Tarde o temprano. Poemas (1958-2000)
Jose Emilio Pacheco
El
sol oscuro
Enciende el vuelo llamas
transparentes.
Domina el aire un sol ágil
y oscuro.
La noche es oquedad, desierto
muro
o río que se disuelve en
sus afluentes.
Otro dolor regresa cuando
sientes
que el árbol de ese tiempo
en que no duró
se nutre de la muerte y lo
futuro
y la tierra y la sangre
incandescentes.
Avanza el mar. Inunda lo
que sueña.
El agua pasa y el fluir perdura.
Se remansan los siglos en
la peña
donde la sal anula su
estructura.
La sombra arde en su espejo.
El mar se adueña
de la tierra: su límite y tortura.
De Primera condición
(1958-1959)
Navegantes
Combatimos en Troya.
Regresamos
con Ulises por islas
amenazantes.
Nos derrotaron monstruos y
sirenas.
La tormenta averió la nave.
Envejecimos entre el agua de
sal.
Y ahora nuestra sed es llegar a
un puerto
donde esté la mujer que en la
piedad de su abrazo
nos reciba y nos adormezca.
Así dolerá menos el descenso
al sepulcro.
De El silencio de la luna
(1985-1996)
Para Efraín Huerta
¿En qué lugar del valle que no
elegimos, la isla de asfixia
rodeada de miseria por todas
partes, habrán quedado
tus pasos, tus palabras, tu
última sombra?
Así pues, terminó el danzón.
Vámonos con la música a
otra parte.
Tú no estás muerto.
En esta inmensa zona de
desastre que es México
nosotros somos los cadáveres.
De Los trabajos del mar
(1979-1983)
Biología del halcón
Los halcones son águilas
domesticables.
Son perros
de aquellos lobos.
Son bestias de una cruenta
servidumbre.
Viven para la muerte.
Su vocación es dar la muerte.
Son los preservadores de
la muerte
y la inmovilidad.
Los halcones: verdugos,
policías.
Con su sadismo y servilismo
ganan
Una triste bazofia
compensando
nuestra impotente envidia
por las alas.
De No me preguntes
cómo pasa el tiempo
(1964-1968)
Otro homenaje a la cursilería
Dear, dear!
Life's exactly what is looks,
Love may triumph in
the books,
Not here.
W.H. Auden
Me preguntas por qué de
aquellas tardes
en que inventamos el amor
no queda
un solo testimonio, un triste
verso.
(Fue en otro mundo: allí la
primavera
lo devoraba todo con su
lumbre.)
Y la única respuesta es que
no quiero
profanar el amor invulnerable
con oblicuas palabras,
con ceniza
de aquella plenitud, de
aquella lumbre.
De Irás y no volverás
(1969-1972)
Reproche
Del pintor que no fue me mira
el cuadro.
No me siguen los ojos de la
figura
aunque sus líneas dicen, bajo
el silencio:
''¿Crees de verdad que tú no
has fracasado?''
De La arena errante
(1992-1998)
Contra Harold Bloom
Al doctor Harold Bloom
lamento decirle
que repudio lo que él llamó ''la
ansiedad de las influencias".
Yo no quiero matar a López
Velarde ni a Gorostiza ni
a Paz ni a Sabines.
Por el contrario,
no podría escribir ni sabría
qué hacer
en el caso imposible de que no
existieran
Zozobra, Muerte sin fin, Piedra de sol, Recuento de poemas.
De Siglo pasado
(1999-2000)
La máquina de andar de JEP
A lo largo de la ancha vía de 42 años como poeta, José Emilio Pacheco ha sido de sí mismo tren, maquinista, estación, guardagujas, paisaje y alerta durmiente. Ha ido del Pacheco al Berny, su apellido materno, con destino en Emilio, con escala en José.
De su obra poética hizo una máquina de andar por sus caminos y los de otros, y aún se permite rehacerlos, pisarlos de nuevo, corregirlos, aumentarlos.
Eso es Tarde o temprano, que ahora da a conocer el Fondo de Cultura Económica en su serie Letras Mexicanas, el recorrido por las estaciones librescas del escritor, que abarcan de 1958 a 2000: Los elementos de la noche, El reposo del fuego, No me preguntes cómo pasa el tiempo, Irás y no volverás, Islas a la deriva, Desde entonces, Los trabajos del mar, Miro la tierra, Ciudad de la memoria, El silencio de la luna, La arena errante y, a modo de epílogo, Siglo pasado.
Agradecemos al FCE la posibilidad de reproducir para el público lector los poemas que aquí aparecen, y reunimos en una sola línea el primero y el último verso de los que componen el amplio volumen para subir a bordo:
''Sitiado entre dos noches: Eso me pasa por intentar lo imposible". (NOTA Y SELECCION DE TEXTOS: CESAR GÜEMES)