DOMINGO Ť 4 Ť FEBRERO Ť 2001

Ť Montemayor, ponente en un foro sobre los pueblos autóctonos

Rechazo de mexicanos a los indígenas de carne y sangre

Ť ''Celebramos a los indios sólo como concepto abstracto e histórico''

Ť Oponerse al EZLN, forma velada para desconocer sus derechos, dice

JAVIER MOLINA ESPECIAL

San Cristobal de las Casas, Chis., 3 de febrero. Al siglo XXI entramos con una inercia ideológica y política que tiende a distorsionar la naturaleza misma de los pueblos indios, afirma Carlos Montemayor.

''Es una inercia que no sólo parte del racismo y la subestimación de los pueblos indios, sino también de una inercia jurídica y burocrática que se ha empeñado en negar la existencia de estos pueblos y en suprimir la singularidad de su cultura. Por ejemplo, en la historia del constitucionalismo mexicano no hay espacio alguno para la protección de los derechos agrarios y económicos de estos pueblos.

''José María Luis Mora, el ideólogo más importante del liberalismo mexicano del siglo XIX, exigió al Congreso Constituyente de 1824 que desapareciera por decreto la palabra indio del lenguaje oficial, con el propósito de que sólo se pudiera hablar de ciudadanos pobres y ciudadanos ricos. Semanas más tarde, cuando empiezan a recibirse las primeras propuestas de comunidades de Tlaxcala por despojo de tierras comunales, Mora les recuerda a sus colegas diputados que como ya habían acordado en que los indios no existían debían concluir por fuerza que tampoco exigían derechos agrarios de estos pueblos."

Lenguas autóctonas en extinción

El autor del libro Chiapas, la rebelión indígena de México, sostiene que ''para los liberales mexicanos del siglo XIX y para los neoliberales del siglo XX, desde Salinas de Gortari a Vicente Fox, la propiedad privada es la única forma digna de la propiedad agraria, y la única señal de civilización. La perspectiva indígena sobre la posesión comunal, colectiva o ejidal de la tierra es considerada una forma retrógrada y bárbara, este es uno de los aspectos que más han atacado las políticas oficiales durante todo el siglo XIX y durante las últimas décadas del siglo XX".

Montemayor vino a esta ciudad Ťvs-montemayor-carlos-libro para participar en el foro Los pueblos indios frente al siglo XXI, organizado por Consejo Estatal para la Cultura y las Artes (Coneculta) con la finalidad de proponer testimonios, conceptos y propuestas acerca de la vida, la política, la economía y la cultura de los indígenas de Chiapas.

Mencionó otros casos de distorsionamiento oficial. ''Uno muy notable tiene que ver con la imposición del castellano como lengua nacional y el relegamiento de las lenguas indígenas''.

Indicó que durante la época de la Conquista el país contaba con más de 170 lenguas vernáculas. A finales del siglo XIX con 110 lenguas, a principios del siglo XXI México tiene 62 lenguas. De éstas, 25 cuentan con menos de cinco mil hablantes. ''La cifra es esencial, porque según parámetros de la UNESCO, las lenguas que cuentan con menos de cinco mil hablantes se encuentran en un proceso irreversible de extinción: más de seis lenguas mexicanas cuentan con menos de mil hablantes".

Político, el principal obstáculo

Montemayor indicó que hoy México es el segundo país del mundo en riqueza de idiomas (la India tiene 69 lenguas y China 52). ''En menos de 20 años México tendrá menos de 40 lenguas. La desaparición de los idiomas va aparejada a políticas económicas y sociales de marginación, represión y despojo. Es imposible creer que las culturas indígenas puedan ser respetadas o impulsadas sólo con criterios mercantiles en la producción de artesanías. Es necesaria una recomposición política, económica y social del país entero. La contribución más indudable del EZLN y de los pueblos indios de Chiapas está precisamente en este punto: en la capacidad de haber llevado a debate nacional la necesidad de una nueva legislación en materia de derechos indígenas. Varios grupos parlamentarios y muchos constitucionalistas creen que deben partir de la nada para las reformas constitucionales. Se les olvida que el Senado de la República ratificó en 1990 el Convenio 169 de la OIT de las Naciones Unidas y que, por tanto, forma parte ya de las leyes mexicanas".

''Este convenio es una propuesta importante para las reformas constitucionales en países que tengan una población indígena o tribal significativa. El convenio parte de un hecho muy simple: aunque todas las constituciones modernas consideran iguales ante la ley a todos sus ciudadanos, en realidad los pueblos tribales e indígenas viven en condiciones desventajosas, de notoria desigualdad respecto de las sociedades dominantes.

''Por tanto, el Senado debería retomar el Convenio 169 que ratificó en 1990 y aceptar que éste es el marco legal verdadero y concreto para debatir la aprobación de la iniciativa de ley preparada por la Cocopa hace varios años. En otras palabras, además de la realidad social de las instituciones políticas y sociales de los pueblos indios, las reformas constitucionales en materia de derechos indígenas deben estudiarse a la luz del articulado del Convenio 169 de la OIT".

-La iniciativa de ley de la Cocopa fue firmada hace varios años. Comenzamos el siglo XXI, un nuevo gobierno y todavía sigue pendiente su cumplimiento. Habrá una marcha de los indígenas a la ciudad de México para avanzar también en este sentido. ƑCuál es el principal obstáculo para su cabal aceptación?

-El principal obstáculo no es jurídico, sino político. Me refiero al obstáculo encarnado en el racismo, el desprecio y el desconocimiento sobre los pueblos indios. Los mexicanos celebramos a los indios sólo cuando se trata de un concepto abstracto e histórico, pero los despreciamos cuando se trata de los indios reales: de carne y sangre. Nos gusta pensar que nuestros antepasados fueron los grandes creadores de las culturas prehispánicas, pero rechazamos cualquier parentesco cercano con el indio real y actual. Esta resistencia ante los pueblos indios, la inercia histórica y política que insiste en distorsionar su naturaleza, es el principal obstáculo que se levanta entre los grupos parlamentarios actuales y la sociedad mayoritaria nacional. Aparentemente quieren marcar una distinción entre los zapatistas y los intereses indígenas, aparentemente sólo se oponen al EZLN y no a los derechos indígenas.''

Batalla en varios frentes

''No es cierto, la realidad es que hay un profundo desprecio por los derechos de los pueblos indígenas y por la persona misma de los indios. Los zapatistas les facilitan a estos sectores racistas despreciar en un mismo bloque a los pueblos indios y a las demandas de los derechos indígenas. Estar contra el EZLN es una forma velada y astuta de estar en contra del reconocimiento de estos derechos. Por eso la sociedad mexicana está acostumbrada a que los que no somos indígenas digamos y expliquemos qué son y qué no son los indios, en qué piensan y en qué nos piensan éstos, en qué creen o en qué no creen. Es decir, preferimos oír nuestras propias distorsiones culturales sobre los pueblos indios en lugar de escuchar a los propios pueblos indios hablar de sí mismos.''

El también autor de la novela Guerra en el paraíso considera muy relevante el surgimiento, desde hace más de 12 años, de numerosos escritores en varias lenguas indígenas de México. ''Por vez primera podemos oír, a partir de esas lenguas indígenas, la voz y la conciencia de esas culturas milenarias. A veces los pueblos indios hablan ahora, con su nueva literatura, a veces los pueblos hablan con las armas en la mano. Al parecer los mexicanos de los umbrales del siglo XXI no quieren verlos con armas ni con letras, quieren seguirlos viendo desarmados y analfabetas, seguirlos viendo marginados y sin derechos. En muchos frentes los pueblos indios lucha por su reconocimiento pleno: político, social, cultural y económico."