MARTES Ť 30Ť ENERO Ť 2001

Ť Solicitará al Ejecutivo y al Congreso ser tomada en cuenta

Preocupa a la Asamblea Legislativa la decisión sobre el nuevo aeropuerto

BERTHA TERESA RAMIREZ

La Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF) solicitará al Ejecutivo federal y al Congreso de la Unión sea tomada en cuenta la opinión de este órgano legislativo en la decisión para instalar un nuevo aeropuerto en la zona metropolitana, porque la reubicación de éste afectará a los capitalinos, informó el presidente de la Comisión de Ecología, Arnold Ricalde.

Señaló que hasta el momento existen dos grupos que se han manifestado por obtener la concesión del proyecto; uno es el grupo Tizayuca, que encabeza el gobernador del estado de Hidalgo, Manuel Angel Núñez Soto, y otro es el Grupo Texcoco, del arquitecto Alberto Calach.

El legislador indicó que en torno a la nueva ubicación de la terminal área -que el gobierno federal podría dar a conocer a final de este año- existen varias opiniones de ambientalistas adversas a Texcoco, por el impacto ambiental que la ciudad y esa zona conurbada podrían sufrir.

Dijo que el proyecto que promueve el gobernador Manuel Angel Núñez se sustenta en los beneficios que obtendría el estado de Hidalgo en infraestructura. ''Obviamente, el mandatario está muy interesado en sacar adelante su proyecto, porque va a traer todo un desarrollo urbano a la zona de Tizayuca y una serie de beneficios para la entidad''.

Ricalde señaló que, de la misma forma, el grupo de arquitectos encabezados por Alberto Calach que promueven la construcción del nuevo aeropuerto en Texcoco, aducen que esa obra impulsaría el desarrollo en la zona metropolitana.

Por su parte, la presidenta de la Comisión de Desarrollo Urbano, Establecimientos y Reservas Territoriales, Margarita González Gamio, dijo que para el Distrito Federal la mejor alternativa es Tizayuca y no Texcoco.

Consideró que entre las desventajas que existen en el segundo caso están los riesgos de construcción en los límites del lago de Texcoco, y hay tomar en cuenta que se trata de una zona reguladora de los caudales del acuífero, además de que la región es la última reserva natural para poder regular el escurrimiento que provoca la lluvia; aparentemente ésta se ha incrementado y seguirá aumentando en los siguientes años.

Concluyó que la zona texcocana es sumamente vulnerable, y prueba de ello es la invasión de asentamientos tan grandes como Neza y Chimalhuacán.