio que la defensa del ambiente, sobre todo en regiones
que tienen un ecosistema similar, no puede quedar limitada dentro de las
fronteras de un solo país. Pero llama poderosamente la atención
que Washington no tenga la misma preocupación ecológica no
sólo en nuestra frontera norte, donde siguen naciendo niños
sin cerebro como resultado de la contaminación y las aguas de los
grandes ríos padecen los resultados de los agroquímicos,
sino también en escala mundial, pues ni siquiera ha firmado los
acuerdos de la Cumbre de Río de Janeiro y sus prolongaciones de
Tokio, Buenos Aires y Montréal sobre la defensa del ambiente y la
reducción de la emisión de los gases nocivos.
Aún más preocupante es el hecho de que el
Congreso guatemalteco ha aprobado la realización de ejercicios militares
conjuntos con el Pentágono en la zona de El Petén, fronteriza
con Chiapas y comprendida en el plan del Banco Mundial. Es evidente que
los patrocinadores de la creación de esta vasta zona de soberanía
compartida (entre los vecinos, pero también con Estados Unidos,
cuyo peso económico y militar es decisivo en el proyecto) encara
una posible resistencia social. El flamante consejero de Seguridad Nacional
del presidente Fox, Adolfo Aguilar Zinser, nos brinda algunas pistas al
respecto al insistir - por razones puramente ecológicas, ¡por
favor!- en que habrá que desalojar a los indígenas zapatistas
que viven hoy en la reserva de la biósfera de los Montes Azules,
tema que, según él, deberá formar parte del diálogo
sobre la paz en Chiapas. ¿Y si los habitantes de la macrozona "Mesoamericana"
insisten tozudamente en mantener sus formas de vida y su localización
actual y, como los zoques de los Chimalapas, ofrecen como alternativa un
Plan Ecológico Campesino, qué pasará?...
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