LUNES Ť 29 Ť ENERO Ť 2001
Ť La generación apenas alcanza para satisfacer la demanda interna, advierte experto
México, imposibilitado para vender energía
Ť La crisis de California, mejor ejemplo para no privatizar CFE: Víctor Rodríguez Padilla
MIRIAM POSADA GARCIA
La crisis eléctrica en California es la mejor advertencia para que el gobierno mexicano no privatice esta industria ni persista en la intención de desintegrar el sistema eléctrico, porque de lo contrario el país se vería inmerso en un estado de emergencia como el que padece hoy la sexta economía del mundo, cuyo caso ha servido para que en cuestión de días otras entidades estadunidenses detengan la desregulación energética, advirtió el investigador universitario Víctor Rodríguez Padilla.
Enfatizó que el peor error que cometería el gobierno sería abrir la Comisión Federal de Electricidad (CFE) a la participación privada, porque eso implicaría perder la seguridad y calidad de abasto, que hoy se garantiza con la verticalidad del sistema, que el país deje tener una de las tarifas más bajas del mundo y poner en riesgo el crecimiento económico al dejar el negocio de la electricidad a merced del mercado.
También como promotor de la naciente Mesa ciudadana de observación de la energía, destacó que la crisis eléctrica en California debe servir como la experiencia más cercana de la inconveniencia de desregular el mercado, aunque con características muy particulares, pero es algo que también ha ocurrido en Chile, Argentina y Gran Bretaña, entre otros.
Asimismo, destacó que México está imposibilitado para dotar de energía a California, porque la infraestructura existente sólo tiene capacidad para abastecer la demanda del lado mexicano, aunque, dijo, si California firmara un contrato de largo plazo con la CFE sería hasta conveniente construir una planta especial para dotar al estado vecino y vender energía en el mercado spot.
Víctor Rodríguez aseguró que en California no habría crisis en estos momentos si no se hubiera desregulado, pero también si el ritmo de la oferta hubiera crecido al igual que la demanda; sin embargo, "a los genios de la regulación, de la economía, de la empresa, de la excelencia, les fallaron los cálculos".
Y paradójicamente, dijo, están planteando la conveniencia de crear una gran empresa de generación, pero estatal, es decir, quieren tener una especie de CFE como la que hoy se pretende desmembrar a través de la propuesta de cambio estructural.
"La gran lección de California consiste en que las autoridades mexicanas entiendan el alto riesgo que representa un modelo desintegrado, que la electricidad es un bien estratégico, que el desarrollo del país no se puede dejar al comportamiento del mercado, en especial porque que al final del camino el gobierno tendría que intervenir para librar la crisis".
Rodríguez Padilla destacó que si bien es cierto que existen muchas posiciones nacionalistas y técnicas en contra de la privatización de la industria eléctrica en México, California es el mejor ejemplo práctico de por qué no se deben separar generación, distribución y proceso eléctrico en general.
Hoy en día, el gobernador de California, Gray Davis, está proponiendo comprar electricidad en 5.5 centavos de dólares por kilowatt-hora (kwh) a los generadores, cuando en México la CFE le compra a los productores independientes a 2.5 ó 3 centavos de dólar el kwh y le vende a los industriales en 3.5 centavos, precios que no se podrían sostener si se desintegrara la paraestatal.
El investigador hizo un llamado al gobierno mexicano a cambiar el sentido de su propuesta en materia de electricidad, y que se dote de autonomía a la CFE, porque no es verdad que tenga problemas financieros, "su problema es que tiene las cuentas revueltas, que el gobierno toma sus utilidades, las emplea para programas sociales y le devuelve una cantidad mínima que es insuficiente para reinversión".
Esta situación, señaló, sería más delicada si el ex secretario de Energía Luis Téllez Kuenzler hubiera convencido a Legislativo, técnicos y trabajadores de la ineficiencia de CFE y Luz y Fuerza, sin embargo la pasada administración provocó un enorme daño al cancelar la inversión en el sector eléctrico, y el daño continúa al no permitir que CFE invierta 2 mil 200 millones de dólares, porque la intención gubernamental es que los Megawatts (MW) que requiere el país corran a cargo de inversionistas privados.