MARTES Ť 23 Ť ENERO Ť 2001

Ť Destinó el World Monuments Fund 40 mil dólares para la recuperación

Serán restaurados La fiesta de la Santa Cruz y Reconstrucción, murales de Montenegro

Ť El INBA debe aportar una cantidad semejante; los trabajos tardarían alrededor de un año

MERRY MAC MASTERS

El World Monuments Fund destinó 40 mil dólares para la recuperación del conjunto muralístico de Roberto Montenegro (1885-1968) ubicado en el cubo de la escalera del claustro oriente del antiguo Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo, ahora Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble, del Instituto Nacional de Bellas Artes, organismo que deberá aportar una cifra semejante.

En el cubo de la escalera se encuentran los frescos, realizados en dos etapas, La fiesta de la Santa Cruz -también conocido como La reconstrucción de México por obreros e intelectuales-, hecho entre junio de 1923 y enero de 1924 en el muro oriente, y Reconstrucción, de 1931, el cual ocupa los muros norte, sur y poniente.

El mayor daño se observa en la parte inferior de la pared norte, de donde se ha caído el aplanado, con la consiguiente pérdida de la pintura. No son problemas nuevos. En 1951, Clementina Díaz y de Ovando escribió en su libro El Colegio Máximo de San Pedro y San Pablo: "La parte inferior del mural Reconstrucción ya está totalmente destruida". Luego, los sismos de 1985 dañaron la estructura arquitectónica.

Para Walter Boelsterly, coordinador de dicho centro, entre los murales que tienen problemas en México, el conjunto en cuestión es de los más afectados, debido a la contaminación por aguas negras.

Lo anterior, debido a que el muro norte colinda con dos edificios habitacionales que dan a la calle República de Venezuela, con serios problemas de desagüe.

A causa del hundimiento, problema que afecta muchos inmuebles del Centro Histórico, el ex colegio de San Pedro y San Pablo se ha desfasado; la parte colindante es la más afectada. "Estamos prácticamente a desniveles en relación con la calle de Venezuela; entonces, estamos siendo invadidos por las aguas negras de esos edificios", señala el entrevistado.

La obra civil para reparar el problema en los desagües en los edificios habitacionales, agrega, sería "carísima", ya que habría que introducir una red hidráulica nueva para detener la filtración. Otro problema es saber con quién tratar.

El arquitecto afirma que este tipo de humedad se puede abatir con un método que extrae líquidos sin causar daños serios. Pero cuando se trata de aguas negras, el problema se vuelve "grave".

Búsqueda de fondos

Antes del contacto con el WMF, en el Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble se había propuesto tratar el problema mediante el strappo, una técnica italiana que consiste en retirar la película de la pintura afectada, restaurarla, y volverla a colocar, pero sobre un soporte rígido, móvil y completamente independiente del muro.

Para eso también se haría una especie de excavación en el muro a modo de una cámara de aire que libere la humedad. De esa manera, si hay filtraciones, la pintura ya no cubrirá el muro, aunque en caso de temblor "se va a desfasar".

En eso estábamos, declara, cuando llegó mural-sta-cruz-1 un grupo de personas que apoya el WMF en la búsqueda de fondos. "Los llevamos a ver diferentes espacios (con necesidad de restauración pero) con problemas para recabar fondos. Uno de ellos, les decía que a mí me avergonzaba mucho tenerlos en mal estado, eran los murales de Montenegro del Centro de Conservación".

El WMF tiene un programa llamado World Monument Watch (Vigías de Monumentos del Mundo), creado en 1995 para conmemorar el 30 aniversario de la institución, que cada dos años solicita propuestas para integrar la lista Los 100 Monumentos en Peligro.

A finales de 1997, el INBA recibió apoyo del WMF para restaurar el mural Alegoría del apocalipsis, de José Clemente Orozco, que se encuentra en el Antiguo Hospital de Jesús.

En el libro Entre dos mundos: los murales de Roberto Montenegro, Julieta Ortiz Gaitán relata cómo José Vasconcelos, al iniciar su labor como primer secretario de Educación Pública, en octubre de 1921, contrató a un contingente de artistas plásticos para que "decoraran" con temas y motivos mexicanos los edificios públicos, las escuelas y los lugares de reunión.

Fue así, continúa, como se reunió un equipo de pintores y artesanos para trabajar en un antiguo templo abandonado, el del ex colegio de San Pedro y San Pablo, convertido en cuartel durante la Revolución y rescatado por Vasconcelos para fundar la Sala de Discusiones Libres.

Al frente de dicho equipo, Montenegro realizó, en 1922, el mural del testero, El árbol de la vida, y dos grandes vitrales en el crucero de la nave.

Al año siguiente el artista fue contratado para trabajar de nuevo en San Pedro y San Pablo, en esa ocasión en el cubo de la escalera del claustro oriente, donde ejecutó el mural La fiesta de la Santa Cruz, "llamado inicialmente La reconstrucción de México por obreros e intelectuales, tema muy ad hoc con el espíritu de la época", asevera Ortiz Gaitán.

La escena, abunda, capta la construcción de un gran edificio neocolonial, con andamios y muros a medio levantar, coronado con una cruz de madera con festones de colores. La efigie de Vasconcelos fue sustituida, a instancias de éste, por la de una joven que empuña la bandera de la Universidad Nacional.

La bóveda, ejecutada a la encáustica, con algunas incrustaciones de hoja de oro y fuertes tonos azules, "está decorada con los signos del zodiaco insertados en un gran círculo que es sostenido por cuatro colosales figuras femeninas, las cuales, como atlántidas o cariátides, se paran sobre cada una de las pechinas".

En 1931, Montenegro pidió al subsecretario de Educación Pública terminar la obra. A los dos años concluyó Reconstrucción, pintado en las paredes restantes, y que también comprende tres grisallas, asimismo muy dañadas. La del muro sur está totalmente destruida.

De hecho, el cubo de una escalera no es lugar idóneo para una pintura mural, "ya que el espacio es demasiado reducido para poder apreciar los conjuntos pictóricos, dada la falta de perspectiva visual".

Para Ortiz Gaitán, no obstante, "la primera impresión, al entrar al recinto, es de agradable sorpresa, porque a pesar del exceso de formas y colores, no hay agobio alguno, quizá por tratarse de tonalidades pálidas y composiciones equilibradas".

Según Boelsterly, esta nueva restauración del conjunto muralístico tardará aproximadamente un año, con un equipo de seis o siete personas. También hay que concretar los fondos. Todavía no han llegado los del WMF, pero ya se realiza el "papeleo" respectivo.

Boelsterly, quien está al frente del Centro Nacional de Conservación y Registro del Patrimonio Artístico Mueble desde 1995, considera que lo financiero no es un rubro que le vaya a causar un problema a la actual administración del INBA, ya que "se puede asumir del presupuesto que estará asignado para el centro", si no se ha conseguido vía algún otro financiamiento.

Con los fondos del WMF se piensa aplicara a los murales la técnica strappo, y con los del Instituto Nacional de Bellas Artes, realizar lo relativo a la restauración y colocación.