jueves Ť 25 Ť enero Ť 2001
Octavio Rodríguez Araujo
La ley y los zapatistas
El diputado panista Armando Salinas Torre dijo que él y algunos juristas analizaron la Ley para el Diálogo, la Conciliación y la Paz Digna en Chiapas, misma que en Londres (22/01/01) denominaría erróneamente "ley de amnistía", y que con base en dicho ordenamiento legal los zapatistas no podían salir de Chiapas. El diputado y sus juristas deben haber estudiado en alguna de las muchas universidades privadas patito. Esta ley no menciona que los zapatistas, presuntos o reales, afuera o adentro de Chiapas, tengan arresto domiciliario o estatal para ser protegidos.
Cuando Fernando Yáñez, supuesto comandante Germán, fue detenido en 1995 en la ciudad de México, después de que se dictara orden de aprehensión contra presuntos dirigentes zapatistas el 9 de febrero, la Procuraduría General de la República tuvo que sobreseerse ya que si Yáñez era dirigente del EZLN entonces estaba protegido por la ley para el diálogo, y si no era dirigente, entonces no había por qué detenerlo. Gracias a ese antecedente no se le pudo negar a la comandante Ramona su salida de Chiapas hacia el Distrito Federal en octubre de 1996. Y gracias también a esa misma ley fue que viajaron mil 111 zapatistas, un año después, por diferentes estados para terminar su periplo en la misma ciudad capital; por lo demás, todos ellos y ellas con el rostro oculto con pasamontañas o paliacates.
La ley citada establece que para fines de negociación los zapatistas no podrán portar armas, pero no dice que pierdan su carácter clandestino ni que dejen de estar enmascarados o que no puedan usar sombrero con listones o sin éstos o gorras de beisbol. La misma delegación gubernamental que participó en el diálogo de San Andrés estuvo varios meses hablando con encapuchados, y nadie, además de Fernández de Cevallos, objetó que tan importante encuentro tuviera lugar con quienes han ocultado su rostro desde el primero de enero de 1994.
ƑDónde estaban el diputado Salinas Torre, sus juristas, algunos empresarios y clérigos habladores entre 1995 y 1997 que no se enteraron de los antecedentes de lo que ahora ellos quisieran entorpecer? Los zapatistas, con base en la ley para el diálogo, pueden viajar por todo el territorio nacional y ningún ordenamiento legal señala que tienen que hacerlo con el rostro descubierto. Mientras el diálogo no esté roto, la ley los ampara. Y el diálogo sólo está suspendido y de acuerdo con la ley nadie puede romperlo unilateralmente, ni siquiera el diputado Salinas Torre.
Con inteligencia y bien asesorados, dos gobernadores, uno del PRI y el otro del PAN, Miguel Alemán (Veracruz) y Sergio Estrada Cajigal (Morelos), respectivamente, han declarado que no se pondrán trabas a los zapatistas y que si quieren viajar por sus estados con o sin capucha están en su derecho, "siempre y cuando se conduzcan conforme a las leyes federales y estatales para mantener la tranquilidad", añadió el de Morelos. Pienso, por cierto, que nadie puede acusar de izquierdistas a los gobernadores mencionados; están libres de esta sospecha.
El tema y las declaraciones de quienes objetan el viaje de los zapatistas por diez estados para terminar en el Distrito Federal no deberían repetirse como si todavía estuviéramos viviendo bajo el gobierno del doble lenguaje de Zedillo. En aquel entonces, concretamente en La Jornada del primero de octubre de 1996, se consideró que el traslado de los zapatistas, que finalmente fue sólo de la comandante Ramona, gravemente enferma, era un "acto de provocación deliberada". Hoy se ha dicho, y se espera que se cumpla, que no sólo pueden venir al Distrito Federal, sino que se garantizará su seguridad en el marco de nuestras leyes. Los objetantes tienen derecho a decir tonterías, pero no sería mala idea que se informaran primero antes de hablar, sobre todo si se trata, como es el caso, de figuras públicas representantes de la nación, de empresarios y de una iglesia.