lunes Ť 29 Ť enero Ť 2001

Samuel Schmidt

Sorpresas

Un subsecretario de Seguridad declara escandalizado que el sistema carcelario está totalmente corrompido. Un visitador de la Comisión Nacional de Derechos Humanos declara que las cárceles son la caja chica de los funcionarios, aunque se cuida mucho de dar nombres, no vaya a ser la de malas y pise en terreno falso.

Uno podría brincar de gusto porque finalmente las altas esferas de la política mexicana están abriendo la caja de Pandora y muestran su disposición para limpiar la cloaca de la política nacional. Sin embargo, hay un pequeño detalle que nos devuelve a la triste realidad nacional: el subsecretario fue el director del Cisen (Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional) y desde donde debió haber estado muy enterado de la condición del sistema carcelario, que entre otras cosas permitió que se fugara el jefe de una de las pandillas de narcotraficantes.

El visitador ahí estaba desde el gobierno anterior. ƑCómo nos explicará su silencio de entonces o su denuncia de ahora? O serán llamaradas de petate, que sirven para ocultar algo del pasado. O será oportunismo frente a una embestida del narcotráfico que ha enviado a un gobernador al hospital y que ha puesto en ridículo al sistema de impartición de justicia y de castigo del Estado mexicano. Aquél que grite a tiempo, cuidado con el lobo, Ƒlo haría para ponerse a salvo?, pero Ƒserá tan ingenua la sociedad mexicana?

Se puede especular sobre el momento en que se dan estos hechos. ƑTendrá que ver con la inminencia del debate de Estados Unidos sobre la certificación?, Ƒserá para influir sobre la visita de Bush?, Ƒservirá para que los personajes políticos se posicionen en el mundo del cambio?, donde, entre otras cosas, se están poniendo sobre la mesa los términos de la relación entre las diversas formas de crimen organizado y el aparato de toma de decisiones.

El tono de los mensajes es muy fuerte. Para el presidente Fox, el atentado contra el gobernador de Chihuahua es un gol del narco; en Sinaloa los asesinatos parecen no tener límite; en Baja California han asesinado a funcionarios policiacos y atentado contra periodistas; por supuesto que con la fuga del Chapo mostraron hasta dónde llega su poder corruptor, y en el extremo de la barbarie, un narco en Ciudad Juárez torturó a una niña, porque según él la madre lo acusó de tener un picadero.

La respuesta del gobierno parece mostrar decisión pero todavía no muestra efectividad. El anuncio de que llegaron mil 500 agentes de la Policía Federal Preventiva a Tijuana y de que llegarían 500 más, produjo una ocupación muy elevada en los hoteles del sur de San Diego. ƑAcaso los hoteles mexicanos no satisfacen los requerimientos de comodidad de los agentes federales? O los narcos menores huyeron frente a la incertidumbre que involucra la llegada de tal contingente policiaco. A ver qué sucede cuando la policía se retire.

Unos días después se anunció la llegada de un convoy militar a Ciudad Juárez, esto se manejó con discreción y no ha provocado mayor ruido. También hay movilización policiaca en Sinaloa, pero no se frenan los crímenes. ƑDe dónde sacan tanto agente?, Ƒtenemos exceso de policías?, Ƒestán descuidando otras zonas del país?, Ƒcuánto tiempo pueden desatender las zonas donde están emplazados?

Por lo pronto, hay una mezcla de sentimientos que van desde los que se sienten agredidos por la fuerte presencia policiaca, hasta los que apuestan a que la movilización será una llamarada de petate que busca calmar la molestia por el atentado que sufrió el gobernador de Chihuahua, o neutralizar las críticas estadunidenses con motivo de la certificación.

No se trata de ser cínicos o incrédulos sobre los alcances del cambio que empezó con el cambio. Pero la verdad es que ni tenemos todas las nuevas caras que merecemos ni vemos las actitudes que muestran una nueva dirección gubernamental.

No se limpiará a las policías con declaraciones ni se reconvertirán las cárceles con denuncias. Estas son escuelas del crimen, centros de corrupción y podredumbre donde se trafica con drogas, prostitución, donde se explota y esquilma a los presos, y se degrada la condición humana a su más baja expresión. La rehabilitación no parece ser una prioridad, el gobierno se quedó en la fase del castigo.

Si este país quiere avanzar en el respeto a la legalidad, debe sancionar a aquéllos que en el pasado no cumplieron con su obligación y que ahora se han incrustado en el aparato gubernamental, recibiendo una oportunidad adicional que no se ganaron. Es insultante que ahora denuncien lo que hace unos meses no podían o querían ver.

El país está invadido por las drogas y está sometido a un baño de sangre que tiene asoladas a muchas ciudades, especialmente las fronterizas. Nos quieren atemorizar y someter para que cedamos los espacios urbanos al hampa, pero el costo va más allá de lo que una sociedad consciente puede pagar, porque provoca una degeneración societaria de consecuencias incalculables.

Esto nos heredaron los gobiernos neoliberales y, para ser justos, los funcionarios que tenían la encomienda de hacer que se respetara la ley y no cumplieron deben ser excluidos del gobierno, e investigados para ver si fallaron por complicidad, por negligencia o por incompetencia.

Si no reaccionamos con energía, pasaremos de las sorpresas de ellos, a la sorpresa con la que nos encontraremos cuando finalmente nos deshagamos de ellos. Esperemos no estar entonces muy lejos de empezar la verdadera transformación de los factores perniciosos que tienen hundido al país.

 

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