VIERNESŤ 26 Ť ENERO Ť 2001

Ť La muestra de la fotógrafa Maya Goded se exhibe desde mañana en el Reina Sofía

Sexoservidoras, veinte imágenes de maltrato, violencia y amor

Ť Recorrió cinco años las calles de La Merced para retratar la vida de las prostitutas

Ť ''Me emociona que un trabajo social como el mío se exponga en un museo español'', comenta
 

ARMANDO G. TEJEDA CORRESPONSAL

Madrid, 25 de enero. La fotógrafa mexicana Maya Goded recorrió durante cinco años callejuelas y plazas de La Merced en busca de los ''secretos y significados que se encierran en el cuerpo de las mujeres''.

Durante ese tiempo recogió historias de desigualdad y de transgresión; "matices grises" que Goded arrebató con su cámara de la cotidianidad.

En 20 imágenes, que se expondrán a partir del sábado en el Museo Nacional Centro Arte Reina Sofía, se habla, por ejemplo, de Marilú, Carmen y Paty, prostitutas que recorren a diario esas callejuelas y plazas de La Merced.

Gratos hallazgos y dolor

Sexoservidoras es el título que da nombre al montaje que Maya Goded hizo para su exposición en el espacio uno de este museo de arte contemporáneo. Consta de 20 retratos y un video en el que otras muchas imágenes van dando rostro a los testimonios que Goded resguardó durante esos cinco años de inmersión en ese mundo de "gratos hallazgos" y "dolor".

"Primero empezó como una curiosidad; no sabía muy bien qué era lo que estaba buscando, quizá respuestas a algunas preguntas, dudas, miedos... Además, desde hace mucho, cuando me sentía sola en la ciudad de México, me iba a las bancas de la Plaza de Loreto, donde veía a las mujeres pasar. Entonces decidí, en parte porque yo estaba embarazada, platicar con mujeres mayores que se dedicaban a la prostitución.

goded4''Un día llegue a la plaza, le pagué a una mujer y nos fuimos a un cuarto, donde estuvimos charlando; tomé las primeras fotos y así comenzó un poco todo. Ya después iba frecuentemente a charlar y a caminar con ellas. Me gustaba mucho vagar por ahí, buscando cosas",

En entrevista con La Jornada, afirma además sentirse "muy emocionada de que un trabajo social" de estas características pueda ser expuesto en "un museo de arte contemporáneo, como el Reina Sofía, porque resulta muy interesante que venga un grupo feminista y hable de los derechos de las prostitutas y de la necesidad de su legalización como actividad, aquí dentro, en el museo, y se hable en definitiva sobre la situación de la mujer y sus derechos".

La inauguración de Sexoservidoras contará, a modo de presentación, con una conferencia de Carmen Briz, activa defensora de los derechos de las prostitutas, quien coincide con las máximas a las que ha llegado la propia Goded: "Esta actividad está tolerada por la sociedad, pero la discriminación de que son objeto las prostitutas provoca que la violencia, los asesinatos, la explotación y la extorsión por las autoridades siempre queden impunes. La sociedad es cómplice de esta impunidad y la justicia se reserva sólo para otra categoría de mujeres".

Goded mantiene incólume ese carácter "social" en su obra, que también se vuelve denuncia, afirmación: "Crecí en la ciudad de México, donde la sexualidad femenina está dominada por la moral cristiana, por la imagen idealizada de la buena madre y la buena mujer y por una mistificación sin cuestionamientos de la maternidad. Después de cinco años de fotografiar entendí mejor lo que buscaba: los secretos y significados que se encierran en el cuerpo de las mujeres".

Maya Goded parafrasea a Estela V. Welldon para espetar: "¿Acaso la prostitución constituye, como el incesto, una maniobra simbólica para mantener unida a la familia? ¿Acaso la función de la prostitución preserva a la familia, mediante una proveedora de sexo eterna? A estas preguntas da respuesta, de algún modo, Marilú, ya vieja en el oficio y rescatada de las calles de la ciudad por la cámara fotográfica de la artista mexicana:

"Una es doctora de corazón para todos los clientes. Vienen y te platican problemas familiares, y uno qué les puede decir, pues: si estás enojado con tu mujer, lo mejor que debes hacer es conquistarla otra vez, cómprale unas rosas, tómalas y llévaselas, y dile: 'mira, mijita, te traje estas flores, pero con amor". Y él me dice: 'tú si me das buenas opiniones'. 'Pues sí ?le digo?, pues es que como a mí no me lo hacían, yo me imagino que es la mejor opción para conquistar a la mujer'. Luego dicen ellos: 'les he comprado muchas joyas finas, y ahí muchas veces les digo que están comprando el amor, como si me estuvieran comprando a mí'."

Relaciones violentas

Goded confiesa que en estos cinco años de trabajo ha sido "difícil" entender la figura del padrote: "desde fuera sólo se le ve como un explotador, pero para la prostituta es a menudo, no digo que siempre, su sostén afectivo y su defensa o apoyo frente al cliente, la policía y la sociedad. Este padrote establece una relación económica sobre una relación afectiva, convenciendo a la mujer de prostituirse mediante el amor o la violencia. Para mí la relación de una prostituta y un padrote, en términos simbólicos, es muy parecida a la relación que se establece en una pareja cualquiera. En nuestra cultura: las mujeres dependen de la promesa de amor, y buscando esta promesa se someten a relaciones de maltrato que vulneran su individualidad. Encontré en las prostitutas, aunque en un modo más extremo, la misma problemática de violencia y discriminación que aqueja a la mayoría de las mujeres".

Goded reconoce que su aspiración en este trabajo es que "ayude a transformar los clichés sociales que pesan sobre la prostitución y se propicie otro tipo de cuestionamientos que nos permitan entender mejor este fenómeno".