SABADO Ť 10 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť De lo pasado sólo le quedó el nombre
Reabren y transforman al Catacumbas
JAIME WHALEY
Los noctámbulos de ayer con seguridad recuerdan el Catacumbas, aquel viejo cabaret en la calle de Dolores, a media cuadra de la entonces rumbosa avenida Juárez, arteria colmada de turistas que por las noches, al buscar lugares de esparcimiento, eran indefectiblemente guiados al Cata.
La fama del sitio consistía en lo tétrico y repentino de su escasa decoración. Tan solo al entrar, luego de recibir la bienvenida por parte de un monstruo que la hacía lo mismo de portero que de sacaborrachos, se paraba uno sobre una tambaleante plataforma falsa y eso era el comienzo de la cadena de imprevistos.
El sitio era idoneo para llevar a las ingenuas gueritas que venían a los cursos de verano de la facultad de Filosofía, allá en CU. Su mortecina iluminación propiciaba los lúbricos arrimones a la hora del baile e invitaba a algo más que una agarradita de mano.
Cerrado por unos años, el sitio ha reabierto sus puertas con la salvedad de que de lo pasado solo queda el nombre. La decoración ha sido totalmente transformada. Hoy hay tintes del Medio Oriente y lugares circunvecinos. Su actual propietario, David Muiñoz, un habitué de aquellos días de gloria, lo ha transformado en una discoteca que empieza ya a cobrar prestigio entre los jóvenes. En su nuevo concepto el sitio combina la música disco con actuaciones en vivo de grupos musicales.
Por ahora el CatacumbasX, que así es su nueva denominación, abre de jueves a sábado a partir de las 22:00 horas hasta las 4 de la madrugada siguiente. El acceso para los caballeros es de 100 pesos y las damas entran gratis.