LUNES Ť 12 Ť FEBRERO Ť 2001

ƑLA FIESTA EN PAZ?

Leonardo Páez

TAUROMAGIAS

EL PASADO jueves, en el acogedor calor de (a)hogar que despide la cantina La Guadalupana, fue presentado el libro más reciente del escritor tampiqueño Rafael Ramírez Heredia: Tauromagias, 27 sabrosos ensayos en torno a la fiesta de toros, editados por Difusión Cultural de la UNAM.

COMO RAFAEL cometió la temeridad de invitarme -al lado de los escritores Hernán Lara Zavala e Ignacio Solares- a presentar dicha obra, tuve oportunidad de brindar mis palabras a una de las mejores actrices de habla española, cuyo talento nos refleja y engrandece, la señora María Rojo, también delegada política en Coyoacán. Si su talento lo tuvieran los de luces...

FUE LA celebración de un doble acto de libertad: por un lado, el de la feliz aproximación de nuestra universidad a un tema vedado por ''los villamelones de la cultura'', la tauromaquia, y por el otro, el de la creación literaria con el pretexto del tema de los toros.

A UNA fiesta descerebrada, como la que hoy padecemos, sólo se puede oponer el pensamiento alerta y el trabajo profesional, en una perspectiva más amplia y menos obtusa que la simple ''diversión'' que tanto invocan los empresarios más incultos que registre la historia del toreo en nuestro país.

POR ESO la relevancia de que la Universidad Nacional haya publicado Tauromagias, ejemplo de las amplias posibilidades de difusión del mejor pensamiento taurino de México, que un concepto académico estrecho de lo que es cultura había relegado.

PRECISAMENTE PORQUE la cultura mexicana de la segunda mitad del siglo XX se desentendió del fenómeno sociocultural que es la tauromaquia, es que ésta se encuentra en los niveles más bajos de los últimos cien años en lo que a producciones culturales se refiere. Sin crítica no hay evolución.

EN SU libro, Ramírez Heredia, como todo buen escritor que se respete, además de hablar de toros logra trasmitir al lector sus personalísimos veres y sentires en torno a la fiesta, a través de su confesada afición taurina, a diferencia de otros escritores que prefieren ocultar tamaña debilidad premoderna.

LO QUE atrapa de los 27 ensayos de Tauromagias es ese estilo desenfadadamente disciplinado del autor, en el que la antisolemnidad va del brazo de la agudeza, el encanto al lado de la observación crítica y la exasperación junto a la esperanza y la ternura, todo con una capacidad para matizar, en vez de dramatizar, en torno a un espectáculo originalísimo que por falta de pensamiento crítico y honesto se nos escurre entre las manos.

PERO LA visión del escritor trasciende el nacionalismo adolorido para sustentar un taurinismo cosmopolita y una hispanofilia que no pierde los papeles: admirar lo grande de España porque es grande, no nada más por ser español.

OJALA ESTAS Tauromagias sean el comienzo de más publicaciones de la UNAM acerca de la fiesta brava de México, urgida como nunca de acciones conjuntas que la rediman de tanta mediocridad deliberada.