DOMINGO Ť 21 Ť ENERO Ť 2001
José Antonio Rojas Nieto
La marea de la derecha
šCuánta razón tienen Adolfo Gilly y Luis González Souza cuando nos invitan a enfrentar la marea de la derecha y a desenmascararla! Pocos días de gobierno ratifican que no podemos limitar la movilización social a otorgar el beneficio de la duda, ni a la presión desde la izquierda por el cambio. En lo energético esto es muy claro. ƑVamos a reducirnos a otorgar el beneficio de la duda o presionar desde la izquierda para que luego de la importante decisión de la OPEP de disminuir su producción, México disminuya la suya? šPamplinas! Tendremos que luchar por que a más de esa obligada reducción, la sociedad construya un programa de explotación de sus recursos petroleros, coherente con una nación que anhela niveles superiores no sólo de bienestar, sino también de soberanía; un programa que supere la visión mercantilista en la que parecen seguir sumergiéndonos y que nos ha conducido a la depredación de nuestros recursos, no sólo por la alta dependencia petrolera del fisco, sino por su uso ineficiente y dispendioso. Para ello requerimos más, mucho más que buenos gerentes, que multiplican precios por cantidades y deduzcan beneficios financieros. Más, mucho más que eficientes corredores capaces de convocar a inversionistas internacionales a posarse en los mares de Campeche. ƑVamos, asimismo, a otorgar el beneficio de la duda o sólo presionar desde la izquierda para que disminuya un poco, o acaso se suspenda el horario de verano? šPamplinas! A más de exigir un balance técnico veraz de ventajas y desventajas, necesitamos afirmar el derecho de la nación a contar con un programa con incuestionable respaldo social orientado al uso muy eficiente y muy limpio de combustibles y electricidad en viviendas, alumbrado, bombeo de aguas, unidades productivas, comercios, autos, autobuses y camiones; en general, en todo proceso de consumo de combustibles y electricidad. Y para ello también requerimos algo más, mucho más que administradores que sólo nos amenazan y nos insultan cuando cuestionamos sus malos números y su peor manejo de ellos. ƑVamos también a otorgar el beneficio de la duda o sólo a presionar para que hoy nos bajen el precio del gas natural y mañana el de la gasolina? šDe nuevo pamplinas! Tenemos que impulsar a la sociedad a que construya un programa que desde la ratificación del derecho sobre sus recursos, señale las acciones a seguir para enfrentar la creciente integración con las economías de Canadá y Estados Unidos, no sólo con una visión soberana y autodeterminada, sino inteligente y cuidadosa; un programa, exigente con los consumidores para que no dilapiden ni los energéticos ni -mucho menos- los beneficios fiscales que se les otorgan, y respondan con compromisos concretos de impulso al bienestar y al desarrollo productivo de esferas y regiones en las que operan. Y para ello también requerimos más, mucho más que directivos incapaces de trascender las visiones ortodoxas de una visión económica depredadora y rentista. ƑVamos, finalmente, a otorgar el beneficio de la duda, o sólo a presionar para que cualquier modificación a los marcos de operación y desarrollo de nuestra industria eléctrica tome en cuenta la grave crisis por la que pasa el estado de California, como resultado de un fallido proceso de desregulación que en muchos aspectos todavía hoy se quiere para México? šUna vez más pamplinas! Tenemos que lograr que la sociedad ratifique sus derechos y construya un programa que señale las características del cambio en una industria nacional en la que, pese a muchos vicios incuestionablemente superables, la empresa estatal ha mostrado solvencia técnica, humana y financiera. Y para ello requerimos algo más que el aliento ciego de transformaciones que hoy fracasa en otros países.
En este ámbito tan delicado de nuestra vida diaria -el energético- ya se ve la actuación del nuevo gobierno, de empresarios y del capital financiero. Por ello, ni el beneficio de la duda ni la presión desde la izquierda podrán sustituir un programa que impulse acciones orientadas a resolver las necesidades y demandas reales -que no necesariamente se muestran a través de las encuestas- de la inmensa mayoría de las mexicanas y los mexicanos. Un programa con objetivos, metas y acciones en torno a las que -siempre con información veraz y oportuna- ese mundo de los subalternos se reconozca y se organice. Se trata, en síntesis y una vez más, de impulsar desde abajo y desde fuera del Estado la defensa de los derechos de la nación sobre nuestro petróleo, nuestra electricidad, nuestro territorio, nuestros recursos naturales. Y hoy -me permito sugerir- esta defensa exige desenmascarar y enfrenar la marea de la derecha.