miercoles Ť 24 Ť enero Ť 2001

Luis Linares Zapata

Chiapas, derecha y miseria

El anunciado viaje de los zapatistas por varios estados del país, incluida la ciudad de México como punto culminante y final, ha tenido varios méritos al ser ideado por Marcos como una respuesta a la andanada publicitaria del presidente Fox. Uno de ellos, quizá el más relevante, es que obligó a salir a descampado a la derecha mexicana en busca de hacer prevalecer sus visiones, intereses y múltiples fobias.

El pleno de la cúpula empresarial privada se ha subido enguantada al ring con recias negativas a la proyectada gira. Ha enviado por delante a sus aliados, sobre todo a la furibunda Coparmex chiapaneca, uno que otro obispo gesticulador, a varios locutores de radio y a no pocos articulistas que coinciden con ellos, sobre todo en sus ríspidos y torpes desplantes para tratar de descalificar al personaje central del conflicto: Marcos. Los empresarios argumentan lo de siempre: mensaje negativo al mercado, mal ambiente para las inversiones pendientes, imagen de debilidad política en el exterior, y al final: inestabilidad e inseguridad sobre el futuro de la economía, de la administración y del rumbo del país. Ambitos y rubros de los que son autocalificados intérpretes y celosos guardianes.

Bien se ve que el movimiento de los indios chiapanecos (y Marcos en lo particular) le producen contagiosa comezón. En lo más profundo de la disputa iniciada por la iniciativa privada (IP) se encuentra ese rechazo de clase que se funde, en varios aspectos, con actitudes racistas para con los marginados, la pobreza en sus variadas manifestaciones y grados o hacia las capas de los más bajos estratos socioeconómicos. Quizá porque esas personas y sus lamentables condiciones son la muestra viviente de los límites éticos a la apropiación salvaje, siempre pretendida y que en México han logrado de sobra, como certifican numerosos estudios y datos. Entre 1993 y 1999 el excedente productivo que se quedó en manos del capital creció varias veces más de lo que ganó el trabajo (hogares), a pesar de los desplantes zedillistas con sus gastos sociales incrementados o sus maravillosos progresas. Y todo apunta para que la infame distribución de la riqueza no sólo continúe por ese rumbo, sino que se acreciente, aunque pretendan regresarle a los miserables algo de lo que el aumento del IVA propuesto (tasa cero en medicinas y alimentos) les quitará a millones de mexicanos de bajos ingresos.

También, un grupo de presión respetable y poderoso tiene razones de peso para oponerse al viaje de Marcos y sus aguerridos zapatistas. No puede pasarse por alto, y para estos motivos de análisis, la densa zona de identificación que tienen en común con muchos de los actores decisivos de la actual administración. Son, al mismo tiempo, conspicuos propagadores del "nuevo amanecer" que se vislumbra, según reza la insistente propaganda a partir de diciembre. Financiaron parte de la campaña de Fox y se hermanan, en la retórica gerencial y en los dogmas y anatemas neoliberales, para conducir los negocios públicos y la economía por la ruta iniciada hace ya 15 años. Condicionan parte sustantiva de las actuales políticas públicas básicas y sus predicadores son los que ahora están incrustados en la punta de los instrumentos para orientar las acciones sociales del Ejecutivo federal. Unos lo hacen desde el púlpito en que convirtieron a las secretarías del Trabajo y Sedeso. Otros (IMSS, Ssa) ponderan y ejecutan desde las alturas del nuevo evangelio tecnificado que propagan el Banco Mundial y el FMI. Y no faltan los que le otorgan (SE) al primer reclamo (empresarios de Monterrey) abundantes subsidios bajo la forma de precios del gas.

Tienen los enemigos del zapatismo un aliado adicional en el súbito decaimiento de la economía estadunidense y en los vaivenes del petróleo, pues entre estos factores han puesto en grave estado la marcha normal de la fábrica nacional y deteriorado las alegres expectativas de mejora en amplias capas de la sociedad. El horno no está para bollos, dicen los cúpulos, si no que lo atestigüen El Chapo Guzmán y sus cómplices en la administración de la justicia. Poco tiempo tiene el gobierno para conciliar posturas encontradas. La IP forzó, por lo pronto, a una revisión cuidadosa de la estrategia seguida para sentar al EZLN en la mesa de negociaciones. Obligó a consultas con los partidos y tendrá que meditar con sumo cuidado la manera y los tiempos para modificar sus posturas y promesas, así como la intentona de situar, allá en Chiapas, el conflicto. Zedillo le invirtió algo así como 60 mmdp y Fox promete echarle otros 30 mmdp a ese estado, que parece, en las actuales circunstancias, un barril al que poco se le nota el beneficio del cuantioso relleno de billetes.