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México, D.F. viernes 16 de febrero de 2001
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Editorial
 
MENSAJES DE LA DELINCUENCIA 

SOL En días y horas recientes, la delincuencia organizada ha dado terribles muestras de su capacidad de acción, tanto en la capital de la República como en otros puntos del país. 

En esta ciudad ocurrieron el asesinato de un diplomático cubano y el hallazgo de un presunto ejecutado y de tres granadas de fragmentación en el Canal de Chalco; anteayer, en el paraje de El Limoncito, Sinaloa, fue cometida una masacre que dejó un saldo de 12 muertos ?entre ellos, dos niños? y de varios heridos, al parecer por hombres con uniformes militares y pasamontañas. 

Por otra parte, la fuga de José Manuel Díaz Pérez, ex subdelegado de la PGR en Chihuahua, acusado de vender en medio millón de dólares plazas de agentes judiciales federales en esa entidad, y la intervención técnico-jurídica y administrativa de la Unidad Especializada en Delincuencia Organizada(UEDO), la cual, con personal civil y militar tenía a su cargo al prófugo, son una muestra alarmante ?como si no hubiese bastado con la reciente fuga de El Chapo del penal de Puente Grande? del grado de penetración de la mafia en las instituciones encargadas de combatirlas. 

El dato nuevo es que, en la evasión de ayer, podría haber complicidad de funcionarios castrenses. "La evasión del arraigado a pesar de las medidas de seguridad adoptadas, sólo corrobora la acción oculta de la delincuencia organizada detrás de todo este penoso asunto, que busca a toda costa debilitar y fracturar a las instituciones", dice el comunicado de referencia, y todo indica que se trata de una apreciación correcta: por lo pronto, la ofensiva de la criminalidad ha generado ya una confrontación indeseable entre el Gobierno del Distrito Federal y la propia PGR en torno a los índices delictivos. 

No puede eludirse el que los hechos referidos ocurren con el telón de fondo de la profunda descomposición política de las viejas estructuras del poder público ?la insubordinación del priísmo yucateco, hasta ahora impune, es una clara expresión de este fenómeno?, en un momento en el que las nuevas autoridades federales y capitalinas se empeñan en sanear las instituciones de procuración de justicia y seguridad pública. 

Adicionalmente, el alza de la actividad delictiva se presenta en la víspera de la llegada del presidente estadunidense, George Bush, a nuestro país, y cuando están en curso los preparativos para el viaje de los zapatistas por varias entidades de la República hacia la ciudad de México. Es inquietante, a este respecto, que en los días anteriores a dicho viaje aparezca, en Morelos, un supuesto grupo armado que, en la aislada comunidad de San Felipe Neri, pintó consignas contra la visita del mandatario estadunidense e hizo disparos al aire. 

Parece improbable que algunos o todos los sucesos comentados se presenten, en el complejo y delicado momento actual, por mera coincidencia. Por el contrario, todo indica que la delincuencia organizada ha resuelto expresar su presencia, su poder y su alcance, acaso como respuesta a los afanes gubernamentales por extirparla. 
 

 

 

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