VIERNES Ť 26 Ť ENERO Ť 2001

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velazquez

Ť Se impuso la ley de tv

Ť Tercer gol a favor

Para muchos, en el caso Stanley se hizo justicia, pero para otros se trata, una vez más, del poder inmenso de los medios televisivos y el temor de la justicia, cuando menos, por contradecir a ese poder escandaloso y vengativo. Por lo pronto sólo hay una palabra para señalar la situación:
impunidad.

Y si la fuga del Chapo Guzmán echó luces sobre la corrupción y la connivencia entre autoridades y mafias, la suerte en el caso Stanley podría resultar una burla mucho más dolorosa que la "fuga concertada" de Guzmán. Es decir, es el tercer gol a favor de los poderes informales, que ya no se detienen en saber o entender de leyes.

ƑQuién se atreverá, a partir de ayer, a ir en contra de la verdad por televisión? ƑQué juez, qué funcionario, qué autoridad estaría dispuesta a contradecir la ley de la pantalla televisiva? La verdad y la justicia, entonces, no tienen que ver con la ley, será simplemente la orden trasmitida a todo color y nada más.

Por eso, la ciudadanía debe estar tranquila; muy pronto quienes en verdad procuran la justicia nos dirán quién es el autor del crimen de Paco Stanley y sin mayor averiguación, habrá un juez dispuesto a fallar en contra del inculpado y luego, con la ayuda de un buen productor, veremos, en horario estelar, la telenovela del tema o, tal vez, un educativo, trascendente e histórico talk show.

Los egos, ahora más robustecidos que nunca, también aparecerán frente a las cámaras para recomendar con clásica perversión, inocencia o culpabilidad para los juzgados. Todos aplaudirán y estarán gustosos y todos gritarán: "!Se hizo justicia!"

Mientras, los jueces podrán vivir tranquilos y sólo firmarán, por aquello de la legalidad, la sentencia acordada, ordenada. Bajo ese escenario la justicia y la verdad serán una mueca bien maquillada y bien recibida por el auditorio.

El caso Stanley demostró, principalmente, que el paisaje de la justicia en este país democrático podría tener un perfil como el que ayer se miró durante horas en las cadenas de televisión, y nada parece ensombrecer ese panorama.

Queda por allí la posibilidad, aún turbia, de que la Procuraduría de Justicia del DF interponga el recurso de apelación y luche por dar claridad al crimen impune de Paco Stanley, pero Ƒquerrán deveras la Procu capitalina o el Gobierno del DF reeditar su viejo pleito con las televisoras, o cuando menos con una de ellas?

Si bien se ha dicho que el gobierno no habrá de rendirse ni tolerar presiones de ningún grupo o cacique, la ocasión demostrará hasta dónde se puede llegar en esa idea, porque es mucho lo que va en juego y de pronto hay a quienes les tiemblan las piernas nada más de pensar en otro enfrentamiento.

Por lo pronto, los que sí saben aseguran que la posibilidad de ganar una apelación, en términos de justicia y ley, puede ser vasta. Se ignoró, dicen, por ejemplo, que hubo tres testigos que vieron a la señora Durante con alguno de los hermanos Amezcua, que hay gente que atestiguó la presencia del Cholo en el escenario del crimen y por ahí varios datos más que bien valen la revisión del asunto.

También se dice que la sentencia del juez 55, Rafael Santa Ana, hasta hace algunos días, era contraria a los inculpados, pero que hubo cambios de última hora. El retraso de más de tres horas para emitir el dictamen legal; el que el juez hubiera dado su resolución hasta el último día permitido por ley y otras linduras meten sospecha en el asunto.

Todo ello podría impulsar la decisión para configurar la apelación, pero insisto, se necesitará mano firme e idea clara para reiniciar el tortuoso y no muy popular camino de hacer valer la justicia aun en contra del poder, del inmenso poder de la televisión.

Será en los próximos días, a la mitad de la semana que viene, a más tardar, cuando el procurador de Justicia del DF, Bernardo Bátiz, nos haga saber hasta dónde podría llegar la autoridad de esta capital por dejar en claro, punto a punto, todo este embrollo del caso Stanley.

Las dudas que ahora se levantan, principalmente aquella que pregunta: ƑQuién mató a Paco Stanley?, reta no nada más a la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal sino a la posibilidad de no dejar que los poderes informales, como el de las televisoras, normen de aquí en adelante la vida cotidiana en nuestro país.

La responsabilidad de las autoridades del Distrito Federal crece en la medida en que la impunidad campea, y si hubo error y realmente los liberados son inocentes, será muy difícil, después de más de un año, hallar el camino que lleve a los asesinos. Por lo pronto no hay culpable, estamos frente al crimen perfecto. No hay hasta ahora ninguna pista, ningún indicio que lleve a los culpables de la muerte de Stanley.

šViva la Justicia!