SABADO Ť 27 Ť ENERO Ť 2001
JAZZ
Antonio Malacara
HACE APENAS UN año platicábamos en la cerveceria El Fondo Monetario sobre una de las barbaridades más sintomáticas de nuestro subdesarrollo: Héctor Infanzón tenía un solo disco, De Manera Personal; un disco grabado en 1992, un piano en solitario, un disco independiente en donde, a pesar de lo franciscano de la producción, se evidenciaba la estatura del músico, el toque mágico, la desbordada imaginación que le permitía no sólo recrear a Coltrane o a Parker, sino entregarnos además su propia visión del mundo con piezas de enorme belleza como Rincón brujo, donde técnica y expresividad se fundían para revitalizar los aires del son abajeño, y lograr así instalarlos en las nuevas facturas del jazz contemporáneo.
HÉCTOR ERA (ES) uno de los más importantes representantes de la segunda generación de jazzistas mexicanos y tuvieron que pasar ocho años para que entrara nuevamente al estudio de grabación y cocinar Nos Toca. Aunque ahora no está solo con su piano y su particularísimo swing, lo acompaña un grupo base integrado por Rodrigo Cárdenas en el bajo, Waldo Madera en la batería y Armando Montiel en las percusiones, además de algunos invitados como el sax tenor de Boby Franceschini y la trompeta de Barry Danielian, quienes imponen los timbres del Caribe en temas como El atraco y Código postal.
AUNQUE EL DISCURSO de Infanzón no se queda en los manoseados estándares antillanos donde se llega a atrincherar el llamado latin jazz; en repetidas ocasiones construye a partir de estos ritmos y colores, pero esparciendo atmósferas y armonías que los transforman y trascienden con facilidad. Por otro lado, el marcado sonido afroantillano en gran parte de este disco no se debe primordialmente a la gira mundial 1999-2000 de Ricky Martin, donde Infanzón tuvo a su cargo los teclados; Héctor tuvo contacto desde siempre con esta música (su papá es pianista del género) y además formó parte del grupo Recuerdos del Son.
REGRESANDO A LOS invitados, resalta la intervención de Tony Cárdenas y Agustín Bernal (batería y contrabajo respectivamente) en Mientras duerme la ciudad, una oración intimista (que valga el pleonasmo), reposada y monumental a la ciudad de México. Bernal interviene también en Regreso, refrendando con estas piezas su prestigio como el mejor contrabajista de su generación, y haciéndonos pensar en la deuda discográfica que tiene con su público.
NOS TOCA ES un disco de excepción, que puede ser degustado y reconocido a nivel mundial. Su distribución está a cargo de Opción Sónica. Ahora sólo esperamos que los contactos que ha logrado establecer en la industria internacional de la música puedan derrumbar los prejuicios y el racismo ya conocidos. Las murallas del lenguaje hace mucho que cayeron por su propia levedad.