DOMINGO Ť 21 Ť ENERO Ť 2001
Ť Señalan que no buscan la disolución del partido ni disputar espacios de poder
Recuperar la condición de fuerza de izquierda, meta de promotores de la refundación del PRD
Ť Renovar alianzas, sin esperar a que "el PRI se desgrane para recoger sus restos", plantean
ENRIQUE MENDEZ
Los convocantes al proyecto Vamos por la refundación y la regeneración del PRD plantearon ayer que su movimiento no busca la disolución del partido ni disputar espacios de poder en él, sino su reafirmación "en un nuevo proyecto político", que recupere su condición de fuerza de izquierda y "su espíritu y capacidad de lucha", y renueve su política de alianzas con fuerzas sociales afines, sin esperar a que "el PRI se desgrane para recoger sus restos".
En el documento Puntos para la discusión de la línea política del PRD, que se presentó ayer ante simpatizantes de esta vertiente perredista, se precisó que no será "a través de un ajuste de cuentas entre corrientes internas del perredismo" como se logrará renovar al partido.
Al iniciarse las jornadas por la refundación del PRD se hizo un reconocimiento a la "decisión correcta" de no haber aceptado las carteras que Vicente Fox ofreció a la directiva del partido, después de haber cerrado la posibilidad de una alianza política de largo plazo que abriera un proceso real de transición democrática.
También se fijó una posición precisa sobre la política gubernamental del presidente Vicente Fox Quesada y su gabinete. El programa económico del mandatario, se comentó, "está adquiriendo un perfil profundamente antipopular, lo que podría convertirse en detonador de conflictos sociales. La perspectiva neoliberal focaliza y dirige hacia los pobres la migaja que permite contener la rabia y rebeldía de los más en beneficio de los menos".
Además de su renovación estructural, se planteó, el PRD está obligado a revertir los papeles que la derecha y la izquierda han cambiado, al apoderarse la primera de la idea del progreso, mientras que la segunda ha aceptado perfilarse, con su discurso y acciones, "como la parte conservadora que se opone a las transformaciones", y que da la impresión de defender valores del pasado y no impulsa propuestas de cambio diferentes a la política neoliberal.
A partir de ese texto, que fue leído por Javier González Garza en el Polyforum Cultural Siqueiros -donde se congregaron Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles Berlanga, Ifigenia Martínez, Ricardo García Sainz, Imanol Ordorika, el gobernador de Tlaxcala, Alfonso Sánchez Anaya, y Carlos Payán, entre otros, así como un grupo de intelectuales y simpatizantes del partido que abarrotaron el sitio, pero ningún integrante del Comité Ejecutivo Nacional, aun cuando se les invitó-, se propuso que el congreso de abril próximo se realice "en vitrina".
Esto es, que los debates sean presenciados por invitados especiales "y fuerzas amigas o aliadas", del sector laboral, por universitarios, representantes de organizaciones campesinas y pobladores.
Con ese formato, mencionan, se sustentaría en los hechos la idea de que resulta indispensable "formar una gran alianza social y política que camine en una sola ruta bajo lineamientos convergentes o comunes. Permitiría mostrar, también, a un PRD plural, rico en posicionamientos políticos e ideológicos, pero uniforme y claro en su unidad".
No hay margen para el error
En el encuentro, con el que se dio inicio a las jornadas por la refundación y regeneración del PRD, el ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano aclaró nuevamente que quienes están promoviendo este debate no constituyen una corriente en la vida interna, y que tampoco se plantean construirla en el futuro.
Lo que sí esperan, dijo, es que la mayoría de los delegados al congreso coincida con las propuestas que se presentarán en ese foro. "Nuestra tarea -volvió a delimitar- hoy no es disputar con otros compañeros quién es elegido delegado al congreso, sino lograr que los electos para asistir al congreso conozcan lo que pensamos y proponemos, y coincidan y se adhieran a las iniciativas que permitan superar los problemas que hemos vivido al interior de nuestro partido".
Cárdenas -a quien acompañaron su esposa Celeste Batel y sus hijos Lázaro, Cuauhtémoc y Camila, así como su madre Amalia Solórzano- planteó que el congreso perredista "será crucial para la vida del partido", porque sólo si se toman las decisiones acertadas, el PRD podrá volverse a colocar "en el ánimo de la gente como alternativa de gobierno", y recuperar la confianza y el apoyo de los ciudadanos.
"Si por desgracia nos equivocáramos, se viviría, en el mejor de los casos, una larga etapa de declinación, cuyo desenlace sería difícil de prever. No podemos equivocarnos.
"No podemos fallar. En la actual situación del país, el PRD constituye, y puede y debe fortalecerse en ese carácter, la oposición partidaria más nítida y más firme a las políticas y pretensiones entreguistas, excluyentes y oscurantistas del neoliberalismo del nuevo gobierno y de lo que arrastra de administraciones anteriores, así como a los vicios de lo que queda del priísmo corrupto, arbitrario y antidemocrático".
El PRD, agregó, ha sido el partido opositor que más y mejor contribuyó para que el 2 de julio de 2000 "cayera, para no levantarse más, el régimen de partido de Estado".
Hasta ahora, dijo, han sido principalmente la protesta y la "rebeldía cívica" del perredismo las que han marcado la vida partidaria, y señaló que ante el cambio político en el país, el partido debe privilegiar la propuesta. "Protesta sí, cuando sea necesario, pero acompañada obligadamente de la propuesta", expresó.
Como se planteó en el documento presentado por González Garza, y que se difundió entre los perredistas para que aporten más ideas, Cárdenas dijo que el PRD debe mantener una actitud de acercamiento con los sectores sociales y expresarles solidaridad con sus demandas.
Criticó que los conflictos internos en el partido hayan derivado en el descuido de las tareas de afiliación y de ampliación de la base territorial, lo que derivó en el "achicamiento de la militancia".
Por eso, desde ahora tiene que considerarse como prioritaria la promoción de nuevas afiliaciones al PRD, y procurar que el congreso sea abierto para que no sólo participen los militantes y delegados, sino también "amigos de nuestro partido", para que aporten su visión y planteen lo que esperan de ese encuentro. "Aquellos que se distinguen por ser críticos nuestros, que nos digan cómo nos ven, cómo puede el PRD responder a la sociedad y cómo consideran poder contribuir para alcanzar objetivos comunes".
Al hacer una evaluación de los candidatos del PRD, dijo que los mejores resultados electorales se han obtenido con quienes han sido postulados en forma externa, y que después se han incorporado como militantes activos.
En ese contexto, señaló que en varios de los procesos electorales que el partido enfrentará este año, las alianzas y la apertura del PRD a diversos sectores serán decisivos para obtener buenos resultados y para reposicionar al partido en los ámbitos local y nacional.
Sin embargo, destacó que en los acuerdos de largo plazo, como los que se planteen para integrar coaliciones electorales y, como resultado de éstas, gobiernos, tendrán que convenirse previamente programas y, en su caso, candidaturas y cargos.
Cárdenas reivindicó para el PRD el que se haya logrado la alternancia de partidos e individuos a la cabeza del poder de la República, así como el fin del régimen de partido de Estado, lo cual no implica que se hayan terminado los vicios del tricolor.
A pesar de este logro del perredismo, agregó, no son los principios y objetivos por los que ha luchado el PRD, desde su nacimiento, los que rigen la vida nacional ni las relaciones de México con el exterior.
"La democracia electoral no está suficientemente consolidada, como tampoco desapareció con la elección del 2 de julio y el inicio de la gestión de un nuevo gobierno federal, la acción arbitraria y caciquil de algunos gobiernos locales, como los de Tabasco y Yucatán, que dan claro ejemplo de ello", afirmó.
Más aún, dijo, la nueva administración federal "contemporiza con el cacicazgo de Tabasco y acoge en su seno y tolera los vicios y excesos del charrismo sindical, al tiempo que anuncia sus pretensiones de profundizar las políticas antipopulares y entreguistas del neoliberalismo".
Para el PRD, resumió, el panorama político y la correlación de fuerzas en el Congreso no es el más favorable, pero expresó su convicción de que en el congreso de abril habrá un cambio de actitud, que permita orientar su actividad hacia afuera y robustecer su vida interna, superar los conflictos entre perredistas y evitar disputas posteriores.
Más tarde, al pedírsele una opinión sobre la ausencia de los integrantes del CEN, con quienes se reunió la víspera, declaró: "Unos vinieron, otros no, pero estamos todos juntos, que es lo importante".
Irrenunciable, el diálogo con el gobierno
Por su parte, Rosario Robles Berlanga, ex jefa de Gobierno del Distrito Federal, expuso que si bien el PRD mantiene profundas diferencias con el proyecto político que hoy gobierna el país, no se puede renunciar "de ninguna manera" al diálogo y a los acuerdos con la administración federal.
Este diálogo, precisó, debe ser transparente para concretar avances sustantivos para el país, y "manteniendo la identidad y perfil del PRD, cuyo proyecto es alternativo y diferente, y que no olvida nunca que el corazón late a la izquierda. Esto es posible, pero nuestro diálogo fundamental debe ser con la sociedad".
Robles Berlanga desmenuzó la política neoliberal del gobierno foxista, heredada -dijo- de los gobiernos priístas, y que pretende restringir derechos laborales; imponer decisiones con el criterio del dinero y el poder; que reduce la oferta de desarrollo a campesinos y obreros "a una caricaturesca estrategia de changarrización"; que pretende aplicar el IVA a medicinas y alimentos, y limitar los derechos sociales.
"No es posible entonces -sintetizó- divorciar a la economía de la política. Nuestro partido, menos que nadie, puede engañarse. No se puede hablar de mano izquierda en la política, si en las estrategias económicas se aplica la mano fuerte, la derecha".
Robles Berlanga también dijo que nadie le puede escatimar al partido su contribución significativa a la derrota electoral del PRI el año pasado, pues desde 1997, con el triunfo en las elecciones para jefe de gobierno en la capital, "pavimentó el camino para generar la confianza en el cambio y la alternancia en el poder", y advirtió que este capital político no puede ser derrochado por nadie, "mucho menos por los perredistas".
Para ella, el cambio de gobierno federal no garantiza por sí mismo la construcción de un régimen político realmente democrático, porque en el país, y sobre todo en el sureste, el Partido Revolucionario Institucional continúa considerando que tiene una reserva para imponer sus intereses ilegítimos y seguir operando con la impunidad de otros tiempos.
"La derrota de este partido en esa región del país es una prioridad para avanzar en la transformación democrática".