SABADO Ť 20 Ť ENERO Ť 2001
ƑLA FIESTA EN PAZ?
La fiesta maldita
Leonardo Páez
OJALA ESTA NOTA no sea otro motivo de inspiración para Alfonso Pésimo, El Zafio, poeta de altos celos, que en el enrarecido ambiente taurino en que se mueve ya no sabe dónde encontrar temas para llenar espacio, no digamos para acatar consignas.
ÉRASE QUE SE era una Comisión Taurina del Distrito Federal, cuyo nuevo titular, Julio Téllez, fue nombrado por el primer jefe de gobierno democráticamente electo en esta ciudad, Cuauhtémoc Cárdenas, con el propósito de elevar el nivel de observancia del reglamento taurino y de rescatar al sanguinolento espectáculo de la desbocada anarquía que padece.
PARA CUMPLIR CON su cometido, el comisionado reunió a un grupo de aficionados pensantes, no de taurinos involucrados en el negocio, con los cuales intentar devolverle legalidad, transparencia y esplendor a la función taurina en la Plaza México, supuestamente el escenario más importante del país, no a partir del empresario o de los toreros, sino del respeto irrestricto a la dignidad animal del toro de lidia.
DE SEPTIEMBRE DE 1998 al 15 de enero de 2001 la Comisión Taurina procuró asesorar a unas autoridades por lo general desinteresadas no sólo del espectáculo, sino de su importante valor político, cultural, económico y social, hasta que por fin encontró respuesta en el delegado Eduardo Morales, de la Benito Juárez, quien en breve lapso despidió funcionarios corruptos, contrató veterinarios profesionales y respaldó a los jueces de plaza en el desempeño de sus tareas, llegando incluso a suspender un festejo, por no ofrecer la empresa garantías al público al obstruir tareas de verificación a la autoridad, delito reiterado por el que no ha habido sanciones.
El contrataque
PERO LOS TAURINOS, los que se sueñan propietarios del negocio porque le invierten dos pesos, tienen muchas palancas en el poder, y de inmediato cerraron filas en torno al fraude sistemático, a la autorregulación y a la discrecionalidad, convenciendo a no pocas autoridades de que la autoridad no debía inmiscuirse en el espectáculo.
COMO DE NUEVO el empresario de la México prohibiera a los veterinarios de la delegación realizar exámenes post mortem a las reses lidiadas, los miembros de la Comisión Taurina decidieron entonces boletinar (11 de enero) el resultado de los exámenes practicados a los toros de las primeras ocho corridas de la temporada, con el bochornoso dato de que la mitad de éstos no tenían la edad que exige el reglamento.
ACTO SEGUIDO, EL viernes 12 de enero la subsecretaría de gobierno del DF le pidió la renuncia a Julio Téllez, y el martes 16 el resto de los comisionados -escritores, poetas, periodistas, historiadores y profesionistas diversos- presentaron la suya a Andrés Manuel López Obrador.
PERO SON TAN ciegos estos taurinos que suponen que el problema de la fiesta brava era la anterior comisión, y que con la nueva van a ser legales todos sus atropellos. ƑLo lograrán? No se pierda los próximos capítulos de: La Fiesta Maldita.