domingo Ť 28 Ť enero Ť 2001
Rolando Cordera
ƑY si perdemos?
Al poner en marcha la cruzada nacional contra el crimen, el presidente Fox declaró una guerra sin cuartel "contra el narcotráfico y las perniciosas mafias delictivas" (La Jornada, 25/01/01). Advirtiendo que la guerra será amarga, Fox le pidió a la sociedad "no alarmarse" ante la posible respuesta de la delincuencia.
Santo y bueno, pero el no alarmarse no impide que uno se preocupe. Para empezar, por el contexto jurídico y policial desde el cual el Presidente lanza su declaración. Éste, a pesar de lo mucho dicho y hecho, es una plataforma desvencijada, carente de definiciones y conceptos legales que en verdad permitan a la ciudadanía no sólo no asustarse, sino formar filas con su gobierno en esta "cruzada" que sin duda recoge angustias y reclamos centrales de los mexicanos.
El sistema de seguridad nacional, por ejemplo, aparece corroído y sin estructura. Sigue sin contar con una ley que de modo preciso lo regule y delimite. Hoy, bajo el manto de la seguridad, se espía ilegalmente, se filtran las escuchas, y los pomposos torquemadas las divulgan sin recato e impunemente. La seguridad nacional tiene voceros semanales, pero su ubicación institucional es, digamos, equívoca, y en lo esencial, irresponsable, sin que se sepa bien a bien a quién, cómo y cada cuándo tiene que rendirle cuentas. No al Congreso por lo pronto.
Los esfuerzos por rehabilitar el orden judicial chocan con los terribles antecedentes que explican su crisis. Tenemos Suprema Corte, pero todavía no es identificada y asumida del todo, ni por el mexicano común ni por los nuevos actores de la política y la legislación, que a la menor provocación montan juicios políticos y descalifican a los órganos de la justicia cuyas decisiones les disgustan, entre otras actitudes. Y de la Procu, mejor no acordarse.
De esta manera, nuestra bien ganada democracia no tiene, como sistema político productor de un orden, una contraparte jurídica eficaz y coherente. La política democrática y el Estado navegan solos, sin el obligado componente de una legalidad y una constitucionalidad que para la democracia resulta vital. La novedad del cambio y la alternancia carecen hoy de salvavidas, y la voluntad política por sí sola no basta, mucho menos el discurso.
En estas condiciones, la declaración bélica, que no es una metáfora simple, porque en el otro lado portan armas de alto calibre y hay ejércitos, tiene aún que explicar mucho y responder a preguntas impertinentes pero elementales, si lo que se busca es que la población civil se involucre al lado del gobierno.
He aquí tres de estas preguntas. Primera, una declaración de guerra como la hecha en Culiacán el miércoles, Ƒnos llevará a declarar en el país el estado de guerra o de excepción o de emergencia? ƑQueremos esto? ƑEstamos preparados, política y jurídicamente, para afrontar una circunstancia como esa?
Segunda pregunta. ƑQué querría decir ganar esta guerra? ƑQue los actuales narcotraficantes se vuelvan agroindustriales gananciosos como los que busca el secretario de Agricultura? ƑO productores de tamagochis y otros juguetes? Para nadie es un secreto que parte del narco ha involucrado a comunidades enteras, sobre todo en el medio rural. Los corridos y los grupos, junto con la vestimenta revelan ya unas formas culturales y de obtener ingresos, por magros que puedan ser. Ahí, no es exagerado decir que el ingreso neto proviene en buena medida de transferencias en dinero y en especie que, por lo pronto, parecen insustituibles. La victoria, así, Ƒse concretaría en enormes campos de concentración o aldeas estratégicas?
Tercera y última, pero no al último. ƑY si perdemos? ƑPerdemos todos o sólo el gobierno y sus ejércitos? ƑQuién correrá con los costos de las reparaciones? ƑY ante quiénes se pagarán éstas?
La precipitación discursiva que hasta la fecha caracteriza al gobierno suele explicarse con cargo a la curva de aprendizaje en que anda el país por esto de la democracia y el cambio del 2 de julio. Vale, pero habría que recordar que en las curvas uno puede salirse del camino. Y el trazo está sinuoso.