"Niña prodigio" con sólo 13 años, batió casi todos los récords de precocidad en el circuito femenil, pero el éxito se volvió en contra de una tenista que aún era una niña. Después de numerosas vicisitudes, la felicidad es ahora completa para una mujer de 24 años.
"Es fantástico, es tremendo", aseguró una eufórica Capriati, quien dejó fuera en semifinales a la número dos del mundo y a la número uno en la final, y que confianza que no pensó que podía ganar el torneo hasta "hoy mismo".
"Creo que hoy no pude hacerlo mejor", analizó la estadunidense, cuyo padre y entrenador se atrevió a afirmar que "había visto jugar mejor" a su hija.
"Hablemos sólo de ahora y de hoy, sólo el futuro, eso ya es historia pasada", tuvo que repetir Capriati en varias ocasiones en Melbourne.
"Es cierto, me drogué, es cierto, robé el anillo, pero ya estuve en la cárcel y ya pagué por ello. Por favor, déjenme en paz", reclamó en una dramática rueda de prensa.
Con todo el revuelo que levantó por su pronta y fulgurante aparición y su no menos rápida caída, Capriati no podrá librarse del estigma de su pasado. Pero su triunfo en el Abierto de Australia puede ser el impulso necesario a una ya brillante carrera para que los hechos del pasado queden en anécdota.
"Esto parece como una nueva vida, diferente, es como ganar algo por primera vez,", sentenció sonriente y emocionada Capriati en Melbourne junto ala copa Daphne Akhurst.
Por su parte, Hingis reconoció que Capriati "fue demasiado buena" en la final. "Supongo que mentalmente no tuve fuerza hoy", afirmó la suiza, quien comentó que "después de derrotar a Serena (Williams) en cuartos y Venus (Williams) en semifinales casi no podía andar". (DPA)