DOMINGO Ť 4 Ť FEBRERO Ť 2001
Ť Celebró 12 años en el Hard Rock Live
Santa Sabina ofreció un concierto limpio y de estética propia
JUAN JOSE OLIVARES
Santa Sabina celebró ayer en el Hard Rock 12 años de introspecciones sonoras con un concierto de 25 canciones envuelto en texturas medio poéticas que terminaron por convencer a los aproximadamente mil asistentes, que gritaron, cantaron, bebieron y adoraron a sus artistas.
No cabe duda y aunque a muchos no les guste, Santa Sabina es de los grupos de rock mexicanos más finos. Con este recital volvieron a corroborar su estética. Sonidos limpios y muy fuertes se entrelazaron con la cálida voz de Rita Guerrero que, entregada a su público, no dejó de gemir... en un sentido artístico, claro.
Tocaron rolas de todos sus discos: Soledad, Duerme amor, Nos queremos morir, Mar adentro en la sangre, Canción, y vestidos de negro todos los presentes, cante y cante y goce y goce con los dulces ruidos emanados por el grupo y sus acompañantes: un chelista, una percusionista y un saxofonista.
Concierto de buena manufactura, con dedicación profesional y mucha energía. De hecho, los sabinos no tocan mucho, quizá por eso un fragmento del público les aplaudió todo, como los desplantes cachondos de Rita.
A lo mejor algunas de las cosas malas y que se deberían corregir es la mala ventilación que tiene el local, pues si se presenta un grupo exitoso como Santa el local se abarrota y pues como que respirar el aliento de cientos de personas es insalubre y medio gacho. De hecho una preparatoriana sufrió un desmayo por los apretujones y la falta de aire. No pasó a mayores pero, šojo! Hard Rock.
La que no resentió la falta del vital elemento fue la garganta de la Guerrero, que entre humos místicos no paraba de jugar con las notas más elevadas y bajas de Vacío Despertar, Luz de mar, Sólo el mar y su eufonía se incrustaba permanente en cada admirador (a).
Lamento, A la orilla del sol, Vampiro, Babel, Mirada, Signo del deseo... tocaron las más importantes y las que sus seguidores querían escuchar, al fin que el festejo era por y para ellos: para que se olvidaran -la mayoría ya en edad productiva- de su semana laboral y aparte, se echaran unos chupis. Bueno, hasta el actor Daniel Giménez Cacho se emocionó con el sonido de la banda.
Recital sabinezco que percibió su clímax con la rolita de Silvio Rodríguez, Sueño con serpientes, un sueño que se prolongó por más de dos horas de viajes oníricos entre ruidos roqueros y del tradicional "šsalud!" entre cuates. Salud para Santa Sabina.