SABADO Ť 10 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Ehrenberg es autor de un manual para creadores

Tener el corazón en el arte y los pies en la tierra, condición para prosperar

YANIRETH ISRADE

Vivir del arte no es una soberbia locura, un descabellado e imposible empeño. ''Cualquiera que se lo proponga puede, sin un solo lugar a dudas, vivir de su producción artística de manera exclusiva", asegura Felipe Ehrenberg, artista plástico quien sistematizó una serie de recomendaciones e información práctica en el volumen El arte de vivir del arte. Manual para la administración de artistas plastic@s, que ayer se presentó en el Museo Soumaya con un humorístico montaje en el que participaron Guillermo Heredia, Armando Vega-Gil, Rosina Conde y en el papel de conductora Lourdes Hernández Fuentes.

Antes de convertirse en libro, El arte de vivir del arte fue un seminario que Ehrenberg -recientemente nombrado agregado cultural en Brasil- impartió durante cuatro lustros en México, Colombia, Venezuela, Estados Unidos y otros países del continente. Esta obra, aclara, no debe considerarse sólo compendio de tips, pues contiene ''una teoría de vida" que el autor aplica y ahora comparte en forma masiva.

La obra, abunda, tiene como principal misión rescatar los esplendores del arte, cuyo oficiante es un trabajador tan digno como cualquier otro, a pesar de los mitos que lo rodean y que en su mayoría no hacen más que envilecerlo.

Una pequeña e ilustrativa muestra de esos ''mitos envilecedores'' aparecen en la introducción del libro: Para ser artista hay que ''nacer con talento" y ''esperar que las musas nos inspiren", y mientras esto sucede, vestir de manera estrafalaria, beber y fornicar pantagruélicamente. Somos -dice la leyenda- seres espirituflátic@s o báquic@s, entes casi incorpóreos que subsistimos de aire y sueños guajiros. Habitamos buhardillas o palacios (nunca una casa normal), jamás sabemos qué hora es y somos siempre informales; nuestros bolsillos no tienen fondo, somos como...šniñ@a chiquit@s!: impulsiv@s, arrogantes, desobligad@s, interesantes (interesantes šfaltaba más!), y siempre imprevisibles. L@s artistas -remata el mito- somos valorad@s šsólo después de morir!

Lo más grave es que los artistas consideran la suya como una profesión sin la debida importancia. Entre risas del público, Ehrenberg muestra cómo, al momento de revelar su ocupación -por ejemplo en una reunión social- muchos disminuyen el volumen de su voz, se sonrojan y responden, tímidamente: ''pretendo ser pintor".

''Nunca he visto la misma actitud con un médico o un pediatra. Ellos se asumen sin vergüenza, sin ningún desdén". L@s artistas que prosperan ''son l@s que tienen el corazón en el arte y los pies en la tierra".

Con el lanzamiento de este título, Biombo Negro, dirigida por Lourdes Hernández, incursiona en el mercado editorial, si bien hace nueve años nació para publicar la revista policiaca del mismo nombre.