SABADO Ť 10 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Dios, referencia constante en sus discursos

En Chiapas, el presidente Fox parecía continuar en campaña

Ť Más que un gerente, un animador Ť Señaló los ejes de su propuesta: infraestructura, crecimiento y educación

LUIS HERNANDEZ NAVARRO ENVIADO

Tuxtla Gutierrez, Chis., 9 de febrero. El presidente Vicente Fox sigue en campaña. Lo suyo son las multitudes y los medios, el contacto directo con la gente. Más que un gerente parece un animador; en ocasiones, más que un político se asemeja a un líder espiritual.

Con la sombra de la rebelión yucateca a sus espaldas, este 9 de febrero, sexto aniversario de la ofensiva militar del gobierno de Ernesto Zedillo contra el EZLN, viajó a Chiapas a encabezar una cruzada por el desarrollo. Esa entidad es, según afirmó frente a los empresarios, el corazón del programa Puebla-Panamá.

Durante la gira señaló, más que simbólicamente, los ejes de su propuesta de crecimiento: infraestructura, financiamiento y educación. Anunció un proyecto de modernización del ferrocarril Chiapas-Mayab, comió con representantes de los sectores productivos del estado, entregó créditos para la creación de maquiladoras textiles a sociedades de solidaridad social y participó en la presentación del proyecto "Secundaria Siglo XXI".

En Arriaga fue recibido por una multitud en plan de fiesta. La Señorita Arriaga, ataviada con ajustada minifalda, le regaló una pequeña locomotora a escala. Las damas del Club de Leones local ocuparon los primeros asientos colocados frente al templete, que, a su vez, tenía a sus espaldas la antigua estación de ferrocarril. Decenas de ciudadanos buscaron saludar al jefe del Ejecutivo como lo hacen en las campañas electorales, y entregarle cartas con peticiones y demandas, mientras que alguna manta pedía el fin del rezago agrario. Las viejas promesas gubernamentales incumplidas, los agravios, las expectativas de mejoramiento se condensaron en la gira y movilizaron a los habitantes.

El gobernador Pablo Salazar comenzó su discurso diciendo que hace más de un siglo que el desarrollo llegó a Chiapas pero se ha perdido en el camino, y recordó que la vida económica en el estado alguna vez giró alrededor de Arriaga. Al fin y al cabo tiempos del TLC, Paul Martin, director general de operaciones del ferrocarril Chiapas-Mayab, habló a la multitud en perfecto espanglish que, conforme avanzó en el tiempo se convirtió cada vez más en inglés y menos en español. Elogiosamente se refirió a los fondos del Banco Mundial para financiar el proyecto y a las posibilidades de expansión del mercado que el proyecto abre. Siguió Pedro Cerisola, secretario de Comunicaciones, que dio un breve discurso ponderando el lenguaje de los hechos.

Salvo por la ausencia de acarreados, a los que tan aficionadas se volvieran las administraciones priístas, hasta ese mo-mento esta puesta en escena política parecía ser la misma de siempre aunque los personajes fueran otros. Sin embargo, a partir de ese momento las cosas cambiaron. El presidente Fox tomó el micrófono y se convirtió en el conductor del acto. Dio la palabra a Sofía, una joven estudiante de la comunidad que se presentó como "casi una ciudadana" y recordó las promesas incumplidas de los anteriores gobiernos.

Entonces tocó el turno al hombre de las botas. Habló respondiéndole a Sofía de la necesidad de emprender una nueva revolución educativa en el país y del sistema de becas y financiamiento. Cuando una falla en el sistema eléctrico inutilizó el micrófono, siguó su discurso a viva voz.

De regreso en Tuxtla Gutiérrez, una pequeña concentración de miembros de la iniciativa privada encabezados por Jorge Constantino Kanter, el protagonista de decenas de cruzadas antizapatistas, dio la bienvenida al Presidente. Como lo hicieron al inicio del conflicto buscaban ahora nuevas indemnizaciones. Frente a él estaba Inti Muñoz, hoy coordinador de giras de Pablo Salazar. Vueltas que da la vida. Kanter detuvo en 1994 en Altamirano, con violencia, una de las caravanas para llevar comida y alimentos a las comunidades en rebeldía organizadas por estudiantes universitarios en la que Inti participaba.

En el Centro de Convenciones de Tuxtla se encontró una parte de la clase política local, representantes de agrupaciones empresariales y algunos dirigentes sociales para comer con el Presidente. Como la falta de participación política no es exclusiva de las comunidades indígenas, el número de mujeres presentes en la reunión fue escaso. En una de las mesas, el diputado local panista Augusto Orantes comentó que los indios están siendo sobreprotegidos por las leyes, y que eso es un acto de paternalismo.

Fox se refirió entonces a la paz en el estado. Dijo estar a favor de la marcha zapatista, como lo están la mayoría de los mexicanos, y tener que creer en que la otra parte (los rebeldes) está a favor de la paz. Señaló que la marcha pondrá a prueba la elasticidad de la nueva democracia mexicana. Asoció paz y desarrollo, como variables que deben caminar simultáneamente en el estado. Inevitablemente abordó el conflicto de Yucatán al dar un espaldarazo a su secretario de Gobernación. Después dibujó el mapa del nuevo sureste mexicano al que aspira: uno en el que el territorio estará atravesado por grandes carreteras, vías ferroviarias, gasoductos y líneas troncales de electricidad, que conectarán Canadá y Estados Unidos con los países centroamericanos.

Dicharachero, frente a cientos de estudiantes de secundaria que coreaban su nombre y le echaban porras, el Presidente comenzó su discurso dirigiéndose a las "amigochas" y "amigochos" presentes.

Una y otra vez, a lo largo de sus intervenciones, hizo referencia a Dios. Diosito nos hizo con dos orejas y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos, dijo en Arriaga; Dios los bendiga, afirmó en Tuxtla Gutiérrez; ya Dios proveerá, le aseguró al secretario Frenk, al anunciarle un recorte de su presupuesto. A diferencia de la mayoría de los funcionarios que tomaron la palabra y que parecían estarle rindiendo cuentas a su jefe más que hablando a las multitudes, el Presidente tuvo siempre como interlocutores a la gente presente en los actos.

Si lo que sucedió durante la tercera gira a Chiapas es generalizable, parece que Vicente Fox disfruta con las multitudes y su apuesta es mantener vivo el entusiasmo y la esperanza del cambio.