MIERCOLES Ť 24 Ť ENERO Ť 2001

Ť En Chiapas y en el país, perder la paciencia es perder la paz, afirma

Urge Salazar a debatir acuerdos de San Andrés

Ť Llama a la prudencia y a dejar a un lado discusiones frívolas Ť Destaca la disposición de zapatistas al diálogo y dice que de la selva "siempre salen sin armas"


JOSE GALAN

En Chiapas y en el país, perder la paciencia es perder la paz, afirmó el gobernador Pablo Salazar Mendiguchía, y consideró que el debate sobre si los zapatistas deben traer o no capuchas "es irresponsable y frívolo". Al participar en la exposición Chiapas Vive, organizada por la Universidad Iberoamericana, sostuvo que los zapatistas "siempre que salen de la selva lo hacen desarmados", y exhortó a todas las partes e interesados a "centrarnos" en las discusiones y el diálogo sobre la iniciativa de ley y los acuerdos de San Andrés.

"Idea descabellada y absurda"

Además, la noción del diputado panista Armando Salinas Torre de detener a los zapatistas cuando abandonen su territorio "es una idea descabellada y absurda. Espero que sólo hable a nivel personal". Dijo del EZLN: "A mí me parece que un grupo que hace siete años buscó la vía de las armas y que ahora busca la vía política da un giro encomiable. Qué mejor señal que ésa". Alabó la decisión implícita del EZLN de reconocer a Luis H. Alvarez como interlocutor válido, e insistió que es la hora de la prudencia y la mesura, de "desdramatizar" los salazar_indigena hechos.

El ex miembro de la Cocopa consideró que la estrategia de ese órgano de mediación, más allá de hacer suya la iniciativa de ley sobre derechos y cultura indígenas, debe ventilar los acuerdos por todo el país, ya que contribuiría al diálogo por la paz en su entidad.

Respecto de las partes en conflicto, consideró que se debe vencer el temor y prociar el resurgimiento de la confianza, y ante las versiones de algunos medios de comunicación que las califican de "intransigentes", para respaldar el uso de la fuerza, afirmó que en la mesa sobre Chiapas, donde participan los gobiernos federal y estatal, "no hay posiciones intransigentes. Allí se exploran todas las posibilidades menos una salida de fuerza. Y eso me consta".

El mandatario chiapaneco inauguró ayer, junto con el rector Enrique González Torres, una exposición sobre cultura y costumbres de los pueblos indígenas de su estado en el campus central de la Universidad Iberoamericana, pero sobre todo difundió entre estudiantes, diplomáticos, maestros, funcionarios e indígenas la situación en su estado natal.

"Los zapatistas ya han salido de la selva, y siempre que lo han hecho han salido desarmados", argumentó. "Coincido con la necesidad de centrarnos en lo que viene, los preparativos para la marcha, y no desviarnos en temas banales".

En una entrevista previa a la inauguración, lamentó que en Chiapas "no haya puentes" de consenso o acuerdo sobre la manera de resolver los retos de su presente, pero alabó la figura de Luis H. Alvarez como representante del gobierno federal, calificó de "positiva" su presencia, y argumentó que, ahora que ha si- do aceptado por el EZLN, "su disposición al diálogo es un capital que no hay que desperdiciar".

El tema de la paz, motivo de división en la entidad, dice el gobernador

Más adelante, al participar en el foro Indígenas Hoy, especificó que en su estado "no hay un solo tema en el que los chiapanecos coincidamos. Incluso ahora el tema de la paz nos divide. No hay consensos sobre cómo alcanzarla, sólo abriendo una brecha podremos crear el clima de armonía que necesitamos". Más allá de este conflicto, calificó a Chiapas como un estado que "pone a prueba muchas cosas en este país: las políticas públicas, la educación, la salud".

A su llegada a la gubernatura, dijo, encontró "una herencia muy complicada", compuesta por la ausencia de movimientos sociales, instituciones frágiles y un andamiaje de cacicazgos y complicidades, "y descubrimos que el verdadero cacique en Chiapas ha sido la Federación, a través del abandono, la simulación, la opresión, características de las políticas federales".

Tras señalar que las políticas seguidas por el EZLN tras su irrupción en la vida política nacional en 1994 deben ser reconocidas porque "voltearon los ojos hacia Chiapas", advirtió que "a pesar de todas sus imperfecciones, el mayor logro que tenemos en materia de derechos indígenas son los acuerdos de San Andrés". Es, insistió, "lo mejor que tenemos".

Advirtió, sin embargo, que si bien, mientras los acuerdos de San Andrés "vuelven a cobrar vigencia", también resurge "esa carga de conservadurismo que se opone a los avances de la paz y con ello se niega el pleno reconocimiento del derecho colectivo en la legislación mexicana". San Andrés es un acuerdo político, aclaró, "pero los acuerdos de paz no son entre individuos o partidos, sino del Estado y, por ello, no se ha concretado".