MIERCOLES Ť 24 Ť ENERO Ť 2001

Ť Sin cambios, el círculo perverso pobreza-ignorancia

Quinto año de primaria, tasa de escolaridad en AL: BID

Ť La mitad de alumnos de la región abandonan ese nivel


CLAUDIA HERRERA BELTRAN

Los países de América Latina casi han logrado universalizar la enseñanza primaria, pero sus tasas de deserción y reprobación son tan altas que vía la educación aún no se ha podido romper el "círculo perverso" pobreza-ignorancia, advirtió el coordinador del Instituto para el Desarrollo Social del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Bernardo Kliksberg.

De acuerdo con cifras de expertos del grupo Diálogo Interamericano, indicó que 50 por ciento de los estudiantes latinoamericanos no termina la primaria y sólo 20 por ciento de los adolescentes pobres concluye la secundaria. A causa de los altos índices de repetición, por ejemplo, un niño de Nicaragua puede tardar 12 años en cursar sus estudios de primaria, cuando lo normal serían seis años.

En su participación en el 19 Congreso Interamericano de Educación Católica, el representante del BID expuso que los niños latinoamericanos abandonan la escuela o reprueban no porque sean diferentes a sus compañeros de otros continentes, sino porque padecen una "enorme desigualdad", que se refleja en una tasa de escolaridad de cinco años en la región.

La evidencia de esta desigualdad, explicó, es que 5 por ciento de la población de la región es la dueña de 26 por ciento de la riqueza, mientras que el 30 por ciento más pobre sólo tiene 7.5 por ciento del producto nacional de los países.

Lo más grave, señaló, es que la pobreza y la ignorancia se heredan de generación en generación. Un estudio del BID indica que los jefes de hogar del 10 por ciento más rico de la población tienen una tasa de escolaridad promedio de 13 años, lo que significa que han completado parcialmente estudios de bachillerato. En tanto, los jefes de familia del 30 por ciento más pobre tienen una tasa de escolaridad de cinco años, es decir, no alcanzan ni el nivel de primaria.

Esta distancia de ocho años de escolaridad entre las cabezas de familias ricas y pobres es una "reproductora de desigualdad", afirmó el experto y asesor en temas sociales. Un estudio de la Cepal aplicado en Uruguay señala, por ejemplo, que los hijos de las familias pobres no logran superar el grado de escolaridad que tuvieron sus padres. La respuesta que dio el especialista a deserción y reprobación de los niños del subcontinente se resume en tres causas: los infantes trabajan, tienen problemas nutricionales o provienen de "hogares quebrados".

De esta forma, desigualdad y rezago educativo van de la mano, según Kliksberg. "La desigualdad latinoamericana repercute hacia el interior del sistema educativo y los distintos resultados en términos de escolaridad de los diferentes sectores de la sociedad, a su vez, van a alimentar la desigualdad. Este es un círculo perverso muy importante que obstruye el proceso de América Latina".

Explicó que las familias pobres generan oportunidades educativas con ese carácter. Al recibir educación deficiente, esos alumnos a su vez están en condiciones muy vulnerables para formar familias con mejores perspectivas de vida.

Los estudiantes latinoamericanos tienen resultados deficientes también por la calidad de enseñanza que reciben. En palabras del investigador, el fondo del problema es la pobreza que "tiene cara" de niño, de mujer, de discapacitado, de joven, de indígena y de anciano, principales afectados por la desigualdad.