LUNES Ť 22 Ť ENERO Ť 2001
Ť Entrevista con el coronel Lucio Gutiérrez
La participación del ejército no fue improvisada, asegura
Ť Ni revolución ni golpe, en Ecuador hubo una rebelión
Nuestra participación en el levantamiento del 21 de enero no fue improvisada. Ya en diciembre de 1998 manifesté verbalmente a varios generales mi preocupación por la situación que atravesaba el país, especialmente en el aspecto ético. El gobierno había subido el costo del agua, de la luz, de los teléfonos y del gas, y se nos dijo que con el aumento se iban a recaudar 180 millones de dólares. Pero a renglón seguido el presidente de la República anunció que a una institución financiera que había engañado a los depositantes le entregaba 800 millones de dólares.
Luego, en julio de aquel año, fui invitado a una conferencia en el Instituto de Altos Estudios Nacionales. Allí estaban el general José Gallardo, ministro de Defensa, y la doctora Elsa de Mena, jefa del Sistema de Rentas Internas ,y alrededor de 300 oficiales, de mayor para arriba. Básicamente, el encuentro fue para conseguir nuestro respaldo en el aumento del impuesto al valor agregado (IVA), de 10 a 15 por ciento. También querían subir cerca de 30 por ciento el impuesto a la renta.
Recuerdo que un general que se encontraba en la primera fila dijo que estaba de acuerdo en que se haga una gran campaña de concientización nacional, "para que el pueblo ecuatoriano pague más impuestos". Yo estaba sentado en la segunda fila y me sentí indignado. Me paré y dije que el pueblo no paga más impuestos, no porque no quiera, sino porque este dinero se lo roban o se lo dan a la banca corrupta.
Dos mundos
En el ejército conocemos la pobreza en la que vive la gente. Este es un país con dos países: el de las ciudades y el de las fronteras páramos y suburbios sin agua, sin escuelas, sin dispensarios médicos, sin empleo, sin futuro y sin una buena alimentación, y el reducido país de los privilegiados que han saqueado a Ecuador gracias a un sistema mal llamado democrático, excluyente, injusto y corrupto.
Nos la jugamos y no fue fácil. Durante los meses previos al 21 de enero tuve un gran conflicto interno: de un lado la supuesta constitucionalidad, que es cosa de los políticos; del otro, el deber como soldado de defender a mi pueblo, a mi país. ƑDe qué sirve ser soldado de un ejército victorioso, de qué sirve todo lo aprendido si luego de 28 años de vida militar uno ve que los banqueros se roban el país y los políticos consienten en su desintegración?
Son nuestros políticos, vinculados con
las elites económicas, políticas, deportivas incluso, los que han violado la Constitución y provocado la inestabilidad. Nuestro pueblo es gobernable, muy pacífico. ƑQué hubieran hecho los franceses, los ingleses, los estadunidenses si el Presidente les congelaba los depósitos en los bancos para salvar a los banqueros corruptos con la complicidad de las autoridades judiciales? ƑQué hubieran hecho? Lo del 21 de enero fue una rebelión. No fue una revolución ni un golpe de Estado.
No fallamos nosotros. Fallaron las élites. Desde el exterior se dio una lectura diferente a los hechos del 21 de enero. La crisis del país era evidente. En la televisión veíamos que la gente de la tercera edad clamaba justicia, implorando que se les devuelva los depósitos congelados a un año en los bancos. Murieron 68 personas haciendo fila frente a los bancos. Hubo gente que vendió sus casas o su vehículo para seguir viviendo y algunos se suicidaron.
Cuando las cosas se enfriaron había que atacar a alguien, cuando los que ocasionaron todo el problema fueron los políticos. Si el país hubiese estado medianamente administrado no nos la hubiésemos jugado. Yo no hubiese arriesgado mi carrera militar ni a mi familia por algo que no valía la pena. Yo estaba por irme a Washington de agregado militar, mi siguiente destino, porque era el primero de mi clase. Y como ex alumno del Colegio Interamericano de Defensa esto me representaba 100 mil dólares de ahorro. Tenía la primera opción para ser general, comandante del ejército y para ser jefe del comando conjunto. Esa era mi ilusión.
El 19 y el 20 de enero, cuando supe que el presidente Jamil Mahuad había dado orden de disparar a los indígenas, redacté un testamento para mi esposa, entregándole todas las cosas: tengo que cobrar esto, pagar aquello, queda esto y lo otro. Recibí el apoyo de mi esposa y de mis hijas y me fui al Congreso para estar al lado de los indios sin armas, pero con uniforme de combate.
ƑQue si cometí un acto de insubordinación? Mire: una cosa es la insubordinación y otra muy distinta, la sumisión. La misión fundamental de las fuerzas armadas es defender la soberanía nacional y nuestra constitución dice que la soberanía radica en el pueblo. Nuestro movimiento quería construir una democracia modelo para América Latina y el mundo. Y ahora somos un modelo de dolarización.
(José Steinsleger)