Ť Exhibe Tiberio, la ballena, obra que mide 9 metros
Satisface a Crepaldi enfocar su "locura" hacia la creatividad
Ť La exposición, en el Centro Cultural Santo Domingo
Ť Tiene dos sentidos: de muerte y de vida, dice el artista
MERRY MAC MASTERS
El artista plástico Daniele Crepaldi se alegra por ser un "orate" y enfocar su "locura" hacia la creatividad.
El creador aborda de esa manera el tema al referirse a
Tiberio, una ballena de nueve metros de largo, gestada a lo largo
de dos años en su taller, ubicado en el kilómetro cuatro
de la carretera que va de la capital de Oaxaca a Puerto Angel.
Esa obra se exhibe en el patio del Centro Cultural Santo
Domingo. El nombre de la misma hace honor a su padre muerto hace ocho años,
quien fuera amante de los animales marinos.
Crepaldi (Milán, Italia, 1953), con seis años de radicar en México, dos de ellos en Oaxaca, y en cuya obra de por sí se imponen los animales, habla de su primera experiencia con esos mamíferos marinos: "Vi una pareja de ballinas en el mar, de las cuales sólo las jorobitas estaban fuera del agua. De repente decidieron sumergirse y levantaron esas colotas enormes que... ¡ah!, se me paró la respiración. Hasta me da escalofrío recordar esa imagen tan fuerte".
La emoción experimentada se le volvió a manifestar una noche en casa de unos amigos arquitectos, quienes le enseñaron un libro en el cual aparecía una fotografía, perteneciente al Museo de Ciencias Naturales de Nueva York, de un esqueleto de una ballena, colgante.
En broma dijo: "Padrísimo, me gustaría hacer un trabajo así". Sus amistades le tomaron la palabra y le propusieron realizar una pequeña maqueta para ofrecerla a una clienta.
Crepaldi, que se lo había imaginado "todo en un segundo, con los recortes ensamblados", les hizo notar que hacer un proyecto "en chiquito" le iba a tomar el mismo tiempo. Así que "espontáneamente ofrecí hacerlo grande para ver si pegaba igual".
No se dieron las cosas como esperaba debido a que invirtió demasiado tiempo. Por ejemplo, se se le hizo fácil llevar su idea con unos carpinteros, pero después de una semana "no lograron hacer ni una costilla". Aunque tuvo ayudantes, a final de cuentas debió dibujar una por una las plantillas, y recortar los pedazos de madera con sus propias manos.
Las dimensiones que alcanzó la ballena pronto rebasaron el espacio de su estudio, pero no se dio por vencido y construyó un techo ex profeso.
Afirma que la obra nació "en una etapa muy importante de cambio de mi vida. Es como un proceso iniciático. Tiene también el doble sentido de muerte y de vida". La cabeza y cola de Tiberio, que están recubiertas con pieles de cabra, dan la sensación de un "animal vivo", así como las manchas redondas del vientre (son de maderas y están sostenidas por una red de cables). Las costillas y las vértebras, sin embargo, al dejarse tal cual, dan la impresión de "animal muerto". Tiberio, agrega, está pensado para "dar una vuelta en caída como de 45 grados".
Respecto al destino de esta ballena, que Crepaldi considera más bien una escultura que un objeto ?pues este último, apunta, cae más en el campo de la artesanía?, espera venderlo a un interesado en San Francisco, California.
(Tiberio, la ballena, se exhibe hasta el 28 de febrero en el Centro Cultural Santo Domingo, en Oaxaca. En forma paralela, se ha organizado una serie de actividades como talleres y pláticas dirigidas a niños y jóvenes para que conozcan más sobre estos mamíferos marinos y el papel que juegan los seres humanos en la alteración de los ecosistemas naturales.)