MIERCOLES Ť 7 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Me cesan por atacar a mafias de la fiesta brava, alega

López Obrador ordenó destituir al juez taurino Salvador Ochoa

LUMBRERA CHICO

Carlos Mendoza, presidente de la Comisión Taurina del Distrito Federal, pidió ayer al jefe del gobierno capitalino, Andrés Manuel López Obrador, y éste ordenó de inmediato la destitución del juez de la monumental plaza México, Salvador Ochoa, por su "errático" y "frívolo" comportamiento durante la corrida del pasado 5 de febrero que conmemoró el 55 aniversario del coso de Insurgentes.

Por su parte, en declaraciones a distintos medios, Ochoa aseguró que fue cesado por "combatir" a las mafias que operan en torno de la fiesta brava. Más aun, prometió que hoy dará a conocer que los más importantes toreros españoles "cobran 100 mil dólares por corrida y les depositan el dinero en bancos de Estados Unidos para no pagar impuestos al fisco mexicano".

Al respecto, Mendoza comentó: "ƑY por qué no los denunció antes, mientras contaba con la representación del gobierno de la ciudad o acaso se enteró ayer a medio día? ".

Ante los rumores contradictorios que circularon ayer sobre el jefe de Ochoa, Carlos Mendoza dijo: "el gobierno del Distrito Federal lo destituyó porque al presidir la décimo séptima corrida de la temporada grande en la plaza México tuvo un comportamiento errático y representó frívolamente a la autoridad que ostentaba".

De acuerdo con una investigación de este diario, Salvador Ochoa acudió la semana pasada a la ganadería queretana de Xajay, donde luego de ser atendido a cuerpo de rey por el arquitecto y criador de toros bravos Javier Sordo Bringaf, reseñó los once ejemplares que días más tarde fueron enviados a la México, a la corrida conmemorativa del 5 de febrero.

El reglamento taurino en vigor, sin embargo, señala que el juez en turno deberá reseñar -tomar nota de las características de edad, peso, trapío y estado de las astas- el ganado cuando éste llega a las corraletas de la plaza procedente del campo bravo.

Ochoa no sólo incurrió en este atropello a la ley sino que presidió la corrida conmemorativa en estado de ebriedad y cuando el público se le echó encima gritando "šotro juez, otro juez!", sacó un pañuelo y acompañó con movimientos rítmicos el clamor de la multitud que exigía su destitución.

La chispa que incendió la pradera fue que tras la muerte del sexto de la tarde, un toro llamado Rebrujito sin bravura ni nobleza, Ochoa decreto que el cadáver de la res recibiera una vuelta al ruedo en señal de sus excepcionales condiciones de crianza.

Con este gesto absurdo, el juez pretendió humillar al Juli, que había toreado dignamente al manso, y homenajear en forma inmerecida al ganadero que días antes le hizo la barba invitándolo a su dehesa.

Ante el creciente descontento que impera en los medios taurinos por las sorpresivas alzas de 18 por ciento a los precios de las entradas de la plaza México, Carlos Mendoza rechazó que hubieran sido aprobadas por el gobierno del Distrito Federal.