SABADO Ť 20 Ť ENERO Ť 2001
Ť Expresar unida el anhelo del cambio o perseverar en la fragmentación, su reto
Requiere la nación de un fuerte partido de izquierda, plantea Cuauhtémoc Cárdenas
Ť Por supuesto que "estamos actuantes y activos", afirma el dirigente Jesús Ortega
JUAN ANTONIO ZUÑIGA M.
Dirigentes, militantes, legisladores y ex funcionarios de diferentes corrientes y tendencias dentro del mayor espectro conjunto que ha tenido en su historia la izquierda mexicana, intentarán llenar este año un hueco claramente definido por un grupo de personalidades del Partido de la Revolución Democrática (PRD), entre quienes figura el ex candidato presidencial Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano:
"La nación requiere un fuerte partido de izquierda que represente una alternativa de desarrollo económico independiente, con igualdad y democratización integral.
"Un partido que enfrente al nuevo gobierno; reclame la promesa incumplida; movilice a la sociedad para impulsar un verdadero proceso de cambio; detenga los embates frente a la soberanía o las agresiones del neoliberalismo económico; reaccione ante las acciones de la derecha conservadora, y colabore al entierro del partido de Estado, subvirtiendo su base social y liberándola de las garras del corporativismo. Ese partido hoy no existe".
A partir de esta ausencia, y un Presidente de la República autodefinido como de centro-izquierda, se ha generado un aparente contrasentido que directiva, militantes, corrientes y personajes del PRD intentan dilucidar en la ruta a su cuarto congreso nacional, en la cual hoy se conocerá la posición de su dirigente moral y fundador, Cuauhtemoc Cardenas.
Imanol Ordorika, ex dirigente del Consejo Estudiantil Universitario (CEU), ex integrante del equipo de campaña del propio Cárdenas y consejero nacional del PRD, evalúa: "Yo creo que la izquierda está en una situación muy difícil. Esta en una situación de confusión generalizada y de falta de claridad; pero al mismo tiempo se encuentra frente a una situación nacional en la cual existen buenas posibilidades de ocupar un espacio mayor en la política nacional, y de atender una serie de temas y de problemas que son preocupación de grandes segmentos de la población".
Prácticamente no ha habido autocrítica que no tenga como referencia el descalabro electoral del 2 de julio del 2000; pero el pasado marginal de la izquierda, anterior a 1988, se extiende como un fantasma al que nadie desearía volver y se exorciza tanto en las caracterizaciones de la crisis izquierdista, como en su actual indefinición.
Pablo Gómez, dirigente estudiantil en 1968, ex preso político, integrante del Partido Comunista Mexicano, impulsor de la apertura que dio origen al PSUM, al Partido Mexicano Socialista, al PRD -del cual fue presidente y uno de los parlamentarios con mayor experiencia-, y quien encabeza la comisión para la reforma del partido, apunta:
"La derrota que significó para el PRD no haber logrado encabezar la gran corriente opositora nacional no fue, sin embargo, una derrota programática, sino político-electoral. Los planteamientos básicos del partido en materia de nuevo régimen democrático, programa social, superación del neoliberalismo y defensa de la soberanía siguen teniendo fuerza y prestigio en el país, más allá del electorado que se inclinó a favor del PRD el 2 de julio del 2000".
Jesús Ortega, ex secretario general del PRD, ex diputado, actual coordinador de la fracción de este partido en la Cámara de Senadores, y dirigente de la corriente Nueva Izquierda -considerada como la de mayor fuerza al interior del partido del sol azteca-, responde a la defensiva de los embates que auguran que su partido no estará a la altura de las nuevas circunstancias políticas del país:
"Yo rechazo, de algunas gentes, una visión catastrofista de la izquierda. Están de tiradores, de francotiradores bosnios; sin ningún aporte, y en una crítica inconstante y en muchas ocasiones incorrecta de la izquierda. Por supuesto que la izquierda está presente, actuante y ha tenido un aporte extraordinario al desarrollo de la vida democrática del país.
"No pueden hacer una reflexión sobre la izquierda a partir de que no ganamos las elecciones del 2 de julio, y a partir de ahí construir una visión catastrofista de que no existimos, de que estamos en la marginalidad. Eso no es cierto; por supuesto que estamos actuantes y activos".
La construcción de ese partido, "que hoy no existe en México", encuentra posiciones que matizan profundas diferencias sobre su construcción y programa. Amalia Dolores García Medina, ex militante del PCM, feminista, ex senadora y actual presidenta del PRD nacional plantea:
"No considero que la unidad de las izquierdas sea un asunto de principios; es esencialmente político, ya que las condiciones objetivas de la competencia electoral y la confluencia de grupos hacia el polo de derecha, determinan que, de las opciones posibles, la manera más eficaz de enfrentar al referente único de la derecha, es la de crear un solo polo electoral en el centro-izquierda que represente el progreso, la justicia, la equidad, la mayor igualdad y las libertades ciudadanas e individuales".
La izquierda mexicana anda en busca de su identidad. Pero mientras la encuentra, el concepto "neoliberalismo de izquierda" parece abrirse paso paulatinamente, aunque todavía no se observa con nitidez.
Imanol Ordorika responde a la pregunta: Ƒexiste el neoliberalismo de izquierda en el PRD? "Mira, yo creo que sí existe, ni siquiera es un proceso totalmente consciente. Yo le llamo posibilismo. Es decir, sólo lo que es posible; sólo es posible bajar un poquito los impuestos a los sectores desposeídos de la población; sólo es posible redistribuir el ingreso un poco; sólo es posible gestionar el neoliberalismo con una faceta más humana".
Sin embargo, los fallos del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) en los casos de Yucatán y Tabasco, ambos por denuncias interpuestas y sostenidas por el PRD, y la elevación presupuestal de 31 mil millones de pesos en el gasto social para este año -propuesta por los legisladores perredistas-, podrían inscribirse en los planteamientos posibilistas impulsados por Amalia García desde la presidencia del CEN perredista.
Con una trayectoria de base y una experiencia desde las zonas clandestinas de la oposición armada de la década de los setenta del siglo recién concluido, el ex diputado federal perredista y actual secretario general de este partido, Jesús Zambrano Grijalva, aborda el asunto desde una perspectiva que trasciende al PRD.
"Yo creo -sostiene- que la izquierda en nuestro país hoy la podemos encontrar por lo menos en cuatro vertientes. La político electoral que se expresó en los comicios del pasado 2 de julio, y en procesos electorales posteriores, sin duda está localizada en el PRD. Está también el EZLN y todo lo que alrededor de él se mueve, se desenvuelve, y que han decidido, por lo que ya sabemos, conformarse en una fuerza política no partidista.
"Luego tenemos a una izquierda que se expresa fundamentalmente en organizaciones sociales y varias no gubernamentales, que por su propia naturaleza no pueden reflejarse en sus aspiraciones de manera cotidiana en un partido como el nuestro, o en un movimiento como el del EZLN, aunque en distintos momentos y coyunturas dan solidaridad a unos o votan por el otro. Y hay una izquierda que está conformándose, que está en ciernes, en busca de un perfil propio o en busca de una confluencia con otras fuerzas, especialmente con el PRD, y que está dentro de lo que había venido siendo el PRI".
Autocrítico sin concesiones en sus análisis, e institucional en su práctica política, Jesús Zambrano vaticina que dentro del proceso político en curso "lo que vamos a tener va a ser un realineamiento importante de fuerzas donde el propio PRD está obligado a plantearse, con mucha seriedad, hasta dónde logrará superar la crisis que hoy vive de ese agotamiento de su ciclo de desarrollo, sobre la base de renovarse a sí mismo, o sobre la base de buscar una confluencia con otros sectores de este movimiento político de la izquierda que hay en el país". Remata: "No hay claridad. Creo que hay una suerte de rezago en la elaboración teórica".
Militante perredista surgida de las luchas del sindicalismo universitario, feminista, ex diputada federal; secretaria general de Gobierno en los 22 meses que Cuauhtémoc Cárdenas encabezó la administración pública capitalina, y jefa de Gobierno del DF de octubre de 1999 al 5 de diciembre del 2000, Rosario Robles sostiene, en la búsqueda de la identidad de la izquierda, el enfoque original de la democracia perredista.
Como consejera nacional plantea: "Para nuestro partido, que se propone democracia y patria para todos, la democracia tiene un sentido y es justamente la patria para todos. La democracia es que los 70 millones de mexicanos que viven en la pobreza tengan oportunidades, no que tengan más migajas".
Apunta: "Tenemos que definir una línea muy inteligente, pero debemos partir de un supuesto elemental, y es que no hay democracia en ningún país, y mucho menos en México, que pueda mantenerse sobre el frágil sustento de la miseria y de la desigualdad. Y es allí donde está nuestra acción fundamental".
En tanto, sólo una cosa parece clara: para el PRD la democracia es disenso, y no consenso.