SABADO Ť 20 Ť ENERO Ť 2001

Juan Arturo Brennan

De trompeta y de trombón

En el marco del reciente Encuentro Universitario de Trombón y Trompeta se realizaron las tradicionales clases magistrales, los ensayos, las revisiones individuales y colectivas de repertorio y, como complemento lógico, los indispensables conciertos.

Entre éstos, algunos fueron protagonizados por los alumnos destacados del encuentro, mientras otros estuvieron a cargo de los maestros invitados, Jon Nelson, Américo Bellotto y Alain Trudel.

Acompañado por la pianista Helena Bugallo, el trompetista Jon Nelson ofreció en la Sala Carlos Chávez un recital dedicado por entero a la música contemporánea, a lo largo del cual puso en evidencia su gran calidad como intérprete, y refrendó el prestigio ganado durante su anterior presentación en México.

Para iniciar, Nelson interpretó la Sonata para trompeta y piano de Paul Hindemith, aplicando a la obra un sonido claro, redondo y limpio, así como una visión estilística desprovista de ornamentos y gestos superfluos. Con ello, Nelson se apegó estrictamente al espíritu árido, seco y objetivo del compositor alemán.

Después, los dos intérpretes abordaron con madurez y soltura una Sonata de Charles Ives, obra típica del pensamiento de este vanguardista compositor estadunidense por cuanto requiere una amplia variedad de aproximaciones de género y estilo. Requiere, incluso, de la participación activa de los músicos en cuanto a la forma final de la pieza, ya que la parte de trompeta está indicada como ad libitum, lo que por una parte da mucha libertad, pero por la otra obliga a un gran rigor en la elección de las líneas de conducta a seguir.

Jon Nelson se encargó enseguida de interpretar una obra capital del repertorio: la Sequenza X para trompeta sola y resonancias de piano de Luciano Berio. Hace algunos meses, el propio Nelson había interpretado la obra en el marco de un concierto del ensamble Onix. Como en aquella ocasión, demostró un dominio absoluto de la compleja obra de Berio, destacando sobre todo su inteligente manejo de los diversos colores, ataques y articulaciones que el compositor exige del instrumento.

A falta de una acústica natural más adecuada para esta obra, las resonancias del piano fueron amplificadas, con resultados satisfactorios. Después de los Dos cánones para Úrsula de Conlon Nancarrow, a cargo de Helena Bugallo, el recital concluyó con una interpretación especialmente atractiva. Nelson y Bugallo abordaron seis de las doce piezas del Zodiaco de Karlheinz Stockhausen, en una combinación instrumental inédita. El Zodiaco es conocido principalmente en la versión grabada con cajas de música, y la posibilidad de comparar esa versión con la ejecutada en trompeta y piano se presta para numerosas e ilustrativas consideraciones. De nuevo, técnica impecable y una enorme intuición estilística por parte de Jon Nelson, quien tuvo en Helena Bugallo una acompañante a la altura de sus cualidades.

Un par de días después, el Encuentro Universitario de Trombón y Trompeta concluyó en la Sala Nezahualcóyotl con un sabroso concierto múltiple. El propio Jon Nelson ancló, desde la primera trompeta, un buen quinteto profesional de metales que exploró repertorio renacentista y barroco. Después, el trompetista Américo Bellotto encabezó un quinteto de jazz conformado por jóvenes músicos mexicanos, y para cerrar el propio Bellotto dirigió una big band formada básicamente por los alumnos asistentes al encuentro, más algunos saxofonistas invitados y los miembros del quinteto de jazz.

Si se considera que estos tres grupos se formaron apenas unos días antes del concierto, los resultados musicales fueron satisfactorios, sobre todo en lo que se refiere a la disposición, actitud y concentración de los jóvenes músicos. Vale decir que, al final del Encuentro, los maestros invitados se manifestaron positivamente sorprendidos por el nivel de los participantes y, sobre todo, de manera general, por la productiva continuidad que se ha dado a estos encuentros en los últimos años. Los frutos trascendentes se verán y se oirán cuando estos y otros jóvenes músicos mexicanos se integren de manera profesional a nuestras orquestas, bandas, grupos y ensambles diversos.

Por lo pronto, este encuentro demostró, una vez más, que la trompeta es la auténtica reina de los instrumentos.