SABADO Ť 3 Ť FEBRERO Ť 2001

Alberto J. Olvera

Veracruz: las burlas de Alemán

En pleno debate nacional sobre el respeto a la ley, la división de poderes, la consulta a la ciudadanía y la necesaria modernización de la política, el gobernador Miguel Alemán sigue demostrando a propios y extraños que la política en Veracruz sigue instalada en la década de los 60. Si alguien tenía esperanza de que a raíz de la derrota del 2 de julio el PRI cambiara sus costumbres y cultura, cometía un error. El PRI no puede hacer política moderna, como lo demuestran hasta el cansancio los casos de Yucatán, Tabasco, Chiapas y Veracruz.

Esta semana el Congreso del estado de Veracruz, donde el PRI goza de una cómoda mayoría que a veces se convierte en mayoría calificada gracias a eventuales alianzas con el PRD y la chiquillería, hizo dos nombramientos importantes, ambos a propuesta del Ejecutivo estatal. De una parte, Guadalupe Sirgo fue designada presidenta del Consejo de Protección al Ambiente, una instancia que en teoría debería vincular a la sociedad civil y a las dependencias gubernamentales en el área de la defensa del ambiente. En este ámbito, Veracruz cuenta con una amplia tradición de activismo civil y con un conjunto de investigadores de primer nivel internacional. Ahora bien, la ciudadana Sirgo fue diputada local por el Partido Verde en la Legislatura pasada, cargo en el cual nada hizo por la defensa de la ecología. Su educación formal llega hasta al tercer semestre de enfermería y carece de experiencia alguna en materia ambiental. Al parecer, su mérito principal radica en ser hija de la líder estatal de los verdes. Los dirigentes de las ONG ambientalistas han tomado este nombramiento como un insulto, que se suma a otros similares en el pasado, empezando por el de la directora de Asuntos Ecológicos del gobierno estatal, una abogada cuyo único mérito previo había sido ser una activa militante priísta de las juventudes veracruzanas.

El nuevo presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos es Jorge Luis Rivera Huesca, quien tiempo atrás fue un cuestionado director de la Policía Judicial del estado, puesto en el que protagonizó más de un bochornoso escándalo. Hasta la semana pasada fungía como director Jurídico Consultivo de la Procuraduría General del estado. Como puede verse, este nombramiento equivale a poner a la iglesia en manos de Lutero. Resulta que un ex jefe de policía y ex empleado del procurador será el encargado de "vigilar" a esas dos dependencias, responsables de la gran mayoría de las violaciones a los derechos humanos. Resulta punto menos que inconcebible una tal falta de respeto a la opinión pública. La Comisión de Derechos Humanos debería ser un organismo independiente y autónomo, no una oficialía de partes del Poder Ejecutivo, como ha sido hasta la fecha y continuará siendo dadas las condiciones.

Pero la arbitrariedad no se limita a estas instancias. El propio Partido Revolucionario Institucional veracruzano ha resentido la imposición de un viejo político , Carlos Brito Gómez, como nuevo "líder" del partido oficial en el estado. Ni siquiera las formas se cuidaron, pues no hubo consultas ni negociaciones. La misma situación se dio en la cámara, donde el ex líder priísta Raúl Ramos amaneció un día destronado como presidente de la mesa directiva de la Diputación Permanente.

Veracruz vive una crisis agrícola sin precedente, debido al colapso de la cafeticultura y de la industria cañero-azucarera. Sin embargo, la Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Pesquero sigue en manos de un grupo de viejos operadores clientelares que de asuntos agropecuarios desconocen hasta lo más elemental.

El propio gobernador se ha visto envuelto en escándalos varios, el último de los cuales tiene que ver con la renta de un jet ejecutivo que le cuesta al empobrecido erario estatal muchos millones de pesos al mes. No ha habido una aclaración al respecto. Miguel Alemán ha devenido en Veracruz lo que era, según Azcárraga el viejo, en Televisa: el gerente de gastos de la compañía.

Los conceptos de respeto a la opinión pública, equilibrio de poderes y respeto a la ley no existen en el vocabulario de los políticos priístas. El gobernador Miguel Alemán se ha encargado, en cuanta oportunidad ha tenido, de demostrar que carece de la menor voluntad de gobernar de una manera no autoritaria. Lamentablemente, los partidos de oposición locales carecen de los cuadros, la preparación y la fuerza para poner un dique a tanto abuso. Veracruz tardará mucho en remontar el brutal peso de la herencia autoritaria.