LUNES Ť 29 Ť ENERO Ť 2001
Ť Obra de tres partes que hoy reinicia temporada en el teatro Wilberto Cantón
Misión secreta, espectáculo teatral inspirado en el comic
Ť La puesta en escena es un trabajo corporal que utiliza a la pantomima para estructurar las historias Ť Los tres actores participantes buscan echar a andar la imaginación
JUAN JOSE OLIVARES
Misión secreta es una puesta en escena de pantomima, imaginación y dramaturgia corporal, de teatro de movimiento, que hoy vuelve a temporada en el teatro Wilberto Cantón, luego de que se estrenó en 1980, de cumplir 500 representaciones en el Cenart, de hacer una extensa gira por Europa, de participar en una importante cantidad de ediciones del Festival Cervantino y de concretarse como "un historia de ciencia ficción, de humor negro, de magia, un espectáculo inspirado en el comic" hecho por mimos que son actores y viceversa, quienes apuestan a echar andar la ilusión de la gente por medio de un gran sentido del humor.
Es un espectáculo que se complementa con sonidos que los propios actores provocan. "No es el tradicional sketch de pantomima, carente de historia, sino, por el contrario, la conjunción de una expresión del cuerpo de los tres actores que cuentan tres historias dinámicas, reflexivas, de contenido crítico y humor negro, de diferentes formas", coinciden los actores participantes.
La obra se divide en tres partes: la primera es Misión secreta, en la cual tres agentes secretos tienen que robar algo insólito: la gravedad solidificada. La segunda, llamada Las lunas de Marte, es una pequeña demostración en una mesa, en donde los personajes son las manos de los actores que cuentan la historia de dos amantes que se relacionan en un ciclo cósmico; las manos crean animales fantásticos, el mar, barcos, pájaros.
La tercera parte es Cantata para violín, arpa y cervatana, que se desarrolla con máscaras; es un ensayo para un concierto con un director, un violinista y un barrendero, quienes con humor oscuro hacen crítica social.
"No es el show mímico de cara blanca donde la gente está adivinando qué es lo que quieres expresar. En nuestro caso todo es muy claro; el teatro que manejamos es de movimiento con sonidos que hacemos con la boca. Es como si leyeras un comic: pasar de una acción a otra dándole vuelta a la página", expresa en entrevista Fernando Baena, del grupo Tres Teatro, que fue discípulo del maestro francés Jacques Lecoq.
Se requiere una técnica precisa
Baena agrega: "La pantomina se tiene que entender por medio de una técnica muy precisa. Por eso cuando viene Marcel Marceau -que dejó una semilla que pronto se echó a perder- es muy fácil de entenderlo porque son movimientos académicos claros. Lo que he visto en México es que los mimos hacen peripecias que no se les entienden. No hay una historia, sólo son sketches para mostrar sus habilidades".
La pregunta es: Ƒpor qué no se hace más teatro de este tipo en México?
Responde otro de los integrantes del grupo, Eduardo Rebollar (quien también estudió con Lecoq): "Es una cuestión de formación, que no hay en México. La mayoría de los actores escoge hacer el teatro tradicional. El cuerpo te demanda mucho, y en nuestro caso hay un desgaste. Algo importante es que si no hubiera cuerpo no se podría hacer teatro, y todo lo que sale de mi cuerpo es teatro. Como decía Leqoc: movimiento primero, palabra después. Como la evolución del hombre, que primero se movía, luego gruñía y posteriormente hablaba. La pantomima es lo que soporta al teatro".
-ƑTodos los teatreros deben tener facilidad para la pantomima?
-Digamos que sí, aun cuando no sea su escuela; deben tener un control o conocimiento sobre su naturaleza física.
Eduardo comenta sobre la dificultad para comprender un espectáculo de pantomima: "Una obra de arte toca a todo el mundo. Algo bien bien balanceado que se hace con convicción (tiene más de 500 representaciones) puede seguir fresco y vivo. Nosotros nos divertimos igual que al principio. Lo disfrutamos completamente, por eso mantenemos esa energía visual que transmitimos al público".
Baena precisa: "Retomamos el mismo espectáculo que presentamos en 1980, con unas variantes: le dimos un nuevo sentido del humor, cambios de vestuario adecuados a este tiempo.
-ƑLa pantomima puede ser un arte autónomo?- se le pregunta a Baena.
-Claro que sí. Lo que proponemos reúne una teatralidad, un drama, todos los elementos indispensables para un buen teatro, porque antes de ser mimos, somos actores. El problema viene cuando hay una falta de técnica en los actores, que los hace ver mal cuando tratan de describir un objeto ilusorio. Por eso nuestros movimientos son muy estrictos con la técnica. Si pedaleas una bicicleta tiene que verse. Aunque hay cosas que sería difícil explicar con pantomima, como si dijeras que una persona está en Singapur. En ese caso lo decimos porque creemos que la pantomima no es el teatro del silencio, es el teatro del movimiento".
Es un trabajo corporal
Por su parte, el tercer miembro de la puesta en escena, Rafael Degar, que se unió a estos dos viajeros de la introspección teatral y que ha aportado parte de sus conocimientos en la Universidad de Xalapa, argumenta: "Antes el espectáculo era más ligero, más juvenil; ahora el peso escénico tiene mucho más jugo. Sigue respetándose la estructura, pero con un sentido más actoral. Como te dijeron mis compañeros: no somos mimos, no hacemos la clásica pantomima; sólo la usamos para la estructura de las historias. Es un trabajo corporal que tiene que ver con la mímica, pero no con la pantomima como técnica básica".
Misión secreta, un espectáculo ecléctico a la vez que de fácil comprensión, ha tenido aceptación en varios festivales de Europa como el Copparo de Italia), así como en las ediciones del Cervantinos en las que se ha presentado.
Respecto de su relación con Eduardo y Rafael, Fernando Baena señala: "Somos tres personas que pensamos como una. La conexión surge a partir de la afinidad de pensamientos, sensibilidad y gustos".
Misión secreta se presentará desde hoy (los lunes a las 20:00 horas), y los sábados y domingos de febrero, marzo, abril y mayo, a las 12:00 horas, en el teatro Wilberto Cantón, colonia San Angel Inn.