Llaman en la puerta equivocada
Exaltado, en su cada vez más habitual programa radiofónico, Fox dijo: "échenle muchas ganas, vamos construyendo un gran país; nadie se va a arrepentir de aportar su propio corazón, su cariño, su entusiasmo, su trabajo, su esfuerzo, su sudor para construir este maravilloso país para nuestros hijos".
Pero apenas 24 horas antes, en la Casa de Piedra leonesa, anunció: "no habrá tasas adicionales ni impuestos adicionales", para terminar reconociendo, sólo 60 minutos después, al inaugurar la planta Teletech, que finalmente "sí se aplicará 15 por ciento del IVA a todo". Sorprendidos, los reporteros preguntaron: "¿a todo, incluyendo medicinas y alimentos?". A lo que, sonriente, respondió: "para todo. Pero lo importante es el destino de ese dinero. Lo más importante es que no afectaremos para nada a ninguna de las familias humildes o pobres. Eso está garantizado".
Mientras tanto, Julio Frenk, secretario de Salud del foxismo, improvisado como secretario de Hacienda "alterno", ya se había apresurado a respaldar el gravamen sobre los medicamentos porque el gobierno "deja de recibir 6 mil 500 millones de pesos. Lo más importante es que nos permitirá alinear la política fiscal con la política de salud, porque la política de salud es para mejorar la equidad, y esto sería una medida que independientemente de sus efectos recaudatorios va a mejorar la equidad (sic). La reforma fiscal integral es un elemento fundamental para el cumplimiento de las metas gubernamentales".
Y es que al gobierno le urgen recursos. Pero la astringencia presupuestal del primer año lo ha conducido a tocar desesesperadamente en una puerta equivocada. Hasta la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra) lo acusa de buscar "más de lo mismo", ahora bajo la forma de un vergonzoso fundamentalismo recaudador.
Tal vez Fox y Frenk aún no requieran pagar del bolsillo propio los medicamentos de sus hogares. Pero de algo pueden estar absolutamente seguros: todo "humilde", como les gusta decir, los tendrá muy presentes con cada peso que deje en cualquier farmacia, mientras aguarda pacientemente el cheque Progresa o el "impacto" del fantasmagórico programa "Cien medicamentos esenciales al alcance de todos".
Al decir de Frenk, con este programa se exentará del IVA a "las medicinas más demandadas por la población de escasos recursos. Prácticamente los dejaríamos protegidos y sí generaríamos recursos adicionales. La lista integra aquéllos que no sólo buscan curar las enfermedades de la pobreza, sino también otras, como son la diabetes, hipertensión y epilepsia, entre otras". ¿Enfermedades de la pobreza y "otras"? Lamentablemente, esa lista ya la conocen y sufren de sobra los "humildes", a través del cuadro de medicamentos que opera el programa "estrella" del zedillismo: el Programa de Ampliación de Cobertura (PAC), premiado por el Banco Mundial.
Según el secretario de Hacienda, Francisco Gil, "17.9 por ciento de los mexicanos percibe menos de un dólar diario, y 42.5 subsiste con menos de dos". Este 60 por ciento de la población no proveerá los recursos que se espera recaudar con el nuevo impuesto.
También habría que descontar a los asegurados de la red pública de salud y seguridad social, víctimas regulares del viacrucis que representa el desabasto crónico de fármacos.
Los mexicanos que se acojan a una institución de seguros especializada en salud (ISES) "contarán" con medicamentos restringidos que les ampara una póliza cuyo precio subirá anualmente, al estilo de las Health Maintenance Organizations estadunidenses.
Quedan, por supuesto, alrededor de 3 millones de hogares que compran fármacos de marca y que podrían coincidir ?a la baja? con aquellos suscriptores que disfrutan de la televisión restringida. ¿Sobre ellos?
Hacer que todos paguemos más por nuestras medicinas, como propone el "gobierno del cambio", operará completamente en contra de la gran mayoría nacional que, por su magra capacidad de compra, hoy día gasta más en médicos privados, pero puede recurrir cada vez menos a los medicamentos. Claro que restringir el gasto en fármacos podría propiciar el crecimiento del universo de las medicinas alternativas, innecesariamente despreciadas por los "expertos" gubernamentales.
Si el Congreso es coherente con sus representados, deberá votar en contra de ese "más de lo mismo, pero peor". Como dijo el priísta Alejandro Gutiérrez, presidente de la Comisión de Hacienda del Senado de la República, "no se vale que el que se enferme más, pague más, o que el que coma más, pague más". La legitimidad democrática no se puede alcanzar sin justicia social. El nuevo gobierno debe llamar a otra puerta.
ŤUniversidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco