DOMINGO Ť 11 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Unicamente 590 técnicos especializados resguardan la seguridad de los vuelos en el país

Grave carencia de controladores del tráfico aéreo en México

Ť Por las exigencias de la carrera, sólo 8 de cada 300 aspirantes concluyen sus estudios al año

Ť Sus homólogos estadunidenses tienen salarios diez veces superiores y jornadas más cortas

FABIOLA MARTINEZ

Las 24 horas del día y los 365 días del año, un equipo de 590 técnicos especializados resguarda el tránsito del espacio aéreo de México. Desde tierra, a media luz y frente a modernos radares, los controladores de vuelo son los "ojos y luz" de todos los pilotos de aeronaves.

Sin embargo, este singular gremio alerta que dentro de tres años podrían retirarse (por jubilación o pensión) alrededor de 250 controladores y hasta el momento el gobierno federal no ha procurado el aumento de la capacitación y adiestramiento para el relevo que será inevitable en el mediano plazo.

Anualmente se inscriben en el Centro Internacional de Adiestramiento de Aviación Civil alrededor de 300 aspirantes para cursar la carrera de controlador, pero ante la intensidad de los estudios, los rigurosos exámenes psicotécnicos a los que son sometidos y la necesidad de dominar el inglés, sólo egresan al año ocho o diez personas para incorporarse a un centro terminal o de control.

Actualmente, todos los controladores trabajan de manera frecuente horas extras y, de acuerdo con cálculos de su sindicato nacional y declaraciones recabadas por este torre-control-6 diario, por lo menos 60 por ciento de la plantilla realiza dobles turnos (el más común de siete de la mañana a nueve de la noche) la mitad de la jornada mensual.

Lo anterior, como la única alternativa para cubrir los espacios que por diversas causas dejan sus compañeros, porque aquí no hay lista de espera, suplentes o alguna "sala de reserva", como ocurre con los pilotos o sobrecargos, entre otros gremios imprescindibles en el sector de la aviación.

También acuden a las horas extras o a doblar turno para obtener mayores ingresos. Y es que los 590 controladores adscritos a Servicios a la Navegación del Espacio Aéreo Mexicano (SNEAM) ?dependientes de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT)? son los empleados públicos sindicalizados mejor pagados del país, con salarios base de entre 10 y 11 mil pesos mensuales y con la posibilidad de duplicar estos ingresos por la vía del tiempo extraordinario y dobles turnos.

"Es necesario que la Secretaría de Hacienda autorice más plazas, mejores salarios y la firma de condiciones generales de trabajo, pero la respuesta frecuente de la autoridad es un grito de asombro: '¡cómo que quieren ganar más si  son los mejor pagados!'. Luego nos dicen intransigentes, pateapuertas y niños consentidos de la burocracia; parece que no saben lo que puede causar un parpadeo o un mínimo descuido de nosotros. El cansancio ya se siente, lo advertimos desde ahora", señala Raúl Campilla, dirigente del Sindicato Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (Sinacta).

El año pasado se estrelló una aeronave en la zona limítrofe de Tabasco y Chiapas, accidente en el que murieron 18 personas. Las investigaciones preliminares señalan que la controladora a cargo, novata en la profesión, no advirtió a tiempo al piloto del desvío de ruta. "Las investigaciones y la demanda penal continúan, y todo parece indicar que por la falta de personal esa compañera tomó una alta responsabilidad para la que no estaba capacitada", dijo Jaime Parlange, secretario general adjunto del Sinacta.

Los controladores son los peor pagados respecto a otros especialistas del sector aéreo, y apenas perciben una décima parte de salario de lo que perciben sus homólogos de EU. Sólo en el aeropuerto John F. Kennedy, de Nueva York, están registrados 600 controladores, es decir, la misma plantilla que existe para cubrir nuestro país.

¡Inicie descenso ahora!

En el centro de control de la ciudad de México, más de 30 controladores están atentos a los radares. Su jornada laboral transcurre en un enorme cuarto a media luz, frente a los monitores de modernas máquinas que emanan una multitud de señales que serían totalmente indescifrables para un empleado común.
torre-control
En uno de los lapsos de mayor saturación en el tránsito aéreo no hay oportunidad de despegar la mirada del radar o distraerse, porque decenas de pilotos están atentos a la señal del centro, a la alerta por algún desvío o ante órdenes cotidianas: "inicie el descenso, ¡ahora!". No hay réplica; desde tierra, los "ojos" del piloto han dado un mandato.

Su principal objetivo es brindarle seguridad a todas las aeronaves que surcan el espacio aéreo mexicano, vigilar atentamente que ninguna se acerque a menos de 5 millas de otra y más tarde, cuando se aproximan al aeropuerto, darles un orden específico, formarlas y agilizar su llegada.

Atentos a cualquier movimiento de decenas de aviones; con el mouse o ratón miden la distancia entre uno y otro, y planean estrategias en caso de conflicto. Por ejemplo, si un avión despega de Houston, los controladores lo saben con 40 minutos de anticipación a su aterrizaje en México, luego planean su paso por el espacio aéreo de nuestro país y tienen un tiempo valioso para vigilar altitud y velocidad o prever cualquier conflicto.

"Pareciera un juego, de quitar y poner avioncitos, pero aquí hay un plan de trabajo en el que no caben los errores", señala uno de los controladores.

Del radar al tribunal

La lucha gremial de los controladores tiene origen en 1978, cuando desapareció como tal la empresa a la que estaban inscritos (Radio Aeronáutica Mexicana SA) y se integra más tarde a SNEAM. Desde ese tiempo este gremio reclama mejores condiciones particulares de trabajo y su oposición a ser considerados como burócratas.

En ese mismo año encabezaron una huelga de una semana, pero fueron sustituidos por personal de confianza y esquiroles apoyados por el gobierno de José López Portillo, relata Alfredo Covarrubias, secretario de Difusión del Sinacta.

Tras el conflicto, SNEAM se comprometió a brindarles condiciones especiales de trabajo que nunca se cumplieron. Un nuevo paro se registró en 1985 por esta causa y como resultado obtuvieron algunas mejoras y una sección sindical adherida al sindicato de la SCT, organización con nulo conocimiento del trabajo de los controladores: "el dirigente nos llamó una vez para participar en un mitin; le dijimos que era imposible abandonar nuestros puestos de trabajo, pero la única respuesta fue: si nada más se van a salir del centro de control dos o tres horas", recuerda Parlange.

Estas y otras acciones fueron el detonante para que desde 1996 buscaran su independencia del sindicato de la SCT, y esta decisión les ha costado el tránsito, pero de tribunal en tribunal, en juzgados y finalmente en la Suprema Corte de Justicia de la Nación, máxima instancia que ha emitido ante las demandas de controladores dos jurisprudencias sin precedente y el repliegue de la SCT, el sindicato de la dependencia y, en especial, de la ley burocrática a favor de la libertad sindical.

Ahora cuentan con registro y luchan, también en los tribunales, por la firma de condiciones generales de trabajo y el derecho de emplazar a huelga. Otra demanda fue en rechazo de los mil 600 pesos otorgados como "bono sexenal" y, al interior de la federación de burócratas, en contra de los procesos y directiva actual. Así, en tres años de vida del Sinacta, los controladores han pasado del radar al tribunal.