viernes Ť 16 Ť febrero Ť 2001
Luis Javier Garrido
El talk show
La confrontación que en los hechos está teniendo el presidente Vicente Fox con los pueblos indígenas de México, al negarse a impulsar el proceso de paz, está tratando de ser ocultada por la manipulación de los medios que, como en el antiguo régimen, siguen cumpliendo dócilmente su papel de instrumentos del poder, ahora bajo la supervisión de un gobernante obsesionado por su imagen.
1. La marcha zapatista es ya desde ahora, aun antes de que se inicie el próximo 24 de febrero, un acontecimiento excepcional en la historia moderna de México por todo lo que significa. Los zapatistas, una vez más, van a romper el cerco militar y político que se les ha tendido, y a lograr un nuevo diálogo con la sociedad civil, entrañando en su recorrido la movilización de varios millones de mexicanos, y éstos exigirán a Fox que cumpla sus promesas, y a los legisladores que respondan al acuerdo que suscribieron en San Andrés hace cinco años.
2. La resistencia que Fox ha evidenciado en las primeras semanas de su gobierno para cumplir sus ofrecimientos de campaña y terminar con la guerra contra las comunidades indígenas resulta cada vez más preocupante. No sólo porque el nuevo Presidente, olvidándose de su oferta electoral, está incumpliendo sus promesas, sino porque utilizando a los medios como ningún mandatario en el pasado, en un talk show de un solo hombre está pretendiendo confundir a los mexicanos tratando de hacerles creer que la intransigencia no es suya, sino del EZLN.
3. El gobierno de Vicente Fox, integrado por gerentes de empresas y publicistas, ha avalado que el nuevo Presidente abandone muchas de sus responsabilidades y se dedique a los medios, no para informar sino para confundir, y la evidencia más palpable es la del caso de Chiapas, sobre el que Fox ha expresado las cosas más fantasiosas: desde que ya cumplió o de que si entregan las armas "llegaría a acuerdos" (13 de enero), hasta que estamos "a unas cuantas semanas de la paz" porque su gobierno tiene ya comunicación con el EZLN (7 de febrero), lo que todo mundo sabe que es falso y que fue negado por Marcos en el texto dado a conocer en la página web del EZLN el 11 de febrero (Milenio, 12 de febrero).
4. La organización de un magno concierto de rock en el estadio Azteca por parte de Televisa y Televisión Azteca para el 3 de marzo, supuestamente por la paz, constituye en este escenario un ardid más del régimen para enfrentar al EZLN, buscando confundir a través de los medios. La iniciativa pretende no sólo opacar la marcha e insistir en la misma línea de la propaganda oficial de hacer creer de manera burda que es el gobierno el que pretende la paz y los zapatistas quienes no la quieren, sino además lavar la imagen de los dos grandes consorcios televisivos que en los últimos siete años apoyaron a los gobiernos de Salinas y de Zedillo en la guerra contra los pueblos indios y desinformaron de manera sistemática sobre Chiapas.
5. Las dos cadenas televisivas en particular carecen de autoridad moral para hablar de la paz, no nada más porque en ambas ha penetrado el dinero sucio del salinismo, sino por haber sido una instancia fundamental en los dos últimos gobiernos para impulsar la guerra.
6. Los problemas de las comunidades indígenas de Chiapas y del país no podrán resolverse más que a partir del respeto a la voluntad de las propias comunidades, y eso es algo que Fox no parece comprender, pues cada vez que habla de "la paz" se refiere a los proyectos que quiere imponer y a los negocios que planean en Chiapas los empresarios que él ha determinado, con una abierta confusión entre lo público y lo privado. No es de extrañar, por consiguiente, que con un absoluto desprecio por las leyes mexicanas, Josefina Vázquez Mota (titular de Sedeso) haya afirmado que en su megaproyecto contra la pobreza (que es también un meganegocio para "los amigos de Fox"), la empresa Cemex, que ha sido una de las señaladas por lavar los intereses del salinismo, hará que "todos los pisos" sean de cemento al finalizar el sexenio (Reforma, 15 de febrero), en un anuncio hecho durante un acto-show en el que, según la crónica, las porras presidenciales se dirigieron a la Coca Cola por su contribución a la remodelación de los albergues escolares indígenas.
7. El desfase entre las declaraciones presidenciales y la realidad de los hechos está haciéndose cada vez mayor y, por lo mismo, a menos de 100 días de haber llegado al cargo la credibilidad presidencial está en entredicho, y no sólo en el caso de Chiapas. La designación que hizo por ejemplo Vicente Fox de cuatro prominentes empresarios, varios de ellos señalados por ser hombres de paja de Carlos Salinas, en el consejo de administración de Pemex (13 de febrero), causó una gran preocupación no sólo por evidenciar al proyecto foxista de privatización de la institución, sino por algo que casi no se dice pero que todo mundo sabe: la consolidación de los intereses del narcotráfico en el aparato de Estado.
8. La tesis foxiana de que la incorporación de empresarios al sector público hará a sus empresas más redituables por ser éstos individuos exitosos, es insostenible. Los hombres de negocios designados, como otros neoempresarios salinistas amigos de Fox que contribuyeron a financiar su campaña, y que empiezan a beneficiarse ahora en un posible tráfico de influencias, son individuos enriquecidos de manera vertiginosa en prácticas de dudosa legalidad: trasgrediendo impunemente leyes administrativas y laborales, y obteniendo de manera irregular concesiones y privilegios por la protección de que gozaron. Obtuvieron ganancias ilimitadas por su alianza con el antiguo régimen y por su vinculación con el narcopoder, por lo que en un régimen de derecho estarían posiblemente en Almoloya y serían un ejemplo de lo que no debe hacerse en una sociedad democrática.
9. Los límites en todo caso de una política que se sustenta en los medios están a la vista: la situación general en el país se sigue degradando, como la imagen presidencial.
10. "Lo que está en juego -le decía el Sub a la periodista Guadalupe Loaeza- no es si Marcos es más popular que Fox". "Lo que está en juego aquí es si una guerra se va a acabar de una vez" (Reforma, 13 de febrero). Y eso es algo que Fox al parecer no puede entender.