DOMINGO Ť 11 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Pocos en Wall Street hablan oficialmente de recesión, señala experto
Enfrenta a analistas debilidad económica de EU
Ť Comparan con pelea de box el debate entre Morgan Stanley, JP Morgan y Merrill Lynch
REUTERS
Nueva York, 10 de febrero. Llámenlo "cuadrilátero de la recesión".
Puede que un grupo de economistas de elegantes trajes grises discutiendo sobre la severidad de la desaceleración de la economía no atraiga la misma audiencia que un campeonato mundial de boxeo.
Pero los ejecutivos de tres firmas líderes de Wall Street se propinaron suficientes golpes como para que el debate pareciera una pelea callejera.
El economista jefe de Morgan Stanley Dean Witter, Stephen Roach, firma que arriesgó su cuello el mes pasado al pronosticar que la mayor economía del mundo había caído en una recesión, fue forzado a defender su posición en el Consejo de Relaciones Exteriores frente a sus colegas economistas que criticaron sus pronósticos como alarmistas.
"Qué circo", dijo Roach después del altercado con los economistas jefes de J.P. Morgan Chase & Co., John Lipsky, y el de Merrill Lynch & Co., Bruce Stelinberg.
Roach argumentó que la economía se dirige a una recesión debido a las seis alzas de tasas de interés que aplicó la Reserva Federal a mediados de 2000, los altos costos de la energía, las pérdidas de la bolsa, la caída de la confianza de los consumidores, las excesivas inversiones de las empresas en productos tecnológicos y el exagerado uso del crédito de los consumidores para comprar artículos de alto costo.
"Tenemos una economía que hasta ahora ha caído en un limbo en lo que respecta a los excesos, lo que no es divertido", dijo Roach. Su firma pronostica que la economía estadunidense se contraerá en un ritmo de 1.25 por ciento en los dos primeros trimestres de este año.
Dos trimestres de contracción marcan una recesión. Sin embargo, el ejecutivo prevé que los agresivos recortes de tasas de la Fed el mes pasado revivirán a la economía a fines de año. "Trabajamos para empresas de valores que venden esas cosas llamadas acciones... la recesión no es un pronóstico que genere simpatías", dijo Roach. "Tuvimos un gran trauma asociado con ello".
De hecho, pocos en Wall Street están pronosticando oficialmente una recesión, y Lipsky y Stelinberg trataron de derribar los razonamientos de Roach.
Lipsky señaló que Roach estaba previendo que la economía se recuperará y crecerá a un ritmo de 1 por ciento a fin de año.
"ƑTodo ese drama por 1 por ciento?", dijo Lipsky de manera burlona en el panel. "Nosotros tenemos (que será) 1.5 por ciento, y pensamos que es positivo".
Roach arrugó el ceño. "Eso fue un golpe bajo", dijo posteriormente a Reuters en una entrevista telefónica.
"Estoy allá afuera con una visión mucho más negativa del mundo. He estado advirtiendo a nuestros clientes antes de que John Lipsky dijera que los riesgos son a una caída (de la economía)", agregó.
Roach dijo en el panel que la agresiva campaña de la Fed de recortar las tasas de interés generaba el riego de que se reinflara la burbuja del mercado accionario, retrasando un poco el trago amargo de una necesaria medicina económica. "Las recesiones tienen el propósito de purgar los excesos, y eso es a lo que se refiere esta recesión", afirmó.
Roach dijo que la burbuja en el mercado tecnológico Nasdaq "era el hecho más desestabilizador que ha pasado en Estados Unidos en los últimos 25 años, desde que la inflación surgió a mediados de la década de los 70".
Los consumidores, calmados por el optimismo del mercado accionario a mediados de los 90 y por la creencia de que su salud sólo continuaría creciendo, consiguieron niveles récord de deudas y no pueden contar más con la venta de las acciones para alimentar sus compras, argumentó.
Y la burbuja del Nasdaq entusiasmó a los empresarios a impulsar sus inversiones en equipo de alta tecnología en una forma similar a la explosión del mercado inmobiliario a mediados de los 80, y esto dejó una preocupación latente, ahora evidenciada en un dramático recorte en las nuevas inversiones.
Dos contra uno
"Esto es como una manía que permite a los jefes de información de las empresas tomar cargo de sus compañías. Ellos ganaron la batalla contra los presidentes ejecutivos, y éstos están tratando ahora de retomar su puesto en el directorio", dijo Roach.
"Siento como si estuviese entrando en un cuadrilátero de boxeo", exclamó Lipsky.
El y Stelinberg se aliaron como un equipo para golpear la posición de Roach.
"Los llamados excesos de nuestra economía son en realidad limitados", se mofó Stelinberg de Merrill. "El escenario de fin de mundo es exagerado".
Dijo que el inventario de deuda consumidora en Estados Unidos había estado alcanzando nuevos récords en décadas sin poner en peligro el crecimiento, y que la caída de las tasas hipotecarias y los recortes de tasas de la Fed se traducían en costos financieros de deudas completamente manejables.
Lipsky dijo que la asombrosa resistencia del crecimiento de la productividad estadunidense mostró que la inversión de empresas en el país había sido una bendición, no una maldición, y que incluso, sus pronósticos de cero crecimiento en inversión en 2001 dejaría a las inversiones en altos niveles.