LUNES Ť 5 Ť FEBRERO Ť 2001
ASTILLERO
Julio Hernández López
Hoy, a los 84 años de edad, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos -pensada para privilegiar la justicia social, el nacionalismo y el liberalismo-, será puesta frente al paredón de la modernidad globalifílica conservadora. Es absolutamente natural que las efemérides celebradas con entusiasmo durante la era dominada por el PRI sean ahora pasadas por las armas del revisionismo: el triunfo de Vicente Fox ha instalado en el poder a una corriente ideológica y política que poco tiene que ver con el contenido de las normas rectoras acordadas y formalizadas en febrero de 1917 en Querétaro.
DADO QUE LE ha tocado inaugurar la fila de fechas históricas fundacionales a las que el foxismo someterá a juicio, la de la Constitución ha despertado expectativas de toda índole. En los hechos, ya el actual gobierno de la República no respeta ni acata los términos de la llamada Carta Magna. Tampoco lo hacían los anteriores gobiernos, los priístas, aunque éstos mantenían en cartelera permanente una serie de representaciones teatrales con las que de palabra honraban las letras supremas de la nación aunque, en los hechos, las violaban y ofendían de igual o peor manera que ahora lo hacen los foxistas.
BASTARIA PARA DEMOSTRAR el grave desajuste con la octogenaria Constitución el hecho de que el foxista se asume como un gobierno "empresarial" y que concibe el ejercicio político como una virtual relación entre clientes y proveedores. Sobran, por lo demás, los ejemplos de contraposición entre lo que establece tal Constitución y lo que se piensa y hace por parte de ese gobierno que combate el carácter tutelar que para con los desposeídos establece la máxima ley mexicana.
POR TODO ELLO será importante saber el planteamiento que haga hoy el presidente Fox. Conocido es que uno de sus principales objetivos es el de reformar el Estado, tarea ésta que conlleva la intención de corregir a la actual Constitución o, aun mejor, crear una nueva. Tal como está, la Constitución es una camisa de fuerza para un Ejecutivo que desea deshacerse del mayor número posible de monsergas que la institucionalidad le impone. En esas ansias reformistas hay, desde luego, quienes encuentran el huevo de la serpiente del autoritarismo que podría desembocar en una forma de dictadura que, fincada en el manejo abundante y bien dirigido de la publicidad mediática, llevara a Fox a tomar medidas drásticas de desmantelamiento de un régimen que no desea realmente exterminar, sino reconstruir a su manera y para su beneficio. No deben desatenderse los murmullos que en altos niveles se escuchan dando cuerda a la tentación releccionista que estaría moviéndose en el ánimo presidencial (seis años serían muy poco tiempo para la difícil tarea de limpiar la porqueriza heredada, dicen esos promotores del neomaderismo foxista). El primer paso, para ir metiendo en calor a la gente, sería la propuesta para que los legisladores puedan ser relectos. De ahí a la continuidad presidencial sólo habría un paso.
SI NO FUESE cierto ese presunto proyecto releccionista, habría de reconocerse que los indicios que el presidente Fox aporta podrían apuntarse fácilmente en ese sentido: no ha dejado un solo día de moverse políticamente como candidato en campaña, buscando los índices de popularidad en su favor, con las encuestas de opinión en la mano, como brújula inapelable de su trayecto diario.
EN ESA OBSESION por lo mediático ha llegado a extremos como el de pelear a destiempo con el subcomandante Marcos por los favores cómicos de Andrés Bustamante, uno de cuyos magníficos personajes sufrió días atrás el festivo (y falso) apretón de cuello con el que el insurgente del sureste celebró gráficamente el diálogo tenido con el gerente general del Ponchitos Grillas Company. Apenas unos días después de ese golpe dado por Marcos, el Presidente de México apareció como locutor en el programa de variedades que los sábados se difunde con el título de Fox en vivo, Fox contigo, transmitido en directo desde los estudios de San Cristóbal, en el foro guanajuatense que podría ser bautizado como La hacienda del patrón (tan obvio es el sentido de la competencia que el Presidente se esmeró justamente en negarla, alegando que él habría invitado a Bustamante desde mucho tiempo atrás, un mes y medio, más o menos).
Y SI MARCOS había alcanzado buenas notas en su enfrentamiento de humor con Ponchito-Bustamante, el presidente Fox buscó ir más allá, apropiándose inclusive del personaje al hacer, él mismo, una imitación del cómico y poniendo a éste a su vez a arremedar al guanajuatense. Durante unos minutos se hizo evidente la necesidad de legislar para que en caso de ausencia del Presidente entre en funciones un personaje previamente designado, una especie de vicepresidente para las urgencias: Fox se convirtió alegremente en locutor habilidoso con las muletillas baratas del gremio, en mal imitador y, dado que Mario Bezares ha demostrado las bondades del oficio, en Primer Patiño del País.
SI A BEZARES se le ha perdonado todo en aras de una simpatía televisada, si millones de mexicanos no quieren enterarse de la cloaca de narcotráfico y bajo mundo en la que vivía el equipo de Stanley del que formaba parte Mayito, y sólo atinan a exculparlo bajo la simple argumentación de que les cae "muy bien", entonces es posible que al Presidente de México se le perdone todo, y se olvide todo, si acaso él logra también caerle bien a los ciudadanos, así sea convirtiendo su programa sabatino en la versión radiofónica de Pácatelas.
ASI, POR EJEMPLO, el Presidente pudo seguir adelante con la cantaleta de que la desaceleración económica estadunidense no habrá de ser tan grave para México. Con base en pura voluntad, el kalimanismo dominante pretende hacerle creer a la gente que la economía no entrará en crisis por más que comience a haber desempleo, disminuyan las exportaciones, se asome el fantasma de la inflación y el peso aparezca peligrosamente sobrevaluado. Todo eso y más debe ser olvidado, o marginado, ante la buena nueva de que Los Pinos podría ser ahora la sede (en mala copia) de Los Polivoces.
OTRA INNOVACION DE este programa sabatino son las autocomplacencias, que permiten que el locutor Fox haga que sus invitados digan a título propio lo que el jefe quiere que la gente escuche. Con tal formato, el conductor da a sus subordinados la oportunidad de decir que todo va bien en el gobierno, que las órdenes del patrón se están cumpliendo e, inclusive, de entrar en detalles de honra y gloria para el locutor que éste no podría hacer públicos más que corriendo el riesgo de parecer soberbio o vanidoso. Jorge Castañeda, el secretario de Relaciones Exteriores, inauguró este sábado esas rondas del elogio al jefe en boca del subordinado. Si algún día llega a fallar el sistema natural de transmisión de esta variante de la Hora Nacional, bastaría con hacer señales de humo aprovechando el incienso quemado bajo la efigie del ASTILLAS: Gran Jefe Micrófono al Aire.
Juran y perjuran los priís-tas que los excesos cometidos desde el poder en Jalisco son peores que los de Madrazo en Tabasco. Uso del erario, manipulación desde el gobierno y otras joyas de la corona tricolor habrían sido ahora lucidas en la testa por los panistas de occidente. Esperan que la voluntad del Señor también se haga en la yunta propia y no nada más en la del vecino... La unión PAN-PRD favorecería en Yucatán a Víctor Cervera Pacheco, pues inhibiría la escisión en curso que arrojaría a un grupo priísta, el encabezado por Carlos Sobrino, al partido del sol azteca. Para Sobrino, y otros priístas, sería imposible sumarse a una alianza con sus adversarios históricos, los panistas. Y eso ayudaría a las muchas maniobras que Cervera realiza para seguir gobernando -tal vez otros diez años- Yucatán...
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