VIERNES Ť 16 Ť FEBRERO Ť 2001
Gabriela Rodríguez
Letras prohibidas
Philip Kaufman tiene claros los riesgos moralizantes del neoliberalismo al revivir en la pantalla grande el último tramo de la vida del marqués de Sade. Los lentos procesos de transformación del comportamiento que ocurrieron al pasar de una moral aristocrática liberal a la restrictiva moral de las nacientes "civilizaciones burguesas" de hace dos siglos, se despliegan con los lujos de escenografía y actuación del séptimo arte del siglo xxi.
Víctima de la monarquía, de los revolucionarios y del propio Bonaparte, ese ilustre libertino, defensor de las libertades del ser humano, fue chivo expiatorio para contentar a un pueblo que estaba harto de los abusos de los nobles.
Acusado de actos sacrílegos (pisar un crucifijo, maldecir, fornicar con hostias), de fustigar prostitutas y de sodomía, Sade pasó media vida a la sombra de la prisión y del manicomio, y estuvo a punto de ser guillotinado por escribir sus fantasías eróticas sin someterse a ningún límite, como tantos autores que hoy encontramos en cualquier librería.
Satanizado hasta la actualidad por ser defensor del antiguo régimen, el filme ilustra los sofisticados aparatos de control y vigilancia que construyeron las civilizaciones posteriores a la Revolución Francesa: el racionalismo, las ciencias psiquiátricas, las instituciones de salud. El dominio de las pasiones y la contención de las emociones que exige una sociedad cada vez más competitiva cristalizan en el temor de cada persona a la degradación personal, a la disminución de su prestigio y a la experiencia de la vergüenza.
En términos de la moral sexual, poco han avanzado nuestras sociedades en dos siglos, y aunque parece un personaje lejano, las letras de Sade toman vigencia frente a la intolerancia ante la diversidad de estilos sexuales, ante la pluralidad de formas de familia y de pareja que también se diversificaron con los procesos civilizatorios: "Miserables criaturas arrojadas un instante sobre la superficie de este pequeño montón de lodo Ƒestá pues escrito que la mitad del rebaño persiga a la otra mitad?".
Hoy existe una iniciativa al Código Civil de la ciudad de México que se propone incluir en el artículo 401 el reconocimiento de las relaciones solidarias y afectivas entre personas del mismo sexo. No se trata de formar una familia alternativa ni de equiparar la figura del matrimonio o del concubinato, sino de dar seguridad jurídica a quienes han encontrado caminos alternativos en la vida, incluyendo a parejas heterosexuales, homosexuales o lésbicas que viven en unión libre; se trata de que tengan los mismos derechos humanos que tiene cualquier persona que decide vivir en convivencia con otra, una condición legal que ya existe en Dinamarca, Francia, Groenlandia, Islandia, los Países Bajos, Noruega, Suecia y el estado de Vermont, en los Estados Unidos.
ƑQué tanto escucharán las autoridades a los moralistas que se oponen a la nueva legislación? ƑQué amenazas representan para el Estado conservador las nuevas configuraciones de parentesco? ƑCuáles son las letras prohibidas del neoliberalismo?