DOMINGO Ť 28 Ť ENERO Ť 2001
Ť Propuesta de la AFL-CIO, la mayor central sindical del país vecino
"Amnistía general" a trabajadores ilegales en EU
Ť Estarían de acuerdo con nuevo programa bracero, si garantiza condiciones dignas
Ť La organización apoya luchas laborales locales, mediante su representación en México
FABIOLA MARTINEZ
La central obrera más importante de Estados Unidos (AFL-CIO, por sus siglas en inglés) aceptaría un programa bilateral de trabajadores migratorios, siempre que éste garantice salarios "dignos", acceso a prestaciones sociales e incluso la posibilidad de que los mexicanos tramiten su residencia legal en aquel país.
"No queremos programas que sólo provean a los empresarios estadunidenses de mano de obra barata y que ante esa circunstancia sigan presionando a la baja nuestros propios salarios", dijo Jeff Hermanson, representante de la AFL-CIO en México, al referirse a los primeros acercamientos entre las autoridades laborales de ambos países para tratar este tema.
En Estados Unidos están sindicalizados poco más de 13 millones de trabajadores, cifra que equivale a un nivel de organización gremial de 13 por ciento, particularmente en la industria y entre los empleados públicos.
Sin embargo, desde la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio, con el traslado a México de cientos de fábricas (maquiladoras) y el aumento de trabajadores inmigrantes (legales e ilegales), los salarios de los trabajadores estadunidenses han sido presionados a la baja.
Hermanson explica al respecto que aun cuando persiste una relación de uno a diez entre los salarios de los trabajadores en Estados Unidos y los obreros de las maquiladoras en México, los empresarios son claros en sus advertencias en tiempo de revisión contractual: "Si no les conviene el aumento que proponemos, nos vamos a México".
No se trata de una simple amenaza, comenta el representante de la AFL-CIO: desde 1995, los empleadores prefieren irse a otros países, en particular a México, para pagar una décima parte de lo que deben pagar en Estados Unidos. "Por ejemplo, varios industriales del área textil pagan en mi país 200 dólares a la semana como mínimo, mientras que en una planta asentada en Puebla pagan 315 pesos semanales".
Ante ello, la AFL-CIO intenta proteger el nivel de sindicalización y los salarios de sus propios afiliados por medio de diversas medidas, que incluyen el apoyo al eventual acuerdo bilateral entre los gobiernos de México y Estados Unidos para un programa de trabajadores migrantes.
De igual forma, insistir en que el Congreso de aquel país apruebe una "amnistía general" para todos los trabajadores indocumentados en Estados Unidos, cuya iniciativa fue truncada el año pasado por los legisladores republicanos.
En entrevista, Hermanson rechaza que la presencia de la AFL-CIO en México, a través de un centro de solidaridad que ha brindado ayuda, por ejemplo, a diversas luchas de trabajadores de la maquila, sea "injerencista" o que se oponga a la generación de empleos en nuestro país.
"Entendemos que deber haber un crecimiento de fuentes de trabajo en México, a partir de la inversión de empresarios de Estados Unidos y otros países; eso es bueno, pero con salarios justos, porque de lo contrario los niveles salariales en Estados Unidos son presionados a la baja.
"La competencia debe ser leal. A nosotros nos han acusado de injerencia extranjera, pero Ƒles parece bien que una maquiladora coreana instale una fábrica en México y explote de manera grotesca a los trabajadores? ƑEso no es injerencia extranjera?", expresó.
Por ello, reitera que la central obrera estadunidense continuará brindando su apoyo a los trabajadores que así se lo soliciten, en el marco de una lucha por un modelo que no se sustente en la mano de obra barata sino en alta productividad con salarios justos, fortalecimiento del mercado interno y un proyecto sindical legítimo.
Hace tres semanas, el secretario del Trabajo y Previsión Social, Carlos Abascal, dijo que el gobierno mexicano intentará negociar con su contraparte estadunidense un programa para que el flujo de trabajadores hacia el vecino país del norte se realice por medio de acuerdos con los que se proteja los derechos humanos y laborales de los migrantes.
Al respecto, Hermanson dijo que la AFL-CIO no se opondría; sin embargo, advirtió, en la práctica la experiencia nos dice que los derechos no son garantizados, aun con acuerdos oficiales de por medio y los salarios son muy bajos.
Nuestra central no aceptará un programa sin garantías, en cambio insistimos en nuestra iniciativa de alentar un programa de "amnistía general" para todos los trabajadores indocumentados, como en 1986, cuando se logró legalizar a más de un millón de trabajadores.