MARTES Ť 30 Ť ENERO Ť 2001

Ť Propone establecer una segunda vuelta en la elección del jefe del Ejecutivo

La institución presidencial es débil: Sartori

Ť "Los partidos pequeños ya no necesitan que se les dé espacio, se lo pueden ganar ellos"

MIREYA CUELLAR

Una vez que se ha dado una transición en México, "no veo útil para el ejercicio presidencial mantener el sistema electoral mixto", porque la institución presidencial es "débil" -frente al Congreso-, señaló el politólogo italiano Giovanni Sartori, quien propuso optar por un sistema estrictamente de mayorías (suprimir la representación proporcional) y una segunda vuelta en las elecciones presidenciales.

Un "muy cansado" Sartori habló ayer en el auditorio del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación sobre la importancia de los sistemas electorales y su impacto en la conformación del sistema de partidos de un país, porque prácticamente determina el número de institutos políticos que existirán.

El autor de Homo videns aclaró al iniciar su exposición -no fue conferencia magistral porque "estoy muy cansado", dijo una y otra vez- que está en contra de los sistemas mixtos, porque provocan un sistema "esquizoide" en los partidos y los votantes, ya que los primeros tienen que hacer dos campañas y los segundos se confunden.

Dijo entender que el sistema mixto mexicano ha funcionado en el contexto de un sistema hegemónico, y se preguntó Ƒcuál es el propósito de mantenerlo en el nuevo contexto? Antes tenía sentido porque de manera "muy inteligente" el PRI le dio voz y espacio a las minorías a través de la representación proporcional, pero la dinámica en México es otra. Los otrora partidos minoritarios ya no necesitan que se les dé espacio, porque "ahora se lo pueden ganar ellos mismos". Así es que las ventajas del sistema mixto ya no son necesarias y las desventajas, a futuro, pueden ser muchas.

Entre ellas mencionó que el sistema de representación proporcional mantiene vivos a pequeños "pero fuertes partidos", que en un contexto de pluralidad -existencia de muchos institutos políticos en un Congreso- adquieren "un poder de chantaje" frente a las grandes fuerzas magistrado_santori políticas. Ahí recordó que un sistema de partidos fragmentado podría tener resultados negativos en un país que ha funcionado sobre un poder Ejecutivo fuerte.

Además planteó que lo mejor para México sería establecer el sistema de la segunda vuelta electoral, porque ello fortalecería el sistema presidencialista. Los presidentes llegarían al poder con un mayor porcentaje de votos, lo cual les daría fortaleza. También consideró que la doble vuelta provocaría en México la existencia de cuatro partidos políticos, que "es como mejor podría funcionar un sistema presidencial".

Explicó que los pequeños partidos sobrevivirían haciendo alianzas muy localizadas con los partidos grandes para disputar distritos uninominales, y que llegarían al Congreso por esa vía y representando a las comunidades donde tengan fuerza, pero ya no tendrían la posibilidad de obtener posiciones en las listas plurinominales de los partidos más fuertes.

Opción "impertinente": Lujambio

El consejero Alonso Lujambio -quien participó como comentarista de la exposición del italiano- no estuvo de acuerdo con los planteamientos de Sartori. Recordó que el sistema electoral mixto ha marcado la transición mexicana, porque la representación proporcional posibilitó el inicio de una cultura del diálogo y la negociación, "y esa fue una de sus grandes virtudes". Permitió que un sistema cerrado empezara a enfrentar la necesidad de racionalizarse, explicarse. "El reto que tuvo que enfrentar el sistema electoral mexicano en la posrevolución fue generar pluralidad", dijo.

También planteó que en el contexto de los estados del país un sistema de mayorías llevaría a que varios de ellos se volvieran bipartidistas, porque en algunos es muy fuerte la presencia PRI-PRD y otros PRI-PAN. Es decir, eliminar la representación proporcional supondría hacer a un lado a uno de los tres partidos en un número muy grande de Congresos locales. Creo que no sería positivo para el país en un momento de integración.

Mirando atrás, Lujambio señaló que un sistema estrictamente mayoritario hubiera retrasado 12 o 13 años los cambios políticos en el país, porque el PRI se vio obligado a pactar con la oposición en 1988, cuando perdió la mayoría calificada en la Cámara de Diputados, y tuvo que negociar las reformas constitucionales con otras fuerzas.

Tampoco le pareció viable en este momento la segunda vuelta en la elección presidencial porque, explicó, el Presidente ganaría una elección con muchos votos, tendría una gran legitimidad, pero el Congreso estaría fragmentado entre muchas fuerzas políticas, lo cual dificulta la gobernabilidad. Puso el ejemplo de Fujimori, quien en su primera elección, en 1990, ganó la Presidencia con un amplio margen, pero en el Congreso -su partido- no tenía siquiera el 15 por ciento de los escaños.

"Una segunda vuelta en sistemas de representación proporcional o mixtos, donde no hay segunda vuelta también en la elección legislativa, puede generar efectos terribles para la gobernabilidad en sistemas presidenciales puros", comentó.

Para el consejero del IFE, el dilema que tiene hoy el sistema electoral mexicano no está tanto en la mixtura, sino en la no reelección de diputados, senadores y presidente de la República. El efecto ha sido que los representantes mexicanos no cultiven a sus bases electorales, sino a sus partidos, porque son quienes definen las rutas de sus carreras políticas. Si hubiera la posibilidad de la reelección, tendrían que "someterse al juicio ciudadano de las urnas".