LUNES Ť 22 Ť ENERO Ť 2001
Ť Necesario, revisar la relación entre el organismo y la sociedad, revelan cifras
El número de obras suspendidas por el INAH disminuyó en forma radical
Ť Su principal función ha sido supervisar: realizó casi 59 mil inspecciones de 95 a junio de 2000
Ť La edad promedio de sus investigadores es de 49 años, por lo cual se queda sin herederos
RENATO RAVELO
ƑCómo se relaciona el Instituto Nacional de Antropología e Historia con la sociedad? Las cifras indican que para cumplir su mandato de salvaguardar el patrimonio arqueológico e histórico del país, el organismo ha emprendido en el último lustro unas 183 mil acciones, entre inspecciones, rescates, atención a denuncias, peritajes y dictámenes. De ellas, en 2 mil 625 casos se trató de una suspensión de obra.
Las cifras hablan de un INAH que principalmente supervisa: 58 mil 821 inspecciones en el periodo 1995 al primer semestre del año 2000. Con un promedio de poco más de 11 mil acciones por año, se puede establecer que cada día laboral la institución se presenta en al menos 45 inmuebles, carreteras y desarrollos sociales donde se sospecha que existe un vestigio arqueológico o un patrimonio histórico.
De estas supervisiones, que consisten lo mismo en dar fe de que la traza de una carretera no afecta patrimonio, que certificar que se puede realizar una construcción, en más de 45 mil casos hubo un dictamen por parte de los especialistas del INAH.
En el mismo periodo el instituto otorgó un total de 20 mil licencias para obra en todo el país, por lo que se puede establecer que poco más de uno de cada tres casos que se le consultaron, sea por medio de las alrededor de 9 mil denuncias o las 37 mil asesorías, la obra procedió a realizarse.
El INAH, como instancia de consulta carece, en la forma que lo han denunciado diversos especialistas, de un recurso de revisión. Eso significa en términos llanos que si un particular se inconforma con el dictamen y consigue un amparo, tiene posibilidades de que éste proceda, pues la legislación federal en la materia no prevé tal situación.
Esta circunstancia, parecería demostrar la tendencia en las cifras oficiales, ha hecho que la suspensión de obras haya disminuido de 1995 a la fecha de manera radical: en ese año se lograron 818 suspensiones, mientras que
para 1997 el número estaba en 364; en 1999 bajó hasta 263 y el año pasado durante el primer semestre hubo cien, sin contar la de la Casa de las Ajaracas.
La relación del organismo con la sociedad, parecen demostrar las cifras, requiere de una seria revisión.
Pero también con otras instancias federales y locales, como lo demostró en julio pasado la suspensión de las obras en la Casa de las Ajaracas, luego del hallazgo de piezas prehispánicas.
En esa ocasión el gobierno de la ciudad se inconformó, primero por haber invertido cerca de un millón de pesos en la remoción de escombros, sin que la difusión pública de los hallazgos por parte del INAH reconociera la colaboración.
Poco después se llegó a decir que los hallazgos tendrían que ser de "importancia histórica", para que las autoridades capitalinas asumieran la decisión del INAH. En la actualidad los trabajos continúan detenidos, en parte porque terminó el conflicto, toda vez que el actual jefe de gobierno, Andrés Manuel López Obrador, no está particularmente interesado en habitar la Casa de las Ajaracas.
Otra área en la que el instituto se relaciona con la sociedad tiene que ver con lo policiaco y los llamados aseguramientos. Principalmente la recuperación patrimonial ha sido por la vía de la Procuraduría General de la República, que ha encontrado más de 11 mil piezas; también en aduanas se han logrado confiscar otras mil 390 piezas en el último año, mismo en el que tan sólo se registraron 463 donaciones.
Cómo funciona
Si en el ámbito de su relación con la sociedad el INAH cuenta con una serie de lineamientos de relativa rigidez, en tanto se trata de una instancia con la función de proteger el patrimonio, en los otros asuntos de su competencia, que son el del estudio y la divulgación, el instituto enfrenta una paradoja: en tanto el patrimonio registrado se multiplica, existe poco movimiento en el área académica que lo estudia, investiga y preserva.
Sólo en el área de arqueología las cifras hablan de un avance: entre 1995 y el primer semestre de 2000 casi se duplicó el patrimonio registrado. En el año de referencia inicial se tenía conocimiento de 17 mil 132 sitios, mientras que todavía en espera del final de 2000 ya se había ascendido a 30 mil 151 sitios arqueológicos registrados.
Los muebles históricos catalogados en el país suman en la actualidad 66 mil. Hasta 1991 se habían estudiado poco más de 19 mil; en 1994 se le agregaron otros 8 mil 689, y de ese momento en adelante se contó en el catálogo con otros 38 mil.
Avanzan los hallazgos y las catalogaciones: tan sólo el Sistema Nacional de Fototecas (Sinafo) resguarda en la actualidad un millón 700 mil piezas fotográficas, y lo conforman 17 fototecas del instituto y seis archivos de instituciones públicas y privadas que solicitaron capacitación. Por supuesto que la mayor parte se encuentra en la Fototeca Nacional, en Pachuca, donde se resguardan 841 mil piezas, entre negativos y positivos.
Ante ese panorama, de aumento y diversificación de las distintas manifestaciones de patrimonio cultural, se entiende por qué cada año alrededor de 12 millones de nacionales y 4 millones de extranjeros visitan las 173 zonas arqueológicas, los 108 museos y 118 monumentos históricos del INAH. En 1995 se realizaron 8 mil reproducciones para su venta; para el año pasado la cifra rebasó los 30 mil objetos.
Sin embargo, lo que se hace con esta riqueza en cuanto a investigación, desarrollo de proyectos y aportaciones a la vida académica, no tiene el mismo crecimiento exponencial. Hay una rigidez en la administración del INAH que hace que el promedio actual en edades, en cuanto a investigadores, académicos con base, sea de 49 años.
Si bien en el ámbito de los estudios la experiencia siempre redituará, lo cierto es que dicha riqueza en la estructura actual se queda sin herederos de acuerdo con las edades promedio.
Las escuelas del Instituto Nacional de Antropología e Historia han matriculado un total de 13 mil estudiantes de 1995 a la fecha, entre licenciatura, maestría y doctorado. Sin embargo, en promedio se realizan menos de mil investigaciones anuales lo mismo en áreas de historia que de antropología o arqueología.
Suman 755 los investigadores adscritos al universo laboral que significa el INAH, integrado por 110 dependencias, que aglutinan a 285 unidades administrativas a nivel nacional.
En una entrevista que se publicará mañana, el director del INAH, Sergio Raúl Arroyo, hablará sobre los retos que desde su punto de vista enfrenta esta institución.