VIERNES Ť 16 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť El consejo nacional cerró las puertas a los opositores del líder Ramos Rodríguez
Crisis entre azucareros por presuntos fraudes y falta de recursos para pagar a jubilados
Ť Si tras la zafra los empresarios no cumplen con deudas, no saldrá ni un bulto de azúcar
FABIOLA MARTINEZ
Con las puertas cerradas para su disidencia, el Sindicato de Trabajadores de la Industria Azucarera y Similares de la República Mexicana (STIASRM) realizó ayer su 53 Consejo Nacional Ordinario, en el que se evidenció la crisis en este gremio derivada de la falta de recursos para el pago a jubilados, presuntos fraudes en la administración de sus centros deportivos y la proliferación de secciones opositoras al líder Enrique Ramos Rodríguez.
La ''mala racha'' del sindicato azucarero, que agremia a poco más de 30 mil trabajadores, se agravó en diciembre pasado, cuando 21 días después de iniciada la huelga por revisión salarial y violaciones al contrato, la autoridad laboral declaró la inexistencia legal de este movimiento. Por ello, reconoció la dirigencia del STIASRM, ''fuimos obligados a negociar contra corriente y puestos contra la pared''.
A ello se suma la falta de recursos para el pago de ocho quincenas para miles de jubilados azucareros debido al ''incumplimiento'' de los empresarios para saldar este compromiso. Al respecto, Ramos Rodríguez advirtió que si al término de la zafra 2000-2001 (abril o mayo) los dueños de los ingenios no han depositado dicho pago y canalizado recursos para la construcción de viviendas, este sindicato ''no permitirá la salida de un solo bulto de azúcar''.
En su informe también se refirió a la posibilidad de que los jubilados y pensionados de ingenios en quiebra o cerrados pacten su liquidación ''si así lo desean'', y deslizó la posibilidad de que en el futuro sean vendidos inmuebles del sindicato para aminorar la crisis del gremio y fortalecer el fondo de contingencia.
Desde temprana hora, cientos de delegados efectivos y fraternos del STIASRM colmaron el auditorio Fernando Amilpa de la CTM a donde minutos después llegó el dirigente de esta central, Leonardo Rodríguez Alcaine; Sergio García Ramírez, encargado de la secretaría general del PRI, así como el titular de la Secretaría del Trabajo, Carlos Abascal Carranza.
El funcionario, quien defendió los argumentos jurídicos con los que se decretó la inexistencia legal de la huelga de los azucareros, calificó al liderazgo de Ramos Rodríguez como ''valioso, conocedor e institucional'', y en cambio dijo que la disidencia -que no cejaba de gritar consignas fuera del edificio cetemista- es una ''prueba de unidad... y la manera natural de que algunos se expresen contra del sindicato; eso es democracia'', dijo.
Luego reconoció la difícil situación por la que atraviesa la industria azucarera, pero dejó en claro que no habrá nuevos rescates por parte del gobierno federal a favor de los 60 ingenios ni asumirá responsabilidades que tocan exclusivamente a los factores de la producción.
Entre aplausos aislados, Ramos Rodríguez, líder de este gremio hasta el 2004, no presentó detalles de la situación financiera del sindicato pero culpó a su disidencia, encabezada por tres ex integrantes del Comité Ejecutivo Nacional, de haber rechazado la colocación de banderas rojinegras en noviembre pasado en seis secciones sindicales, motivo por el cual la Secretaría del Trabajo, dijo, declaró la inexistencia legal del movimiento.
En el afán de ''dar la cara y mostrar cuentas claras'', el dirigente afirmó que el convenio que firmó el año pasado y por el cual se modifica el reglamento de jubilaciones (en prejuicio de los trabajadores) fue aceptado ''por razones estratégicas'', y aseveró que tal minuta ''no tiene fuerza de ley''.
Ya sin la presencia de Abascal en el auditorio, manifestó que los empresarios de la industria azucarera se sienten arropados por el nuevo gobierno, y han asumido un ''papel de rebeldía que pone en riesgo el contrato ley de esta industria''.
Más tarde llevó su discurso nuevamente a culpar a sus disidentes, representantes de unas 15 secciones en todo el país en torno a la corriente ''Chema Martínez'', y quienes lo acusan de toda clase de fraudes y corrupción, de ser los responsables de prácticamente todos los males que aquejan al sindicato, por lo que en varias ocasiones alentó veladamente a los asistentes a demandar la expulsión de sus opositores.
Por su parte, los disidentes refrendaron sus denuncias al señalar que los empresarios ''saben del nivel de corrupción que priva en el sindicato y quieren demandar (a Ramos) por un faltante en diversos fideicomisos por 500 millones de pesos... por eso ya no quieren pagar ni un centavo para jubilaciones porque saben que Ramos ha hecho malos manejos'', señalaron Guadalupe Cruz, Raúl Ramírez y Andrés Salinas, cabezas de la disidencia azucarera, minimizada por la cúpula sindical.