Ť Washington estará menos dispuesto a apoyar a países con problemas financieros
Pide el G-7 a EU medidas contra la desaceleración
Ť Los problemas económicos en Japón, mayores a lo que se supone, alerta el Deutsche Bank
DPA
Palermo, Italia, 17 de febrero. Debido a la desaceleración del crecimiento de la economía estadunidense, seis de los siete países más industrializados del mundo, integrantes del G-7, pidieron hoy a Washington que tome medidas para contrarrestar esta tendencia.
Con su política monetaria y fiscal, Estados Unidos debe procurar un crecimiento sostenido, señala un comunicado del G-7, tras el cierre de la reunión de sus ministros de Economía y titulares de los bancos centrales, que se celebró en la ciudad de Palermo, Italia.
Sin embargo, el escrito señala que pese a que la economía estadunidense se ha desacelerado, los fundamentos económicos continúan siendo fuertes. "Las políticas monetarias y fiscales deben tener como objetivo apoyar un crecimiento sostenido, mientras se preserva la moderación en el presupuesto y estabilidad de precios, así como un creciente ahorro nacional a largo plazo", indica el documento.
El FMI espera que Estados Unidos crezca 1.7 por ciento, en lugar del 2.3 previsto anteriormente para este año, afirmaron el presidente del Bundesbank alemán, Ernst Welteke, y el viceministro de Finanzas, Caio Koch-Weser. Welteke aseguró que pese a los recortes en las tasas de interés en Estados Unidos, actualmente no hay necesidad de que el Banco Central Europeo (BCE) adopte medidas similares.
Respecto a la situación económica mundial, el comunicado señala: "pese a que el crecimiento global este año será posiblemente algo más lento que lo estimado en la última reunión, se mantienen las fuerzas básicas que impulsaron un crecimiento sostenido en los países industrializados líderes".
Por su parte, el secretario del Tesoro estadunidense, Paul O'Neill, declaró que Washington se mantiene firme en su política de dólar fuerte, y admitió que los comentarios que realizó anteriormente a favor del abandono de las intervenciones en los mercados de divisas fueron un error.
"Cometí un error al asumir que estaba bien hablar acerca de la fábrica intelectual alrededor de ello", dijo o'Neill durante una conferencia de prensa luego de la reunión.
Ante el asombro de los países de la zona euro, O'Neill y el principal asesor económico de Bush, Lawrence Lindsey, habían señalado en una entrevista con el International Herald Tribune que la intervención monetaria debería utilizarse sólo como último recurso. Lindsey dijo también que consideraba incorrecta la intervención a favor del euro decidida por el G-7 en septiembre, cuando el gobierno en Washington estaba aún en manos demócratas.
Además, O'Neill adelantó que su país estará en el futuro menos dispuesto a acudir en ayuda de países con dificultades financieras. Y en una entrevista con el diario alemán Frankfurter Allgemeine sembró dudas sobre la continuidad de la política de apoyo a un dólar fuerte: "No impulsamos una política a favor de un dólar fuerte. Creo que un dólar fuerte es resultado de una economía fuerte", apuntó. Estas declaraciones causaron molestia entre los miembros europeos del G-7 y despejaron el camino para una abierta discusión sobre la cooperación entre las potencias económicas para impulsar la coyuntura internacional.
Otro punto de discusión fue el desarrollo económico en Rusia y el pago de sus deudas. En ese sentido, el ministro de Finanzas, Alexei Kudrin, repitió el compromiso de su país para reanudar los pagos programados de su deuda con el Club de París, de 47 mil 800 millones de dólares, y de los intereses.
El G-7 pidió a Rusia que pague las deudas e intereses puntualmente y fortalezca su proceso de reformas. En un comunicado, señaló que el objetivo es que Rusia restablezca "rápidamente relaciones normales con la comunidad financiera internacional".
La ansiada recuperación de la economía japonesa, la segunda del mundo, también ocupó un lugar privilegiado en la agenda del encuentro. Norbert Walter, economista jefe del Deutsche Bank, el principal banco privado de Alemania, advirtió que los problemas de Japón son mucho más graves de lo que se reconoce.
Walter hizo un llamado a concertar esfuerzos para lograr un yen barato que estimule las exportaciones niponas, y alertó sobre las consecuencias que una recesión japonesa podría tener en la economía mundial.
Japón registró una caída de 0.6 por ciento en su producto interno bruto en el tercer trimestre del año pasado. Si el último trimestre de 2000 muestra otra contracción, la segunda economía del mundo estaría técnicamente en recesión.
Aliviar la deuda, sólo un elemento para abatir la pobreza: industrializados
Palermo, Italia, 17 de febrero. Estos son los principales puntos del comunicado final de la reunión del G-7 en Palermo, que concluyó este sábado en la noche:
"Aunque es probable que este año el crecimiento mundial sea un poco más débil de lo que habíamos previsto en nuestra última reunión, se mantienen los principales factores que han contribuido a un crecimiento sostenido en la mayor parte de las economías industrializadas.
"Creemos que las políticas macroeconómicas y estructurales en el conjunto de nuestros países deben sostener el crecimiento. En ese contexto, son importantes precios energéticos más bajos y mercados petroleros estables.
"Las perspectivas de crecimiento de la zona euro se mantienen favorables, gracias a una demanda interior fuerte.
"Acordamos que las tasas de cambio entre las principales monedas deben reflejar los fundamentos económicos. Cooperaremos de forma apropiada en los mercados de cambio. Consideramos que aliviar la deuda es sólo uno de los elementos de una estrategia más amplia y ambiciosa para reducir la pobreza".